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Ella talló sus manos, estaba nerviosa —Necesitaba aire, quise salir a caminar. Él la miró con ojos pequeños, expectantes —¿Y no pudiste avisar a donde ibas? ¿O si quiera llevar compañía? Pudo haberte pasado algo. —Pero, nada pasó —dijo con franqueza Él la miró severo —¿Qué sucede ahora, Evana? No digas que nada, no te creo. Ella recordó todo. —¿Tantas horas caminaste, donde estuviste? —exclamó con intriga—. ¿O con quien estuviste? Ella sintió temor, pensó en Álvaro, quiso decir toda la verdad, y tuvo miedo, ¿Cómo reaccionaría Marcus? —Caminé, ya te lo dije, solo quería aire. —No te creo —espetó con recelo —Pues no me importa, yo no sabía que vendrías temprano, es que como siempre estás en la empresa, es que como no tienes tiempo para venir a casa ni a comer, a pesar de tu promesa, pues claro, y seguro que te sientes muy feliz ahí, y al lado de quien tanto te importa, —¿Y eso que rayos significa? —exclamó frustrado —Significa nada, no necesito nada, ¡Vete! Anda, vuelve a t
Evana admiraba el lugar, era un hermoso museo. —Te traje a un lugar aburrido, ¿Verdad? Ella negó ante su marido, tomó su mano, sonrió. —En realidad, me gusta este lugar, pero, sabes, me gusta más porque estás conmigo. —No creas que quiero estar lejos de ti, nunca, Evana, solo, el trabajo me consume, tampoco planeo ser un esposo al que no veas jamás, prometo que voy a arreglar mis tiempos para estar a tu lado. Evana sonrió, sus manos se colgaron a su cuello, estaban tan cerca, él besó sus labios con dulzura. Caminaron por el museo, y luego se sentaron a comer en el restaurante del lugar, bebieron un coctel, era un hermoso día. —¿Por qué piensas que entre Pilar y yo hay algo? Evana bajó la mirada, avergonzada. —Yo… lo siento, escuché rumores. Marcus rio de sus palabras. —¿De verdad? No, Evana, soy todo menos un infiel y traidor, no pienso en ninguna mujer, que no sea la mía, sé que, tienes muchas razones para desconfiar de mí, sé que han roto tu corazón, pero sé cuanto duele l
Al llegar a casa, escucharon esos gritos, Marcus se apuró a entrar, pronto vio a su madre Fátima peleando con Sabrina, la gritaba e insultaba de forma despiadada. —¡Basta, madre! No permitiré que humilles a mi hermana, detente. —¡¿Cómo te atreves, Marcus?! ¡Está zorra está embarazada de quien sabe quién! —¡Porque lo dijiste, Evana? Evana dio un paso atrás. —¡¿Qué?! ¡Yo no lo dije! —Fui yo —dijo Nicol—. Está zorra no merece ser una Ford. Evana dio una fuerte bofetada a Nicol, quien la miró estupefacta, tocándose la mejilla adolorida. Álvaro recién llegado, al lado de su abuelo, corrió a interponerse. —¡¿Por qué has pegado a mi mujer?! Marcus se puso ante él. —Porque tu esposa es estúpida, y ofende a tu tía Sabrina. —¿Tía? Esta bastarda no es nada mío. ¿Ahora que hizo? —¡No Hables así de mi hija! —sentenció Andrés—. ¡¿Qué está pasando aquí?! —Pasa que tu hijita de la cuál estás tan orgulloso, ¡Se embarazó! Los ojos de Andrés se abrieron enormes. Andrés miró a Sabrina, ell
Evana subió a la habitación, Marcus estaba arreglado para la cena, y la miró, frunció el ceño, confuso. —¿Qué sucede? —exclamó al verla tan intranquila —Pilar está abajo, dice que olvidaron revisar unos contratos. —¿Contratos? ¡Oh, rayos, lo olvidé! Sí, cariño, debo ir, no tardaré mucho, cariño, luego cenaré. —Te espero. Él sonrió con dulzura al escuchar las palabras de su esposa. —No, cena, mi amor, luego lo haré yo, no te malpases por mí. Ella le miró con tristeza —¿Qué pasa? —Pilar lleva consigo un collar muy lujoso, dicen que se lo regaló un novio rico… Él rio, adivinando sus palabras —¿En serio? ¿No me creerás de tal tontería? Oye hablando de eso, Evana… Evana… Él abrió su cajón y sacó estuche, ella lo miró con duda, cuando lo abrió se quedó boquiabierta —Solo es un colar que te compré, le pedí a Pilar que me ayudara a elegir, supongo que es mujer, y tenía buenos gustos, al final yo lo elegí, solo quería que te quedara bien. Él se levantó, ella sostuvo ese estuche co
