Daban las diez de la noche cuando Jussie detuvo el auto en el patio frente a la casa. Se quedó dentro recordando y pensando, llevaba toda la tarde haciéndolo desde que había hablado con Alan y descubierto la verdad entre Madilyn y Marcos. ¿Cómo había sido capaz? ¿Cómo podía llamarle a un ser como aquel hermano? Tenía que pagarlo, no podía salirse con la suya. Pero ¿cómo le convencía a Madilyn de que aceptara su ayuda?Se bajó del auto y lo bloqueó. Se acercó a la entrada de la casa y llamó al timbre, unos segundos después se abrió la puerta y lo recibía la encargada del cuidado de su hogar.—Bienvenido, señor—lo saludó mientras él entraba en la casa, le dejaba su abrigo y echaba un vistazo alrededor.—Gracias, Catalina.—Está detrás, junto a la piscina— contestó ella a una pregunta que él no había formulado, pero que era evidente. —Es una chica muy callada, ni siquiera ha querido comer en toda la tarde.¿Chica callada? Pensó él con ironía, debería conocerla en sus mejores momentos.—G
La había desprendido de toda su ropa, las cuales ahora reposaban en el suelo mientras la besaba sobre la cama. Besaba su cuello, sus hombros, la comisura de sus pesos cubiertos todavía con el brasier y bajó hacia su vientre, ombligo y más abajo, consiguiendo hacerla gemir y arquearse. Regresó a sus labios y la besó con intensidad mientras se frotaba contra ella.—Haré que se te pase la idea de casarte con ese imbécil—dijo entre sus labios.—Entonces no pares.Pasó sus manos por detrás de su espalda y desabrochó el brasier dejando libres y a su merced sus pechos, sonrió con lujuria y no perdió tiempo en llevarse uno a su boca mientras masajeaba el otro con su mano.Llevó la mano entre sus bragas y sonrió gustoso de saber lo lista que estaba para él.—No sabía que me desearas tanto—introdujo sus dedos en su interior logrando que los gemidos de ella resultaran más sonoros. —Ahora te darás cuenta de que sí somos compatibles.Antes de que ella se diera cuenta, él la había desprendido de su
Madilyn se metió en la ducha y prendió el grifo. Evitó mojarse el pelo, no sabría cómo secárselo allí. El agua se derramó por todo su cuerpo. Se enjabonó, era el jabón que usaba Jussie, tenía un olor varonil y muy agradable.Pensaba en cuál sería su siguiente paso, se había acostado con Jussie y le había gustado ¿gustar? Eso le quedaba corto. Sin embargo, era el último día que estaría con él, tendría que regresar a su vida y a lo que le esperaba ¿ahora estaba lista? Le gustaba cómo la trataba él, no creía que fuera así de romántico, resultaba difícil separarse de él, no se lo ponía fácil.Se secó con la toalla y regresó a la habitación, había escogido uno de los vestidos que la habían entregado. Se lo puso y se acercó al espejo a mirarse y ver qué tal le quedaba. Era holgado, de un color verde oscuro, y con mangas largas, era perfecto para no llamar mucho la atención, quería que quedara en el olvido lo ocurrido anoche. Dejó el pelo en un moño con mechones sueltos y salvajes por su ros
—Mi padre se casó con mi madre justo después de que terminara su relación con la madre de Marcos. Ya puedes imaginarte lo molesta que se sintió ella teniendo en cuenta que Marcos había nacido ya. Él era todavía pequeño y no nos conocimos hasta que cumplí los once años él tenía ya 14 años. Recuerdo que fue en un restaurante, nuestro padre había decidido reunirnos para que nos conociéramos. Nos llevamos bien enseguida, y creo que fue por el hecho de saber que teníamos un hermano, sin embargo, aquello no duró mucho. Nuestro padre se empeñó en que asistiéramos a la misma escuela, y de pronto llegaron los celos de Marcos y era comprensible, yo tenía a nuestro Padre quien se encargaba personalmente de llevarme a la escuela mientras a Marcos solo podía llevarlo de regreso a su casa cuando pasaba a recogerme. Él solo podía verle en momentos especiales, en la celebración es su cumpleaños o en las navidades; no todo el tiempo como yo, así que, con el tiempo, Marcos me demostró todo el resentimi
