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—¡Padre…! Dante estaba portándose como un traidor. Marcus tomó a Bennett del cuello de la camisa, lo miró con rabia. —¿Qué has hecho? —Yo… —Marcus, cálmate, fue una broma solamente, Bennett cree que hable mal de él, eso es todo, ya le expliqué que no es así, que yo solo quiero que gane el mejor. —¡Discúlpate, Bennett! —exclamó Marcus mirando a su hijo con rabia Bennett miró a Dante con rabia, luego bajó la mirada —Discúlpame, Dante, estoy tan nervioso con todo, que… lo siento, lo siento, papá, mamá. Marcus soltó a su hijo —Escúchame bien, Bennett, si sientes que no puedes con la presión, retírate de la contienda, para llegar a liderar una empresa como está necesita actuar con la mente fría. Bennett asintió, él Andrés salieron de ahí. Irina notó lo mal que iban, sonrió al ver a Evana tan pálida, sin que la vieran. Natalia tenía su proyecto terminado, el gerente Vicente terminó de revisarlo, sonrió. —Te dará el triunfo, te lo aseguro. Vicente se despidió y se fue. Natalia
Ben llegó con Margaret al pent-house, estaba muy mal. Margaret le trajo un vaso con agua. —Bebe, por favor, te calmará. Él bebió del vaso con agua, era cierto, poco a poco se calmó, aunque la rabia siguiera bullendo en su sangre. —Es que me equivoque, ¡Lo sé! Pero, Natalia no es mejor que yo. Margaret tomó su mano. —¿Por qué es tan importante que seas mejor que Natalia, Ben? —No, no es eso, es que, yo quiero ser el presidente de la empresa Ford como mi padre, ¡es mi sueño demostrar que puedo hacer el hito que él hizo! De lograr ser un gran presidente a los treinta y cinco años, y tener una gran familia, fortuna, prestigio. Todo el tiempo he pensado que no podré lograr nada, solo ser su sombra, me siento frustrado, nunca pensé que Natalia me daría batalla. Margaret tomó su mano. —Natalia es una gran profesionista, con la empresa Ford o sin ella, llegará lejos, y debes reconocerlo. Debes aceptar que, si no ganaste, está bien, ahora, pronto demostraras lo mejor de ti. —Margaret,
Natalia subió al auto de Andrés, él condujo en completo silencio, hasta que al fin llegaron a ese lugar. Era el departamento de Andrés. Subieron y él le dio a beber un trago. —¿Qué pasó entre Lucien y tú que lo terminaste? —Tonterías, solo no quedamos juntos, eso es todo. ¿Sabes dónde está Bennet? Andrés negó. —De verdad, Natalia, no sabía nada sobre el robo de tu proyecto, es más ni siquiera me puedo creer que Bennett haya hecho eso, el señor Echamendi y yo estábamos igual de impactados. Natalia lo miró con recelo, ¿podía creerle? —No importa, supongo que para Ben fue fácil, solo quería ganar, y no lo vio como algo grave, pero lo que hizo me hace saber que una simple empresa es más importante en su corazón que yo, eso me da miedo, ¿hasta dónde puede llegar por la ambición? Es absurdo, eso no fue lo que papá y mamá nos enseñaron. Andrés asintió. —Lo sé, mamá me llamó hace rato, dijo que tía Evana no está bien, que estaba muy triste, y que no localizaron a Andrés, yo creo que
Evangelyn estaba lista para bajar a desayunar, cuando recibió ese mensaje«Si quieres ver de lo que tu hermana es capaz, ven al departamento de Andrés Ford, y míralo por ti misma, Lucien ya viene en camino»Evangelyn leyó el mensaje varias veces, intentó llamar a Natalia, pero su número telefónico la enviaba a directo a buzón,No pudo más con la curiosidad, y tomó su cartera, con las llaves, salió de casa de inmediato.Condujo, hasta el departamento de soltero de su primo, pero al llegar, vio a Lucien que estaba bajando de su auto, lo miró con duda.Él bajó del auto, la miró severo.—¿Es una broma tuya, Evangelyn?Ella el miró intrigada—¿Broma mía? No sé de lo que me estás hablando, Lucien.Él tomó su teléfono, ella leyó el mensaje que le enviaron.«¿Quieres saber lo que hace Natalia Ford sin ti, ven a esta dirección el departamento veintitrés, estará abierto para que lo veas con tus propios ojos, de nada»Evangelyn tenía ojos enormes, incrédulos.—¿Y tú crees que yo lo he hecho? Pues
