HOLA, DEJAME TUS COMENTARIOS O RESEÑAS GRACIAS POR LEER ♥
Marcus empujó a su madre, se desesperó al ver lo que hacía, tanto que no midió su fuerza, la mujer cayó al suelo, perpleja al ver a su hijo ahí, no esperó que él llegara para verla hacer algo así. Cuando Marcus comprobó que Evana estaba bien, sintió su pulso y respiración. Sus ojos se fijaron en su madre, ella se levantó del suelo, lo miró con temor, un brillo en sus ojos denotaba que estaba al borde del llanto. —¡¿Cómo puedes ser tan cruel?! ¿Cómo puedes ser mi madre? —exclamó, incluso la voz de Marcus estaba rota de dolor al pensar que la mujer que le dio la vida podía ser tan ruin. —Hijo… no es lo que parece, yo… Marcus dio un par de zancadas hasta estar frente a ella, la tomó de los brazos, la apretó con fuerza, miró sus ojos severos, ella nunca vio tanto odio en una mirada como ahora. —Tú fuiste, ¡sé que fuiste quien drogó a mi esposa, la puso en la cama con otro, no cualquier otro, el esposo de mi hermana! A quien lo secuestraste, y le diste droga, ¡Eres una malvada! Papá e
Él acunó su rostro —Evana, no creo en nada de eso, te confieso, estuve a punto de hacerlo, me arrepiento, porque ahora sé que todo era una trampa asquerosa de alguien que nos odia. —¿Quién? —exclamó ella desesperada—. Dime, ¿Quién puede odiar tanto? ¿Álvaro? —No tengo la certeza de que él esté involucrado, pero fue mi madre. Los ojso de Evana estaba tan abiertos, no podía dar crédito a lo que él decía, claro que sabía que Fátima la odiaba, pero ¿A ese nivel de odio? Bajó la mirada. —¡Dios mío! ¿Cómo llegó a tanto? —Y no llegará a nada más, está en la cárcel, pronto será condenada. Evana abrió la boca con gran estupor. —¡Marcus, tú harás eso! ¡Denunciarás a tu madre! —Sí, esa mujer, Evana, ya no es mi madre, pasó su límite, eso no es amor, es una enfermedad, la quiero lejos de nuestra felicidad. Evana asintió tan despacio, casi como si dudara. Sabrina estaba frente a la cama de Jonathan, el doctor le dijo que la arritmia fue controlada, pero que estaría en observación. —Si
Evana y Marcus estaban recostados en la cama, ella acarició su rostro con suavidad, podía ver lo triste que estaba. —Quiero ser tu lugar seguro, lamento esto. Una lágrima rodó por la mejilla de Marcus, él se abrazó a ella, era su único refugio en el mundo. —Esto tan cansado, Evana, al menos hoy, solo hoy, déjame dormir aquí, tus brazos son mi único lugar seguro. Evana lo abrazó con más fuerza a su pecho, besó su frente, nunca lo dejaría solo, estaba segura. Días despues. Marcus y Evana cuidaban a su sobrino, mientras Sabrina y Jonathan estaban en revisión médica. Evana estaba feliz, cargó al niño, y lo arrulló. Marcus la observó con ojos brillantes, pensó en lo buena madre que sería, ahora anhelaba tener hijos, nunca deseó tenerlos en su pasado, pero supo en ese momento que solo se trató de que no conoció a la mujer correcta, ahora con Evana lo quería todo en la vida. Evana sintió una incomodidad, estaban sentados en el jardín, sobre una manta, como en un picnic, ella se levan
—Muy bien, los citaré con la mejor clínica de fertilidad que conozco, muchas parejas en su misma situación han tenido una hermosa familia con la ayuda de ellos, así que estarán en las mejores manos. Evana sonrió, la mujer les dio la tarjeta. —Yo trabajo con ellos por fuera, es decir, todo el control del embarazo lo verían aquí conmigo, así como labor de parto, pero lo demás será con ellos, estoy segura de que en menos de lo que piensan, ya tendrán a su primer bebé en brazos. Evana estaba emocionada, Marcus estaba feliz al verla así. Salieron cuando vieron a esas mujeres a punto de entrar. Evana observó a su hermanastra, estaba muy embarazada. —Hola, querido cuñado, que alegría verte con tu… esposa. ¿Acaso ya están de encargo? Evana le volteó los ojos, y pasó de largo, Marcus solo la siguió. —El dinero no compra la educación —sentenció la mujer, pero ellos ni caso le hicieron, provocando aún más odio en su corazón —Suegra, seguro será aburrido, porque no se queda aquí. —¡Cállat
