—¡Ánimo!—¡Vamos!Las personas alrededor, entusiasmadas, comenzaron a animarlos.Gracia empezó a fingir. Apenas José comenzó a correr, ella exclamó desde su espalda:—¡José, vaya más despacio! ¡Tengo miedo!Por lo visto, sabía perfectamente quién era él. Al parecer, la familia del duque Guillermo estaba muy bien informada.José empezaba a molestarse. Se sentía como un idiota cargando a una mujer cansona, solo para recoger una simple hortensia. No podía entender por qué, en ese momento, había tomado una decisión tan estúpida. ¡Era una pérdida de tiempo!Mientras pensaba en eso, ya había llegado al cesto de las hortensias. La aguda voz de Gracia aún resonaba en sus oídos:—¡José, eres el mejor! ¡Qué rápido vamos!—Baja un poco más, José. Si te inclinas un poco más, puedo alcanzarlo.José apretó los dientes, sentía que la mujer sobre su espalda era como un niño que paraba de gritar. Su paciencia estaba al límite. En un impulso, relajó las manos y la dejó caer directamente en el cesto de h
—José le lanzó una mirada asesina a Adrián.Él cargó a su esposa, ¿qué tenía que ver eso con él?Sin embargo, Adrián no parecía intimidado. Solo se preocupó por Adriana:—Traje un poco de crema para raspones, puedo echártela luego.—No, gracias. Estoy bien —respondió Adriana con una sonrisa tranquila.La mirada de José expresaba un odio aún más profundo. Ese tal Adrián no solo se atrevía a coquetearle a su esposa, ¡sino que lo hacía frente a él y más de una vez!Quería acercarse para llevársela, pero los miembros del equipo de grabación lo reconocieron y lo rodearon rápidamente:—¿José? ¿Por qué está aquí? ¿Por qué no nos avisó? No estábamos preparados…Rafael, viendo que el jefe se ponía cada vez más incómodo, se apresuró a intervenir:—El señor José está pensando en invertir en la grabación de su video promocional.—¡Nos encantaría!Los miembros del equipo estaban maravillados:—¡Con ese apoyo, tendremos más presupuesto! Gracias, José, por su interés en la cultura local.Rafael apena
Adriana se sentó al borde de la cama, con el corazón aún latiendo acelerado, y sintió algo inesperado.José, ese hombre tan frío, siempre mostraba su lado tierno cuando menos lo esperaba.—¿No estabas muy ocupada? ¿Por qué estás distraída?José, con los ojos cerrados, preguntó de repente, asustando a Adriana, quien rápidamente tomó su guion y se fue a la sala a seguir practicando, con miedo de que él cambiara de opinión.Solo cuando terminó de memorizar todo el guion, se relajó. José ya estaba profundamente dormido en el piso. Con cuidado, lo cubrió con una manta antes ir a lavarse el rostro y aplicarse sus productos para la piel diarios.Fue hacia la habitación del hotel que había sido transformada temporalmente en un área de maquillaje, compartida por todo el equipo.Cuando Adriana entró, no esperaba encontrarse con Gracia.¿Tan tarde? ¿Será que también estaba practicando su guion?Gracia había esperado a que todo el equipo terminara su turno y apagaran las cámaras para ir al área de
Si no fuera porque todos acababan de escuchar su voz, nadie habría creído que la persona frente a ellos era realmente la hija consentida del duque Guillermo, la señorita Gracia.—¿Qué… cómo acabaste así? —preguntó el director, asombrado.Gracia apretaba los dientes, bajando la cabeza mientras se clavaba las uñas en la palma de la mano:—Una alergia…—¿Qué tipo de alergia te convierte en un maldito cerdo? —se burlaron algunos de los presentes.Adriana, en ese momento, lo entendió todo.Recordó esa botella que estaba casi vacía de la nada, se preguntó si idiota la habrá usado como crema para la cara.Adriana no pudo evitar sonreír. Gracia vio esa sonrisa y apretó aún más los dientes en silencio.El director y los guionistas rieron y luego dijeron:—Esto es lo que pasa. No podemos posponer nuestro cronograma de grabación, está estipulado en el contrato. Si puedes desinflamar tu cara para esta noche, te grabaremos. Si no, todos los segmentos de hoy los cubrirá la señorita Adriana.—Yo…Gra