—Madre, yo… —¡Mi hermana terminó con Lucien! Está triste, solo es eso… Evana acunó el rostro de Natalia. —¿Qué te hizo, hija? —Nada, solo, no somos buenos juntos, ¡madre! —Natalia abrazó a Evana y ella pudo sentir su dolor, la abrazó con fuerzas. —Mi niña pequeña, no llores, amor, hay muchos hombres en el mundo, ninguno merece tus lágrimas, ni tu dolor, tú solo mereces felicidad, eres inteligente, hermosa, fuerte, no dejes que nadie te venza. Natalia sonrió, besó la mejilla de su madre. —Gracias, madre, sí, tiene razón. —Así es, así que nada de llorar, hermanita, ve y vístete que hoy te declaran la nueva CEO de la empresa Ford, y te lo ganaste. —Sí, pero… incluso mi hermano me odia, así que… —No, hablé con Bennett, él se va a disculpar por lo que hizo, hija, él está muy avergonzado, él te ama, falló, no volverá a hacerlo. Natalia sonrió, sintió algo de esperanza. Fue a su habitación, se miró al espejo, recordó lo que pasó anoche, ella se entregó por amor, pero ahora Andrés
Andrés salió de la sala de juntas, dejando que padre e hija se quedaran a hablar. Estaba impactado, su mente era una revolución total «No es mi prima, ¡Natalia no es mi prima! Sé que para ella será un duro golpe, pero al menos para mí, es algo increíble, es algo bueno, ¡no seremos ya un amor prohibido, no nos une la sangre!», pensó Natalia miró a Marcus, se acercó y tomó su mano, no quería verlo sufrir, lo miró con dulzura, Natalia quería que entendiera que él siempre sería su padre, que ella estaba agradecida por todo, pero también quería conocer su identidad real. —Padre, dime la verdad, por favor, quiero saber mi historia, pero quiero oírla de tu voz, no de las mentiras que otros me cuenten. Marcus estaba ansioso, acunó su rostro, la abrazó. —Yo hubiese dado mi vida porque nunca te enteraras, no porque quisiera mentirte, no quiero que sufras, quiero protegerte de todo, a ti y a tus hermanos, esa es la verdad. Natalia negó, ella podía entenderlo. —Sí, me duele, pero, solo qui
—Natalia… Yo… —titubeó Evana, nerviosa, juró que ese día en que la verdad los alcanzara, jamás llegaría, sin embargo, parecía que de nuevo se enfrentaba a la cruda realidad. Ahora Natalia lo sabía todo, tuvo miedo de enfrentarse a su desamor. Evana miró a su esposo, sin saber que decir, él asintió leve. —No importa, madre, tú eres y siempre serás la madre de mi corazón —dijo acariciando su rostro Las lágrimas de Evana rodaban por sus ojos. —¿Qué dices? ¿Cómo es que eres adoptada? No, es imposible, somos trillizos, ¿Lo olvidas? —exclamó Evangelyn confusa. —No, Evangelyn soy adoptada, pero eso no importa, porque tengo a mis padres, Evana y Marcus, no tengo ningún reclamo, los amo. Evana abrazó a Natalia. Evangelyn bajó la mirada llorosa, se acercó y las abrazó. El doctor apareció ante ellos, traía noticias sobre Bennett Ford. —¡¿Cómo está mi hijo, doctor?! —exclamó Marcus —Él se dio un fuerte golpe en la cabeza, tiene algunas costillas rotas, pero su cerebro está infamado, lo h
—¡Fue Álvaro! Debe ser él, ¿Quién más nos puede odiar tanto? El doctor volvió y autorizó las visitas. Evana fue con él, solo podía pasar una persona. Lucien llegó, Evangelyn corrió hacia él. —Me enteré sobre tu hermano, yo, lo siento. Lucien no apartaba su mirada de Natalia y Andrés, los miraba con profundo odio, no podía evitarlo. —¿Lucien, que haces aquí? Mi hermana... —No estoy aquí por ella, estoy aquí porque pensé en ti, supe que estabas mal. Evangelyn le miró con duda, él quiso abrazarla, pero ella se negó —Debes irte, por favor, Lucien, todo es un desastre, y despues de lo que viste, no quiero que perjudique a mi familia. —Evangelyn… Ella se alejó, y él asintió, salió de ahí. Natalia los miró con extrañeza. Evana entró en la habitación, miró a su hijo ahí, se asustó, verlo era recordar al pequeño bebé que amantó por primera vez. Las lágrimas de Evana cayeron por su rostro, tocó su mano, besó su frente. —Mi niño, mi pequeño bebé, estoy aquí, ¿lo sabes? Como puedes