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—No sé qué haré con exactitud, lo único que sé, es que tendré a mi bebé, y lo cuidaré de quien sea, incluso si Andrés no me responde, estoy dispuesta a ser padre y madre para mi hijo. —¿Qué hijo? —exclamó Bennett irrumpiendo de pronto en la habitación—. ¿Natalia, estás embarazada? ¿Esperas un hijo de… Andrés? Natalia y Evangelyn se miraron con angustia al ser descubiertas por su hermano. Natalia asintió, no podía ya negarlo. —Sí. —¡Dios mío! ¿Y él ya lo sabe? Deben casarse, es más, podemos hacer boda doble —exclamó con emoción, pero también preocupado por su hermana, era muy joven para ser madre, después de todo. Natalia sintió nervios, hundió la mirada. —Aimè confirmó su embarazo, espera un hijo de Andrés. —¿Qué? ¡No! Esa tipa es una mentirosa de pacotilla, pero si es cierto, ¡Andrés pagará por burlarse de ti! —exclamó Bennett furioso —No, por favor, no hagas nada, ya he tenido suficiente, yo asumiré toda la culpa. —¿Qué? Claro que no, Andrés pagará lo que hizo —sentenció Be
Evana bajó del auto y corrió adentro del hospital. Margaret y Bennett fueron detrás de ella. De camino al hospital, Evana logró hablar con Marcus, apenas entró, él ya estaba ahí. —¿Qué pasó? —exclamó Evana frustrada, asustada. —Aún no me dicen nada, esperemos —dijo Marcus. Evana estaba tan asustada, que cuando Marcus la abrazó, ella temblaba. Los pensamientos de Evana eran dispersos, estaba demasiado ansiosa, solo quería ver a su hija bien. Natalia apareció después, nadie les decía nada, estaban desesperados, hasta que, por fin, el doctor salió. —¿Son padres de la paciente Evangelyn Ford? —preguntó el doctor —sí, ¿Cómo está nuestra hija, doctor? —exclamó Marcus —Bueno, Evangelyn sufrió una sobredosis de fentanil0, casi muere, está grave, estamos haciendo todo lo posible para que mejore. Esas palabras destrozaron el corazón de Marcus, sus ojos se volvieron llorosos, no podía creerlo, ¿su hija se drogaba? El doctor se fue, Evana sollozó, cubriendo con sus manos su rostro —¡E
Aimé soltó el trozo de vidrio que tenía en sus manos, estaba asustada al ver a Jonathan Grimm ahí, se sintió perdida, sabía que ahora estaba descubierta, su máscara cayó. —Yo… —la mujer no pudo hablar, se sintió descubierta, Aimè tembló de miedo, ahora estaba en verdaderos problemas. —Nada de lo que digas te salvará, pequeña serpiente —sentenció Sabrina. —Llamen a la policía —dijo Jonathan—. Pagarás por lo que le hiciste a mi sobrina Evangelyn. La mujer le vio con ojos enormes, asustados. —¡Yo no quería, Pablo me obligó! Jonathan y Sabrina se miraron con miedo, impactados de lo que la mujer les decía. La policía llegó, y arrestaron a Aimè por agresión, también iban a investigar lo que ella dijo sobre Pablo. Cuando se fueron todos, Sabrina mirò a Jonathan. Ella rompió en llanto, se sentía triste, defraudada. —¡No está embarazada! No tendremos un nieto, Jonathan, no estaba engañando, quería el dinero que tenemos en el banco, la herencia que mi padre me dejó —dijo la mujer con t
—¿Qué dices, Marcus? —exclamó Dante Swift. —No soy tonto, lo sabes, he visto durante un tiempo como la miras, como la tratas, he visto tu actitud, quiero decir, no te odio, solo quiero saber desde cuándo. Dante no pudo hablar, su mente era tan confusa. El abogado Lazcano llegó, los interrumpió, fue un salvavidas para Dante, porque Marcus fue con él, se alejó. El abogado le mostró el video donde Evangelyn subía al auto y Pablo estaba ahí. —¡Debe pagar por lo que hizo a mi hija! —exclamó Marcus severo El abogado asintió —Claro que lo hará, pronto será detenido. —¿Y qué hay de Irina? Necesito que sea atrapada, esa mujer es un dolor de cabeza para mi familia y para mí —sentenció. —Siguen buscándola, aunque hay un rumor de que la mujer pudo huir a una provincia —señaló Marcus respiró profundo, supo que no podría dormir tranquilo si esa mujer seguía por las calles, con una estúpida idea de venganza en su contra. Evana salió y Marcus fue con ella. —¿Cómo está? —Estaba asustada, ¿
