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Cuando Jonathan despertó, Sabrina no estaba en la cama, se enderezó asustado. —¡¿Habrá escapado?! Minutos despues de decirlo, sus palabras le sonaron estúpidas, ¿Por qué ella se iría de su lado? Negó. Se levantó y fue a buscarla, al salir un olor delicioso a café recién hecho y dulce invadió su olfato, siguió el olor a la comida, y la encontró sirviendo la comida en la mesa. Ella sonrió al verlo. —Toma asiento, tengo tu comida lista. Él sonrió. —¡Qué locura! No suelo desayunar casi nunca. —Pero… por favor, come. Él asintió —Iré a arreglarme, vuelvo en unos segundos. Ella sonrió, esperanzada. Jonathan volvió tal cual lo prometió, tomó asiento y bebió aquel café, sus ojos se abrieron enormes, era incluso mejor que el café como que solía comprar en la cafetería cercana al hospital oncológico. —¿Quién te enseñó a hacer el café? —Mi madre, ella adoraba hacer café y cocinar. —Murió hace poco, ¿Verdad? —Ella tuvo un problema en el corazón, nunca pudo mejorar, pero fue inespera
—¡Marcus! ¿Dónde estás? —exclamó Evana —Estoy aquí, mi amor, ¿Estás bien? —exclamó Marcus con voz temblorosa —Sí, ¿Y tú? —Estoy bien, resiste, mi amor, no dejaré que nadie te lastime. Ellos no podían ver que estaban atados en una silla, uno tras el otro. —¡Tengo miedo, Marcus! Pero, si estoy contigo, nada me importa. —No, mi amor, nada malo nos pasará, confía en mí. Marcus sentía que su corazón latía muy fuerte, nunca sintió esa clase de miedo, y ahora se sentía como un tonto que había arriesgado a su mujer. Los hombres estaban afuera de esa casa en medio de la carretera, llamaron por teléfono. —¡No nos ha depositado el resto del dinero, señor Ford! Ya cumplimos, ¡le enviamos las fotografías, donde su tío y su esposa han sido secuestrados! —Quiero una cosa más. —En eso no quedamos. —No quedaste tú, pero yo sí, quiero que mates a Marcus Ford. —¿Qué? Mire, si quiere eso, es más dinero, usted se ha vuelto difícil, si quiere que haga el trabajo, deberá pagarme el triple de lo
Evana abrió los ojos, sintió que despertaba de un sueño profundo, pero luego recordó la pesadilla, se irguió asustada. —¡Marcus! —gritó con desespero. EL hombre salió del cuarto de baño y corrió hacia ella. —Calma, estoy aquí —dijo el hombre con voz dulce, acercándose a ella Ella se abrazó a él con fuerzas, encajó sus uñas a su piel y él la detuvo. —¡¿Qué haces?! —No quiero estar soñando —dijo sintiendo el dolor en su piel. ÉL acarició su rostro, la miró con ternura, odiaba verla sufrir, más por culpa de Álvaro. —No es un sueño, mi amor, estamos vivos, está todo bien, fuimos rescatados, pero, no he podido comunicarme con nuestra familia, está bien, esperemos un poco. Él la abrazó a su cuerpo. —Ven, vamos a darnos un baño caliente, hace frío. Ella asintió, solo lo siguió. Se quitó la ropa y él también, se metieron en la tina, el agua era caliente, ella se sentó. —Me siento muy cansada. Él la abrazo, sentándola en su regazo, la abrazó a su pecho. —Lo sé, prometo que nunc
Sabrina se alejó por un pasillo y llegó hasta el salón de recepción, sintió que no podía más, y rompió en llanto, cubriendo su rostro con sus manos. Cuando el señor Swift la vio llorar, sintió pena por ella, y se acercó tan rápido como pudo, la abrazó. —Señorita Ford, por favor no llore, no quiero verla llorar, escúcheme, hay un secreto que debe saber. Ella le miró con duda, mientras la mirada dulce del señor Swift se calvaba en Sabrina —¿Qué pasa? —Me acaban de avisar, su hermano no está muerto. —¡¿Qué?! ¡debemos decirlo! —dijo sonriendo entre sus lágrimas —¡No! Su hermano no quiere eso, él tiene un plan mejor, presiente que hay un culpable en todo esto. —¿Un culpable? —exclamó Sabrina—. Dice… que fue mi sobrino… Swift asintió. Sabrina cubrió su boca con su mano, asustada. —No se angustie, su hermano Marcus es muy fuerte, ahora usted debe serlo, su hermano dará un buen golpe en el momento necesario. —Pero, padre y Fátima sufren. —Confié. Ella sonrió, asintió y él volvió
