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Natalia subió al auto de Andrés, él condujo en completo silencio, hasta que al fin llegaron a ese lugar. Era el departamento de Andrés. Subieron y él le dio a beber un trago. —¿Qué pasó entre Lucien y tú que lo terminaste? —Tonterías, solo no quedamos juntos, eso es todo. ¿Sabes dónde está Bennet? Andrés negó. —De verdad, Natalia, no sabía nada sobre el robo de tu proyecto, es más ni siquiera me puedo creer que Bennett haya hecho eso, el señor Echamendi y yo estábamos igual de impactados. Natalia lo miró con recelo, ¿podía creerle? —No importa, supongo que para Ben fue fácil, solo quería ganar, y no lo vio como algo grave, pero lo que hizo me hace saber que una simple empresa es más importante en su corazón que yo, eso me da miedo, ¿hasta dónde puede llegar por la ambición? Es absurdo, eso no fue lo que papá y mamá nos enseñaron. Andrés asintió. —Lo sé, mamá me llamó hace rato, dijo que tía Evana no está bien, que estaba muy triste, y que no localizaron a Andrés, yo creo que
Evangelyn estaba lista para bajar a desayunar, cuando recibió ese mensaje«Si quieres ver de lo que tu hermana es capaz, ven al departamento de Andrés Ford, y míralo por ti misma, Lucien ya viene en camino»Evangelyn leyó el mensaje varias veces, intentó llamar a Natalia, pero su número telefónico la enviaba a directo a buzón,No pudo más con la curiosidad, y tomó su cartera, con las llaves, salió de casa de inmediato.Condujo, hasta el departamento de soltero de su primo, pero al llegar, vio a Lucien que estaba bajando de su auto, lo miró con duda.Él bajó del auto, la miró severo.—¿Es una broma tuya, Evangelyn?Ella el miró intrigada—¿Broma mía? No sé de lo que me estás hablando, Lucien.Él tomó su teléfono, ella leyó el mensaje que le enviaron.«¿Quieres saber lo que hace Natalia Ford sin ti, ven a esta dirección el departamento veintitrés, estará abierto para que lo veas con tus propios ojos, de nada»Evangelyn tenía ojos enormes, incrédulos.—¿Y tú crees que yo lo he hecho? Pues
—Madre, yo… —¡Mi hermana terminó con Lucien! Está triste, solo es eso… Evana acunó el rostro de Natalia. —¿Qué te hizo, hija? —Nada, solo, no somos buenos juntos, ¡madre! —Natalia abrazó a Evana y ella pudo sentir su dolor, la abrazó con fuerzas. —Mi niña pequeña, no llores, amor, hay muchos hombres en el mundo, ninguno merece tus lágrimas, ni tu dolor, tú solo mereces felicidad, eres inteligente, hermosa, fuerte, no dejes que nadie te venza. Natalia sonrió, besó la mejilla de su madre. —Gracias, madre, sí, tiene razón. —Así es, así que nada de llorar, hermanita, ve y vístete que hoy te declaran la nueva CEO de la empresa Ford, y te lo ganaste. —Sí, pero… incluso mi hermano me odia, así que… —No, hablé con Bennett, él se va a disculpar por lo que hizo, hija, él está muy avergonzado, él te ama, falló, no volverá a hacerlo. Natalia sonrió, sintió algo de esperanza. Fue a su habitación, se miró al espejo, recordó lo que pasó anoche, ella se entregó por amor, pero ahora Andrés
Andrés salió de la sala de juntas, dejando que padre e hija se quedaran a hablar. Estaba impactado, su mente era una revolución total «No es mi prima, ¡Natalia no es mi prima! Sé que para ella será un duro golpe, pero al menos para mí, es algo increíble, es algo bueno, ¡no seremos ya un amor prohibido, no nos une la sangre!», pensó Natalia miró a Marcus, se acercó y tomó su mano, no quería verlo sufrir, lo miró con dulzura, Natalia quería que entendiera que él siempre sería su padre, que ella estaba agradecida por todo, pero también quería conocer su identidad real. —Padre, dime la verdad, por favor, quiero saber mi historia, pero quiero oírla de tu voz, no de las mentiras que otros me cuenten. Marcus estaba ansioso, acunó su rostro, la abrazó. —Yo hubiese dado mi vida porque nunca te enteraras, no porque quisiera mentirte, no quiero que sufras, quiero protegerte de todo, a ti y a tus hermanos, esa es la verdad. Natalia negó, ella podía entenderlo. —Sí, me duele, pero, solo qui