—¿En que estás pensando, Álvaro? Me estás asustado, hijo, tenemos suficientes problemas, mira nuestro futuro, no es nada prometedor al que teníamos, con Fátima presa, y Andrés muerto, no nos queda nada que exprimir a Hugh Glenn. —¿Tienes el nombre de la clínica donde Evana irá a ese procedimiento? —¡Álvaro! —¿Me lo dirás o no? La mujer asintió y le dijo cuál era. —No te angusties, madre, de hecho, a ese hombre debo visitarlo justo ahora. Pero, antes, dame un segundo. Álvaro tomó las llaves de un cajón y caminó a la habitación. Nicol se sintió confiada cuando escuchó que su esposo se largaba, pero cuando abrió la puerta, sintió un pavor en su interior, intentó correr al baño, la fuerte mano de Álvaro haló sus cabellos, impidió que su escape. —¡Suéltame! —¡¿Con qué nos estás mintiendo, farsante?! Dijiste que tendría a mi primogénito varón, ¿Qué me das ahora? ¡Una niña! Álvaro giró a Nicol, ella vio sus grandes ojos verdes, sintió pavor, de pronto, él le abofeteó el rostro tan f
Evana y Marcus recorrieron la playa, era un día perfecto, el sol era menos intenso. —Tuve un sueño raro. Él la miró con intriga. —Cuéntame. —Soñé que teníamos dos bebés, estaban en su cuna, pero también vi a mi madre en el sueño, ella decía que veía tras la ventana de la habitación sombras que acechaban, me desperté, tenía muchos años que no soñaba con mi madre, tengo miedo de si es una mala señal. Marcus negó, tomó su mano entre la suya y la besó. —No temas, nada malo pasará, estamos juntos, nadie podrá con nosotros, no olvides que nuestro amor es invencible. Ella se abrazó a él. —Luego de que nuestro bebé nazca, quiero planear nuestra boda, por la iglesia, quiero que estemos ante Dios, jurando por nuestro amor. Él sonrió. —Me encanta, quiero que juremos ante Dios, porque él sabe que te amo, que te adoro. Ella se levantó y él la sentó en su regazo, escuchaban las olas del mar ir y venir, era un mar cálido, en calma. Días después. Evana fue hasta el hospital, comenzaron l
Días despues. Evana estaba ansiosa, Marcus tomaba su mano, el chofer manejó hasta el hospital. Al bajar, Evana sintió su corazón latir con fuerza. Marcus la tomó de la mano. Hoy harían la prueba de embarazo, ella luchó para no hacerla antes, aunque los nervios, el estrés le jugaba malas pasadas. Marcus no dijo nada, solo la apoyó, le dio buen ánimo, la mimó, en el fondo de su corazón también estaba ansioso, estresado, quería que se cumpliera su deseo, que pronto esperaran un bebé. Evana entró al consultorio, junto a su esposo, una enfermera entró y le indicó que le sacarían sangre para hacer la prueba de embarazo, ella desvió la mirada, mientras Marcus la cuidaba, pincharon su brazo, y la enfermera salió. Sabía que en pocos minutos tendrían el resultado. Marcus tomó su mano, la besó. —Te amo, todo saldrá bien. Evana asintió, tenía miedo, no sabía como podría enfrentarse a un resultado negativo. La doctora entró y traía el resultado. —Es momento de saber el resultado. Evana
Marcus levantó a Evana, la miró a los ojos. —Dime que no es cierto, Marcus, ¡Dime que él miente! Marcus no podía jurarle algo que no sabía. Él cargó a Evana en sus brazos, como si fuera su pequeño bebé, la llevó adentro de la mansión, subió la escalera, hasta ir a la habitación. Al entrar, la recostó en la cama. Ella parecía en un estado de shock, luego se echó a llorar, cubriendo su rostro con sus manos, Marcus no podía soportarlo, la abrazó con fuerzas. —Mañana iremos a la clínica, esto es un error, ¡una m*****a broma de ese miserable! Evana, él quiere lastimarnos, porque no es feliz. —¡Hasta cuando, Marcus? Hasta cuando durara su odio, porque no solo… quisiera, no puedo decirlo, porque tengo miedo de que todo lo malo que deseo contra ese hombre se revierta en mi contra —dijo Evana mordió sus labios para no desear la muerte de Álvaro Ford. Marcus la abrazó a su cuerpo, besó su frente. —Pagará, te juro que su sufrimiento será tan grande, que ni toda la vida le quedará para pa