Evana abrió los ojos asustada, pero sintió esas manos que la abrazaban de nuevo. —Solo fue una pesadilla, amor, estoy aquí. Ella sonrió, se abrazó a su pecho. —¿De Verdad crees que fue él quien lo hizo? ¿Por qué es tan malo? ¿Acaso no tiene lo que quiere? —ÉL quiere todo, Evana, quiere dinero, todo el poder, y quizas también a ti, pero será mejor que Álvaro se prepare, ha comenzado una guerra, no lo dejaré ganar, no si eso significa perderte. —Promete que no devolverás el mal con el mal, promete que estarás a salvo a mi lado, tengo miedo, Marcus, nunca temí tanto de Álvaro como ahora. Él la abrazó. —Te prometo que estaré a salvo para ti, te prometo que Álvaro algún día, dejará de ser nuestro problema. Ella se recargó en su pecho, sintió lo latidos de su corazón que la calmaron. Mansión Ford. —Mi querido tío Marcus, siempre fue un buen hombre, inteligente, poderoso, pero, todo se acaba y hoy nos toca darle el último adiós. Estamos tristes por su deceso, pero debemos seguir ade
—¡Evana! —exclamó Stella con terror al mirarla ante ella Nicolas se acercó a ella, la miró con ojos enormes —¿¡Acaso es una pesadilla?! —gritó muy desesperada Evana sonrió con algo de burla, le dio un pellizco a su brazo y la joven se quejó amargo al sentir ese dolor. —¿Sientes dolor, querida? Bueno, esta es la realidad, no sueñas, estoy viva, más viva que nunca, y eso es tu peor castigo. —¡¿Cómo es posible?! —¿Cómo es posible que sobreviví a la muerte que planeó tu hijo por segunda vez para mí? Es que Dios no les da alas a las víboras, Stella, aquí estoy ante ti, estoy viva, pero te aseguro que devolveré el golpe, tal parece que no me conoces, querida cuñada. —¡No te atrevas a meter a mi hijo en tus porquerías, Evana! —sentenció Stella Evana sonrió con burla ante la mujer. —No solo lo voy a meter, Stella, lo hundiré —dijo Evana con rabia. La mujer se acercó a ella, como una bestia salvaje, intentó pegarle, pero Evana sostuvo su mano con firmeza. —Cuidado, Stella, antes me h
—¡Abuelo, no puedes hacerme esto! Soy tu nieto. Andrés bajó la mirada —¡Solo vete! —exclamó con fuerza y rabia. Llamaron a la puerta y un guardia entró Marcus sonrió al ver que su sobrino por fin recibía su buen merecido, luego del daño que les había causado. —Escolten a este hombre hasta la salida de la empresa —exigió Marcus Álvaro sintió que lo tomaban con fuerza del brazo y era sacado, gritó, berreó y pataleó, mas nada pudo hacer, al final fue echado del lugar. Pilar abrió ojos enormes al darse cuenta de lo que ocurría, fue hasta la sala de juntas y cuando vio ahí a Marcus Ford, casi se desmaya —¿Estás bien, Pilar? —¡Marcus, estás vivo! Marcus… —ella se abalanzó a sus brazos, sollozando como una niña Marcus se sintió incómodo y Andrés los miró con extrañeza. Él tenía un objetivo claro, y era despedir a Pilar, luego de confesarle su amor, Marcus tenía claro que ella no podía seguir a su lado, y que generara algún problema con Evana. Mansión Ford. Sabrina se despidió
—¡Sabrina, espera! —gritó Jonathan Grimm al ver que la mujer se iba de su alcance. Ella se alejaba a toda prisa, una lluvia comenzó a caer, se sentía perdida, solo quería ir a casa, hasta que se detuvo. «¡Ni siquiera tengo una casa, ningún hogar en el mundo, mamá ya no está, y mi padre, aunque me ame, tiene a Fátima, esa mujer nunca me dejará volver!», pensó con tristeza. La lluvia fría la empapaba. —¡Sabrina! Escuchó la voz de ese hombre, pero no quería verlo, estaba de espaldas, sintiendo como su corazón se empequeñecía, él intentó tocarla, y ella se deshizo del agarre, recordó cuando lo vio con esa mujer, era como una herida ardiendo en su interior. —¡¿Qué es lo que quieres?! ¡déjame en paz! Vuelve con tu amante, vuelve a tu momento de placer, no regresaré hasta que hayas terminado, ándale, vuelve con ella. —Basta —dijo él mirándola con estupor—. Escúchame, por favor. —No quiero escucharte nada. —¿Por qué te pones así? Sabes perfecto que estamos casados solo por el bebé. E