La ambulancia llegó, Sabrina estaba muy asustada, lloraba. Su padre tomó su mano, la sostuvo, luego vio cuando se la llevaron al hospital, temió lo peor. Evana y Marcus tomaron un auto, fueron tras ella, seguidos del resto de la familia. Antes de ir al hospital, Sabrina detuvo a Stella. —¡Más te vale que ella no muera! O si no iré contra ti. —No olvides que lo hicimos juntas. Fátima la miró con rabia —¿De que hablas, mujer? No tengo una sola idea de lo que hablas, ¿Quién podría creer en ti? —exclamó Stella dio un paso atrás, impactada, ahora sabía que sería la palabra de Fátima contra la suya, y ella podría salir perdiendo. En el hospital. Al llegar, Sabrina fue llevada a urgencias, debían controlar el sangrado e intentar salvar al bebé. —Ella tiene poco tiempo de gestación, si logramos salvar el embarazo, será un milagro —dijo el doctor. Evana tomó la mano de Marcus, tenía mucho miedo. —No quiero que pierda a su bebé, sé lo difícil que es perder a un hijo, no quiero que e
—No es mi intención dañar a Sabrina, ni tampoco ofender al apellido Ford, señora Fátima, pero… —¡¿Qué ocurre aquí?! —exclamó Andrés, al entrar —¡Oh, querido! Debes escuchar esta horrible infamia. —Padre… —balbuceó Sabrina con lágrimas en los ojos. Andrés la vio tan débil y sintió dolor por ella. —¡Ya basta, Fátima! Doctor Grimm, ¿Qué hace aquí? ¡salgan ahora mismo! No ven que mi hija está delicada. Fátima y Jonathan tuvieron que salir de la habitación. Andrés acarició los cabellos de su hija. —Padre… no quiero perder a mi bebé perdóname por dañar tu apellido, no quise… El hombre siseó. —Tonterías, cariño, ¿Has escuchado que un bebé siempre es una bendición? Así es, cada humano en el mundo es una bendición, nadie puede dañar a un apellido, así que olvida las tonterías de Fátima, ella es una mujer tonta y superficial, no sé como pude estar tanto con ella, debes descansar, quiero que mi primer nieto nazca sano y fuerte. —Pero… no será tu primer nieto, Álvaro lo es… Andrés bajó
Un mes despues. Sabrina mejoró su salud con rapidez, Jonathan solía visitar muy a menudo, pero no hablaban mucho, él se iba pronto, preguntaba por como se sentía, pro su bebé, pero nada más. Ella comenzó a acostumbrarse a eso, Fátima planeó todo para la boda, quería casarlos lo más rápido posible, para evitar más habladurías. Evana miraba a Sabrina por el espejo, observaba su vestido de novia. —¿Estás segura de que es lo que quieres? —Tú has sido feliz con Marcus, a pesar de como se dio todo, ¿Verdad? Tal vez tenga suerte, y me pase lo mismo. Evana bajó la mirada, no sabía como explicar que ella no sentía que era lo mismo, pero quiso no perder la fe por Sabrina —Bueno, puede ser, yo solo quiero que seas muy feliz, Sabrina. Ella la abrazó. —teniéndote como mi cuñada, seguro lo seré, me darás consejos, me ayudarás, Evana, gracias por todo. —¿Estás lista, mujer? Es tarde, la ceremonia será pronto, habrá fotos, tienes que estar lista, ya mismo. Sabrina asintió, Fátima la miró, p
—Lo siento, yo… —dijo Pilar con voz apagada Evana negó, mirándola con profundo resentimiento —Pilar, ya demostraste lo que buscas, no podré confiar en ti, otra vez, no vuelvas a acercarte a mi marido, te guste o no, él me ama a mí, ante eso no puedes hacer nada, ¿Lo amas? La mujer la miró al borde del llanto —Lo amo con toda mi alma —dijo con seguridad, Evana sintió un escalofrío, sus palabras dolieron, ella quería ser la única mujer que amara a Marcus, sentía miedo de perderlo, de perder su felicidad otra vez. —Entonces, aléjate de él, porque él no te ama. —Eso debe decidirlo él. —¡Ya te lo dijo! Y yo te lo confirmo, él es mío y yo soy suya, tú no eres nadie en su vida, así que, aléjate, o te alejaré yo misma. Evana dio la vuelta dispuesta a irse —¿Tanto me teme? Evana escuchó su voz, y se detuvo, se giró y la miró de arriba abajo —¿Acaso te escuchas, Pilar? —Usted me trajo aquí, vistiendo ese abrigo para burlarse de mí, y lo hizo pasar como su glorificación, luego vino ha