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Los ojos de Evana lloraban, le miraba con profunda decepción, Marcus sintió por fin el dolor de sus propias palabras que golpeaban su interior. —¡Evana! —¡No voy a matar a mi hijo! Lo amo, no importa nada, no me pidas algo tan horroroso. Evana salió de prisa, casi corriendo. Marcus solo bajó la mirada. —¡Marcus! ¿Qué haces? ¡Ve detrás de tu esposa! Marcus reaccionó al instante, corrió tras Evana. Jonathan miró al CEO —Quiero que me diga donde puedo localizar al doctor Redcliffe, es realmente una urgencia como puede ver. El CEO se puso a investigar, mientras Jonathan permaneció en esa oficina, estaba angustiado, pensó en Evana y Marcus, merecían ser felices, y que nada, ni nadie se atreviera a separarlos nunca. Respiró profundo, hasta que el CEO volvió, estaba apurado. —Redcliffe se encuentra lejos, está en la bahía blanca, lo siento, señor. —Pero, tiene la dirección. —E hombre asintió, y le escribió la dirección donde vivía, así como el hospital donde ahora estaba trabajan
Nicol entró a la sala de urgencias, ella lloraba, asustada, se sentía tan sola. —La mujer ha perdido líquido amniótico, comenzaremos con la labor de parto. Nicol sollozó, no sabía que hacer. —Señora pasará a labor de parto, le harán una cesárea urgente, está perdiendo liquido amniótico, y su presión se está alterando. Necesito el número del padre de su bebé, o de alguna persona a quién llamar de emergencia. Nicol pensó en Álvaro, en Stella. —¿Puedo morir? —exclamó con la voz débil por el dolor y el llanto La enfermera le miró con algo de compasión. —Señora… su estado es crítico —dijo, y ella supo que estaba más grave de lo que se decía. —Yo… tengo una hermana, podría llamarla, se llama Evana Ford, dígale que Nicol le pide ayuda, dígale que recuerde que es mi hermana por los bueno momentos, pídale que cuide a mi bebé, por favor. La enfermera asintió, Nicol le dio el número de teléfono y la llevaron al quirófano con gran urgencia, pues perdía más líquido amniótico, debían luchar
Evana y Marcus fueron para reconocer el cuerpo, Marcus no quiso que Evana viera eso, fue él quien entró, a pesar de hacerse el fuerte, la última vez que identificó un cuerpo, fue cuando su padre murió. Cuando levantaron la sábana era ella, cerró los ojos, luego de verla, y asintió, volvieron a cubrirla. —Me haré cargo de todos los gastos, así como funerarios. El hombre le indicó de a donde debía ir para pagar por todo. Evana estaba en los cuneros, observaba a la bebé ahí, era tan pequeña y hermosa, sonrió al verla, lamentaba que Nicol no hubiese llegado a conocer a su bebé. «Yo sé lo que se siente perder a una mamá cuando eres tan pequeña, sé el dolor que deja, y la soledad que se carga, pobre, nadie merece estar solo en el mundo», pensó Ella sintió una mano en su hombro, al ver, era Marcus. —Es tan pequeñita. Marcus sonrió al verla a través del cristal. —¿Qué pasará con ella? —No lo sé, pero, tiene a su padre y a Stella. —Ellos no son confiables, Marcus. —Lo sé, pero, si i
—Explíquese, no lo entiendo, Álvaro Ford dice ser el padre del hijo de Evana Ford, porque usted cambió el esperma de Marcus por el de él. —¡No lo hice! —aseveró el hombre—. Yo fui amenazado por Álvaro Ford, usted no lo sabe, él tenía pruebas de una infidelidad que cometí a mi esposa, con eso me chantajeó, al principio, fingí ceder a sus demandas, pero, luego lo pensé bien. Decidí que no iba a arriesgar todo, y menos la felicidad de dos personas por ese hombre, hablé con mi esposa, ella me perdonó, renuncié a todo, me mudé aquí, él me entregó su esperma, pero me deshice de él, hice el procedimiento correcto, el hijo que Evana Ford espera, es de Marcus Ford, y cada embrión que se le implantó, era de Marcus Ford, lo juro. —¿Cómo puedo creer en usted? —Debe hacerlo, incluso podrán hacer pruebas de paternidad en unas semanas, y le juro que serán a favor del señor Marcus Ford. —Debe venir conmigo, y decírselo al señor Ford, usted no sabe el dolor que se ha causado en esa pareja. El homb
Evana estaba destrozada, pronto llegó el abogado. —Hay muchas pruebas en contra del señor Ford, pero, estamos contratando un perito para revisar si las firmas a unos documentos son falsas. —¿Por qué no lo dejan libre? —Por desgracia, debe permanecer detenido. Evana bajó la mirada triste. —El señor Glenn ha muerto y ahora él no puede negar que era su cómplice. Evana no podía creer que en este momento se viviera tal situación. Cuando Swift y Jonathan llegaron se veían desesperados, la empresa estaba tomada por la policía y no iban a poder hacer nada por él escándalo de lavado de dinero, si no fuera porque la herencia de Andrés Ford estaba lejos de la empresa, hubiesen congelado las cuentas bancarias de la familia. —Es una suerte que el dinero esté a nombre del primer nieto Ford que tenga usted señora Evana, más que esté embarazada, de lo contrario, podrían quitarle el dinero, además, Marcus le ha nombrado dueña de su fortuna personal. Evana respiró, pero no se sintió satisfecha.