Eran las siete de la tarde, Madilyn había regresado ya a su casa y estaba dando vueltas de un lugar para otro, estaba nerviosa, en cualquier momento entraría Alan por la puerta e iba a contarle lo suyo con Jussie, sonrió con ironía, ella y Jussie ¿quién lo diría? Sintió mariposas en el estómago, por primera vez se había enamorado, o eso creía, y se sentía estupendo. Pensaba en todas las cosas que haría desde aquel momento con aquel hombre que había conseguido conquistarla.Escuchó que se abría la puerta y se detuvo con la mirada fija en ella. Alan apareció por ella con su equipaje, la vio mientras cerraba la puerta por detrás.—Al menos te encuentro en casa, nos abandonaste sin ninguna explicación ¿pero sabes qué? No discutiré al respecto porque pasé el mejor fin de semana de toda mi vida, te libraste— dijo mientras caminaba hacia su cuarto.—Tengo que contarte algo.Él se detuvo, soltó un suspiro y se dio la vuelta para verla.—No me digas, Jussie te dijo que yo le hablé de tu secret
Jussie llegó a su apartamento, pensando en su conversación con Marcos, habían hablado como personas civilizadas, no se habían gritado, aunque eso no significara que se hubieran tratado bien. ¿Cómo se le ocurría pedirle que se alejara de Madilyn? Él era el infeliz que la tenía acorralada, la obligaba a casarse con él por el favor que le había hecho, él no podía ser su hermano, ni hablar.Abrió la puerta con la tarjeta y la cerró de nuevo, pero cuando llegó en el salón, se sorprendió al ver a alguien sentado en su sofá, era Lady y llevaba puesto su albornoz. Cuando le vio, se puso en pie con una seductora sonrisa.—Hola cariño.—¿Qué demonios haces aquí?—Todavía tengo la llave ¿recuerdas? Deseo que se te haya acabado el enojo porque he venido a recordarte los viejos tiempos—soltó las cuerdas del albornoz y dejó ver tras él su cuerpo desnudo. — ¿Qué me dices, lo revivimos?Se acercó lentamente a él aprovechando su silencio y su mirada sobre ella. Tomó la parte baja de su camisa, pero in
Madilyn se despertó temprano. Se dio una ducha, se puso unos vaqueros y una blusa. Se recogió el cabello dejando unos mechones sueltos en la frente, y se maquilló. Cogió su bolsita con cuerda, guardó su celular dentro, el cheque y algo de dinero.Salió al salón, Alan también acababa de salir de su cuarto y estaba cambiado.—¿Arreglada a esta hora?—Saldré a desayunar con Jussie. —tenía el rostro iluminado.—¿Y qué pasa con Marcos?—Iré a buscarlo cuando termine de desayunar.Escucharon la bocina de un auto fuera de la casa.—¿Es él?—Algo parecido.Los dos caminaron hacia la puerta para ver, abrieron ésta y frente a ellos se encontraba un Mercedes con un conductor uniformado.—¿Qué es esto? —preguntó Alan maravillado.—¿Es que no lo ves? Solo es un auto, ha venido por mí—dijo emocionada. De pronto la expresión de Alan cambió.—¿Te subirás en él?—Por supuesto, ¿por qué no?—No sé. Sabes que me alegro por ti, es la primera vez que me siento orgulloso de ti…—¡Alan!—No te lo negaré y l
Después del desayuno la acompañó hacia el ascensor.—Llámame por cualquier cosa que te diga ese tipo ¿de acuerdo? —se despedía él.—Descuida, así será. Pero confiemos en que todo será sencillo, él no puede obligarme mientras tenga todo el dinero.Él la tomó por la cintura y volvió a besarla desesperadamente, ya no podía esperar el momento en que fuera solo suya.—Regresa pronto conmigo.—No podrá ser si no me dejas ir.Él tuvo que soltarla a regañadientes y ella se metió en el ascensor, le dio al botón de la última planta. Mientras se cerraba la puerta le sonrió.—Ah, se me olvidaba—dijo ella—Te amo.Logró a ver su sonrisa cuando se cerró el ascensor.Ella estaba feliz, si hubiera sabido antes que el amor podía dejarle a uno así, haría tiempo que se habría enamorado. Salió del edificio y aun así no lograba borrarse la sonrisa de enamorada de los labios, cualquiera pensaría que estaba loca. El conductor seguía esperándola, le abrió la puerta trasera cuando ella estuvo cerca.