Si no fuera porque todos acababan de escuchar su voz, nadie habría creído que la persona frente a ellos era realmente la hija consentida del duque Guillermo, la señorita Gracia.—¿Qué… cómo acabaste así? —preguntó el director, asombrado.Gracia apretaba los dientes, bajando la cabeza mientras se clavaba las uñas en la palma de la mano:—Una alergia…—¿Qué tipo de alergia te convierte en un maldito cerdo? —se burlaron algunos de los presentes.Adriana, en ese momento, lo entendió todo.Recordó esa botella que estaba casi vacía de la nada, se preguntó si idiota la habrá usado como crema para la cara.Adriana no pudo evitar sonreír. Gracia vio esa sonrisa y apretó aún más los dientes en silencio.El director y los guionistas rieron y luego dijeron:—Esto es lo que pasa. No podemos posponer nuestro cronograma de grabación, está estipulado en el contrato. Si puedes desinflamar tu cara para esta noche, te grabaremos. Si no, todos los segmentos de hoy los cubrirá la señorita Adriana.—Yo…Gra
El ambiente era tranquilo, con el campo de flores rodeando el valle, el valle abrazando un río y, a lo lejos, las imponentes montañas nevadas. No era temporada alta, entonces habían pocos turistas, pero las flores brillaban, bellas como siempre.Adriana siguió el camino.De repente, entre un montón de camelias, vio una flor especial.¡Una amapola azul!Estaba asombrada. Esta rara flor solo crecía en Marépolis, y era la primera vez que la veía en persona.No pudo evitar acercarse para olerla. Su fragancia única impregnó su nariz, y cerró los ojos, sintiendo cómo nuevas ideas el concurso de perfumes aparecían en su mente.Sin embargo, le surgió una duda: ¿por qué una flor tan única estaba creciendo entre camelias?Con cierta sospecha, levantó la vista y notó otra amapola azul sobresaliendo entre las camelias no muy lejos. Impulsada por la curiosidad, continuó avanzando, sorprendida al encontrar una flor cada pocos pasos.Cuando llegó al final del campo, junto al río, no encontró ningún l
—¡Preparen el carro!Apenas terminó de hablar, José bajó las escaleras rápidamente.El carro llegó al lugar de filmación del equipo. Desde lejos, ya se podía ver a todos los miembros del equipo en pánico. Rafael llevó directamente al director hasta José.El director, al ver la cara de José, pensó que estaba insatisfecho con su desempeño y que había decidido no invertir. Ansioso, se disculpó:—Señor José, esto ha sido un error de nuestra parte, pero nunca antes habíamos tenido un accidente como este…—¿Han encontrado a la persona? —interrumpió José, con un tono extremadamente amenazante.El director se estremeció de miedo:—Todavía no… Estamos haciendo todo lo posible para encontrarla…Los ojos de José se llenaron de ira, estaba a punto de ceder ante sus emociones.—Señor José —intervino Rafael, tratando de calmarlo—, ya hemos enviado a los rescatistas. Aunque el agua es profunda, la corriente no es muy fuerte…Antes de que pudiera terminar, José se giró, subió al carro y arrancó, dejan
—Un poco. —respondió Adriana.—¡No te creo! —El anciano volvió a su tono cortante—. ¿Qué puede saber una jovencita como tú?—En esta casa hay aromas de camelia, magnolia, prímula y rododendro. Si no me equivoco, estás trabajando en una fragancia de notas medias. Estas flores tienen aromas suaves y ligeros, por lo que necesitas un aroma fuerte y profundo para equilibrarlas. Por eso estás esperando que las amapolas azules estén maduras, ¿cierto?Con solo inhalar, Adriana analizó todos los aromas de la casa.Los ojos del anciano se iluminaron, y después de unos segundos de asombro, la miró fijamente y preguntó:—¿Todo eso lo sabes solo con tu nariz?Adriana, viendo su expresión exagerada, sonrió y asintió.—Así es.El viejo entrecerró los ojos y comenzó a caminar en círculos, pensando en voz alta:—Reconocer a las personas por su aroma…Reflexionó antes de agregar:—He conocido a personas con ese talento, pero eso fue hace más de veinte años… Nunca imaginé que una joven como tú también lo