—Natalia… Yo… —titubeó Evana, nerviosa, juró que ese día en que la verdad los alcanzara, jamás llegaría, sin embargo, parecía que de nuevo se enfrentaba a la cruda realidad. Ahora Natalia lo sabía todo, tuvo miedo de enfrentarse a su desamor. Evana miró a su esposo, sin saber que decir, él asintió leve. —No importa, madre, tú eres y siempre serás la madre de mi corazón —dijo acariciando su rostro Las lágrimas de Evana rodaban por sus ojos. —¿Qué dices? ¿Cómo es que eres adoptada? No, es imposible, somos trillizos, ¿Lo olvidas? —exclamó Evangelyn confusa. —No, Evangelyn soy adoptada, pero eso no importa, porque tengo a mis padres, Evana y Marcus, no tengo ningún reclamo, los amo. Evana abrazó a Natalia. Evangelyn bajó la mirada llorosa, se acercó y las abrazó. El doctor apareció ante ellos, traía noticias sobre Bennett Ford. —¡¿Cómo está mi hijo, doctor?! —exclamó Marcus —Él se dio un fuerte golpe en la cabeza, tiene algunas costillas rotas, pero su cerebro está infamado, lo h
—¡Fue Álvaro! Debe ser él, ¿Quién más nos puede odiar tanto? El doctor volvió y autorizó las visitas. Evana fue con él, solo podía pasar una persona. Lucien llegó, Evangelyn corrió hacia él. —Me enteré sobre tu hermano, yo, lo siento. Lucien no apartaba su mirada de Natalia y Andrés, los miraba con profundo odio, no podía evitarlo. —¿Lucien, que haces aquí? Mi hermana... —No estoy aquí por ella, estoy aquí porque pensé en ti, supe que estabas mal. Evangelyn le miró con duda, él quiso abrazarla, pero ella se negó —Debes irte, por favor, Lucien, todo es un desastre, y despues de lo que viste, no quiero que perjudique a mi familia. —Evangelyn… Ella se alejó, y él asintió, salió de ahí. Natalia los miró con extrañeza. Evana entró en la habitación, miró a su hijo ahí, se asustó, verlo era recordar al pequeño bebé que amantó por primera vez. Las lágrimas de Evana cayeron por su rostro, tocó su mano, besó su frente. —Mi niño, mi pequeño bebé, estoy aquí, ¿lo sabes? Como puedes
Evana y Dante Swift caminaron al estacionamiento. —¿Podrías acompañarme a un lugar? Necesito ir urgente, no confía en nadie para ir, y Marcus debe cuidar a nuestro hijo. —¿A dónde quiere ir? —preguntó el hombre intrigado —Llévame a la prisión, quiero ver a Álvaro, debo comprobar si es verdad que ese miserable intentó matar a mi hijo, si es verdad, juro que haré que su vida termine —Evana tenía una mirada llena de odio en sus ojos, no podía sentirse peor ante la sola idea de pensar que Álvaro fuera de nuevo el culpable del daño a su vida, ahora era peor, de su hijo, y ella era capaz de todo por defender a sus hijos. Dante se quedó impactado ante sus palabras. —Señora Evana, por favor, no pierda el tiempo en eso, olvídese de él. Él nunca saldrá de prisión, nunca volverá a verlo. —Por favor, Dante, dijiste que me ayudarías. Dante titubeó, pero su mirada lo hacía sentir frágil, como si no pudiera negarse a ella. —Está bien. Ambos subieron al auto, él condujo. En la prisión. Evan
—¿Qué dices, niña? ¿Y ya mi hijo lo sabe? —exclamó Jonathan —No, señor, porque Andrés está influenciado por Natalia, él me dejó por ella, seguro de que no querrá reconocer a mi bebé por culpa de Natalia —dijo sollozando —¡No digas eso! Mi hijo se hará cargo de su bebé, él no será un hombre irresponsable —sentenció Sabrina, incrédula de que Aimé pensara que su hijo abandonaría a su bebé, ella no lo permitiría. —Pues él no parece amarme, por eso, quería decirlo, porque, si él no me quiere, ni a mí, ni a mi bebé, voy a abortarlo —sentenció la mujer Los ojos de Sabrina se abrieron con temor ante esa cruda palabras. —¡No puedes abortar, Aimé! Es un bebé, una vida inocente de todo lo malo —dijo Sabrina asustada. —No seré una madre soltera, no dejaré que mi hijo se crie sin su padre, y sin una familia —dijo la mujer con rabia —¿O sea que estás dispuesta a chantaje a mi hijo para que se case contigo o matarás a un pobre bebé inocente? —exclamó Jonathan con mirada severa. —¡Jonathan… co