Evana esperaba afuera de la comisaria cuando vio llegar a Swift y a Jonathan —¡Evana! ¿Qué es lo que pasó? —exclamó Jonathan al verla ahí, La mujer les mostró la grabación que había tomado con su teléfono móvil. Ellos se quedaron petrificados al escuchar como Álvaro Ford se incriminaba así mismo, sonrieron. Llamaron a los abogados, y ellos estaban satisfechos, lo usarían como prueba de su confesión del crimen, además de que las pruebas de polígrafo estaban listas, donde se dictaminaba que las firmas de Marcus Ford para tener a esos proveedores eran falsas, por lo tanto, estaban trabajando a escondidas de el presidente de la empresa Ford y de sus socios principales, él único que tenía nexos con ellos era Álvaro Ford. Evana pudo entrar a ver a Marcus. Él estaba ahí, se sentía desamparado, le habían indicado lo que pasó, nunca se sintió tan triste como ahora, además, de que tenía el miedo de que su padre ya no estaba en ese mundo para ayudarlo, ahora dependía de abogados, amigos, de
Evana caminó unos pasos, mientras escuchaba a la policía alejarse con Álvaro. Sintió un mareo terrible y cayó en los brazos de Marcus, quien la cargó aun estaba consciente de ser llevada por su esposo a casa. Al entrar, la llevó a su habitación y la recostó en la cama. Acarició su rostro —Ya viene el médico, amor —susurró —Estoy bien, solo ha sido agotador. Él acarició su rostro de nuevo, la miró con ternura. —Ya estás en casa, mi amor, te extrañé. Él sonrió. —No demoré mucho. —¡La niña! —exclamó Evana—. La hija de Nicol, ha quedado desamparada. Marcus la recordó, sintió compasión por esa pobre niña, muertas Stella y Nicol, con Álvaro en la cárcel, la pequeña niña estaría sola en el mundo. —Nos tiene a nosotros, te prometo que no estará sola. Evana sonrió, y acarició su rostro con sus dedos largos. —Eres demasiado bueno, Marcus, para este mundo. Él negó. —Solo soy bueno por ti, tu amor me volvió bueno. Cuando el doctor llegó, revisó a Evana, notó que su presión arteria
Al día siguiente. Marcus llegó con la bebé, Evana bajó a verla, la cargó en sus brazos, era tan hermosa, pequeña y dulce, cada movimiento que hacía era delicado, inspiraba ternura. Sabrina se acercó, subieron a la habitación y la llevaron con el pequeño Andresito. —¿Y que harán? ¿Se quedarán con ella? Evana asintió. —Ahora, ella esta sola en el mundo, la comprendo, fui huérfana cuando era muy niña, así que no quiero que ningún niño sienta la soledad por la falta de una madre, no si yo lo puedo evitar. Evana puso a la pequeña sobre la cama, observando como su cuerpecito se estiraba. Sabrina sonrió. —Eres muy buena, Evana, estoy segura de que ella te lo sabrá agradecer cuando sea grande. Sabrina cargaba a Andresito que estiró su cuerpo al ver a la pequeña. —¿Qué pasa, cariño? Es tu primita —dijo Sabrina Evana sonrió. —Bueno, no son de la misma sangre, recuerda que Álvaro solo era familia de Fátima, pero no de Don Andrés, sin embargo, creo que podrán amarse como primos. Sabri