Sabrina caminó por los pasillos, estaba destrozada, Evana se encontró con ella, al verla tan mal no dudó en apoyarla. —¿Qué pasa, Sabrina? Evana abrazó a Sabrina. Ella rompió en llanto. —Estoy sufriendo, estoy destrozada, Evana. Ambas tomaron asiento en una banca. —¿Qué pasa, Sabrina? Cuéntame, por favor. —Voy a divorciarme, Evana. Evana se quedó perpleja al escuchar esas palabras de la boca de Sabrina. —¿Por qué? Pero ¿tan mal está todo? —Peor, Evana, Jonathan me engaña con una jovencita, él me dejó para siempre, se acabó el amor, al menos su amor por mí, quizás tuve la culpa, me alejé, me volví otra, no le di el suficiente amor. He sido tan mala persona, mira lo que le hice a Natalia, y a ti, estoy acabada. Evana no soportaba escuchar eso, para ella Sabrina era su mejor amiga, casi como una hermana. La abrazó con fuerzas. —Lo siento tanto, Sabrina, no me gusta verte así, no me lo creo que Jonathan haya hecho algo como esto, él parecía ser un buen hombre amoroso, ¿Cómo pu
Natalia estaba en casa con Sabrina, ella se esforzó en atenderlos, su humor había cambiado, ahora volvía a ser la amorosa tía que Natalia recordaba. Pronto, fue la hora de la despedida, Andrés llevaría a Natalia a casa. Ella se preguntó si debía decir a su tía la verdad sobre su embarazo, pero decidió esperar, se dieron un beso de despedida. Al irse Sabrina no pudo evitar sentirse triste, tenía una gran casa, pero estaba sola completamente, ya no tendría un nieto, eso pensaba, y había perdido a su esposo. Dentro de poco su hijo se casaría. Sabrina caminó al salón, observó una fotografía de ella al lado de Jonathan, pensó en él, su dedo acarició esa foto, donde estaba su rostro, lo extrañaba mucho, lo extrañaba con todas las fuerzas de su corazón, pero no era capaz de buscarlo, se sostenía en su orgullo, era todo lo que le quedaba. Andrés condujo el auto para llevar a Natalia de vuelta a la mansión Ford. Al llegar, él detuvo el auto frente a la mansión. Natalia se quitó el cintu
Irina quiso inyectarla, se abalanzó sobre Evangelyn que gritaba, pero la puerta se abrió. Oscar entró, Irina retrocedió, la inyección cayó a sus pies, corrió empujando al hombre, él oprimió el botón de emergencias, corrió tras Irina, pidió que llamaran a la policía. —Hay una asesina en el hospital. Los doctores se asustaron, los guardias fueron a buscar a la mujer. Pero, Oscar volvió con Evangelyn. La encontró llorando en la habitación, estaba muy asustada, mientras el doctor la revisaba, le inyectó un calmante, luego el médico salió. Oscar se acercò a ella —Tranquila, vas a estar bien. Evangelyn tomó su mano. —¿Ella escapó? ¿Verdad? —Aún no lo sé, pero te aseguro que los guardias y la policía ya la están buscando. —Ella es una criminal, quiere lastimar a mi familia. Oscar no soltó su mano, se sentó al borde de la camilla, acarició su rostro con dulzura. —Calma, ella no va a dañarte, no lo permitiré. Evangelyn se quedó silenciosa por un segundo, mirò sus ojos. —Me has sa
Marcus tenía la mirada brillante, se acercò y abrazó a Natalia. —Mi niña, cuánta felicidad me das, ¡seré abuelo! —exclamó feliz, mientras Natalia se abrazaba con fuerza a él, las lágrimas, esta vez de felicidad cubrían sus ojos—; Seremos abuelos, los cuatro —dijo señalando a Evana, Jonathan y Sabrina. Sabrina se levantó, abrazó a Andrés. —¡Seré abuela como tanto lo deseé! Cuando dejó a su hijo abrazó a Natalia, ella correspondió. —Sí, tía, y me alegro verte feliz con la noticia. Sabrina acunó su rostro. —No sabes la felicidad que me has dado, me has devuelto la esperanza, mi niña. Natalia volvió a abrazarla. Evana estaba tan emocionada. —Propongo un brindis, aunque será con jugo de naranja para la futura madre, pero, propongo un brindis por nuestras alegrías, sè que, la felicidad es abstracta, un dìa estamos en lo alto, al siguiente podemos caer bajo, pero, quiero creer que el amor es la fuerza de una familia para salir adelante, para nunca dejarse vencer, y somos todos una f