El ambiente era tranquilo, con el campo de flores rodeando el valle, el valle abrazando un río y, a lo lejos, las imponentes montañas nevadas. No era temporada alta, entonces habían pocos turistas, pero las flores brillaban, bellas como siempre.Adriana siguió el camino.De repente, entre un montón de camelias, vio una flor especial.¡Una amapola azul!Estaba asombrada. Esta rara flor solo crecía en Marépolis, y era la primera vez que la veía en persona.No pudo evitar acercarse para olerla. Su fragancia única impregnó su nariz, y cerró los ojos, sintiendo cómo nuevas ideas el concurso de perfumes aparecían en su mente.Sin embargo, le surgió una duda: ¿por qué una flor tan única estaba creciendo entre camelias?Con cierta sospecha, levantó la vista y notó otra amapola azul sobresaliendo entre las camelias no muy lejos. Impulsada por la curiosidad, continuó avanzando, sorprendida al encontrar una flor cada pocos pasos.Cuando llegó al final del campo, junto al río, no encontró ningún l
—¡Preparen el carro!Apenas terminó de hablar, José bajó las escaleras rápidamente.El carro llegó al lugar de filmación del equipo. Desde lejos, ya se podía ver a todos los miembros del equipo en pánico. Rafael llevó directamente al director hasta José.El director, al ver la cara de José, pensó que estaba insatisfecho con su desempeño y que había decidido no invertir. Ansioso, se disculpó:—Señor José, esto ha sido un error de nuestra parte, pero nunca antes habíamos tenido un accidente como este…—¿Han encontrado a la persona? —interrumpió José, con un tono extremadamente amenazante.El director se estremeció de miedo:—Todavía no… Estamos haciendo todo lo posible para encontrarla…Los ojos de José se llenaron de ira, estaba a punto de ceder ante sus emociones.—Señor José —intervino Rafael, tratando de calmarlo—, ya hemos enviado a los rescatistas. Aunque el agua es profunda, la corriente no es muy fuerte…Antes de que pudiera terminar, José se giró, subió al carro y arrancó, dejan
—Un poco. —respondió Adriana.—¡No te creo! —El anciano volvió a su tono cortante—. ¿Qué puede saber una jovencita como tú?—En esta casa hay aromas de camelia, magnolia, prímula y rododendro. Si no me equivoco, estás trabajando en una fragancia de notas medias. Estas flores tienen aromas suaves y ligeros, por lo que necesitas un aroma fuerte y profundo para equilibrarlas. Por eso estás esperando que las amapolas azules estén maduras, ¿cierto?Con solo inhalar, Adriana analizó todos los aromas de la casa.Los ojos del anciano se iluminaron, y después de unos segundos de asombro, la miró fijamente y preguntó:—¿Todo eso lo sabes solo con tu nariz?Adriana, viendo su expresión exagerada, sonrió y asintió.—Así es.El viejo entrecerró los ojos y comenzó a caminar en círculos, pensando en voz alta:—Reconocer a las personas por su aroma…Reflexionó antes de agregar:—He conocido a personas con ese talento, pero eso fue hace más de veinte años… Nunca imaginé que una joven como tú también lo
—¡Han destruido mis amapolas azules! ¿Cómo no iba a ir a ver quién fue? —dijo el anciano, molesto. Al recordar las flores arruinadas, su corazón todavía dolía.—¿Y vio cómo era esa persona? —preguntó Adriana con curiosidad.—Y si lo vi, ¿qué? No lo conozco, y tampoco soy policía —respondió el anciano mientras la miraba de reojo—. De todas formas, sigues viva, ¿no? Espero que después de esta lección te entre algo de sentido común.Adriana no pudo evitar reír.—En realidad, ya presentía que era una trampa…—¿Y aun así te metiste? ¡Qué ingenua! —el anciano le parecía ridícula..—Pero la situación era una urgencia, y no había nadie más alrededor. Si esa persona realmente estaba ahogándose y yo no lo ayudaba, habría muerto. —Adriana respondió con sinceridad.El anciano torció los labios.—¿Quién dijo que no había nadie? ¿Yo qué soy?—Entonces, ¿usted lo habría salvado? —preguntó Adriana, intrigada.—¡Por supuesto que no! Arruinó mis flores, ¡ojalá lo hubiera visto ahogarse! —respondió el an