—¡Han destruido mis amapolas azules! ¿Cómo no iba a ir a ver quién fue? —dijo el anciano, molesto. Al recordar las flores arruinadas, su corazón todavía dolía.—¿Y vio cómo era esa persona? —preguntó Adriana con curiosidad.—Y si lo vi, ¿qué? No lo conozco, y tampoco soy policía —respondió el anciano mientras la miraba de reojo—. De todas formas, sigues viva, ¿no? Espero que después de esta lección te entre algo de sentido común.Adriana no pudo evitar reír.—En realidad, ya presentía que era una trampa…—¿Y aun así te metiste? ¡Qué ingenua! —el anciano le parecía ridícula..—Pero la situación era una urgencia, y no había nadie más alrededor. Si esa persona realmente estaba ahogándose y yo no lo ayudaba, habría muerto. —Adriana respondió con sinceridad.El anciano torció los labios.—¿Quién dijo que no había nadie? ¿Yo qué soy?—Entonces, ¿usted lo habría salvado? —preguntó Adriana, intrigada.—¡Por supuesto que no! Arruinó mis flores, ¡ojalá lo hubiera visto ahogarse! —respondió el an
Después de decir eso, el viejo se dio la vuelta y salió, Eso sí, sin olvidarse de hacer una última advertencia:—La habitación vacía es para ti, sube a dormir, pero no vayas a desordenar mi sala de perfumería.El viejo se alejó, con las manos detrás de la espalda.Adriana no pudo evitar quedarse un rato más en la sala de perfumería.Ella también era una apasionada de los perfumes, tal vez esa fue la razón por la que pudo sentirse cómoda tan rápido con el viejo y hablar con él tan fácilmente.Aunque la sala de perfumería era pequeña, estaba completamente equipada, y muchas de las mezclas de esencias eran combinaciones que nunca había olido antes.Tampoco pudo evitar admirar su interior: aunque no era muy ostentoso, en realidad tenía un enfoque único en la perfumería y una perspectiva diferente de todas las fragancias.Dando una vuelta por la sala, Adriana se inspiró profundamente. Ahora podía comprender muchas cosas que antes no le eran claras. Al salir de la sala de perfumería, Adrian
—No lo malinterpretes, es que...— Adriana suspiró. Esto, en realidad, era muy largo de explicar, pero tenía que decirlo:—O sea, sí, somos esposos. Solo que le digo tío cuando hay extraños alrededor — dijo, con una sonrisa incómoda y forzada.—¡A mí me va y me viene si son o no no esposos! — El viejo, impaciente, se dio la vuelta y, después de presionar un botón al azar, la trampa para animales en la pierna de José se abrió automáticamente.Adriana vio los agujeros sangrientos en su pierna y lo escuchó quejarse del dolor, tratando de soportarlo. Solo con eso, se imaginó el dolor que él debía estar sintiendo. Con afán, preguntó:—¿No hay un hospital por aquí cerca?—Tú misma lo dijiste, no hay ni una sola persona aquí, ¿dónde vas a encontrar un hospital?El viejo respondió con sarcasmo.—Es solo un rasguño, no es nada serio— José la tranquilizó, mientras se quedaba sentado. Estaba inmóvil, mirando fijamente los ojos preocupados de Adriana observando su herida.¿En serio le preocupaba ta
José cerró los ojos y suspiró, tratando calmarse.Con el pie que no estaba herido, levantó suavemente la manta del suelo y la puso sobre Adriana. Luego, apoyó la cara sobre sus manos y se quedó viéndola dormir durante un buen tiempo. Ella estaba en un sueño profundo.No sabía cuánto tiempo había pasado, pero finalmente la mujer en el suelo se movió un poco, estiró las piernas y abrió los ojos.—¿Ya te despertaste? — preguntó ella.José rápidamente apartó su mirada y extendió las manos:—Me acabo de despertar.—Ah.Adriana se revisó rápidamente de arriba a abajo, y respiró aliviada.A lo que se levantó del suelo y preguntó:—¿Cómo va tu herida? ¿Puedes caminar hoy?—Claro que sí. José aclaró la garganta, quitándose la irritación de la garganta:—Puedo caminar en cualquier momento, depende de ti.—Yo también estoy bien.Adriana dijo:—Entonces voy a salir a decirle al viejo que nos vamos.Adriana apenas acababa de salir del cuarto, cuando José ya había salido cojeando por su propia cue