El día de la boda entre Mirah y Rayan había llegado. El lujo y la decoración tienen con la boca abierta a medio mundo. Hay más de 100 invitados. Nailea y Tareq se quedan perplejos al ver entrar a Rina quien saluda a la señora Fátima con afecto y a varias personas más. Rina conoce muy bien a la familia de Tareq y Rayan. Nailea se pone un poco nerviosa al ver que Rina viene hacia ellos. Toma de la mano a su esposo y levanta el mentón con seguridad. —As-Salaam-Alaikum, Nailea, Tareq. —Saluda, Rina, sonriente. —Wa Alaikum As-Salaam, Rina. —Responde, Nailea. —No sabía que estabas invitada. —Espeta, Tareq, serio. —Tú bella madre me invito. Espero no te moleste. —Lo observa con añoranza. —En lo absoluto. Que disfrutes la boda. — Responde, yéndose con Nailea y dejando a Rina prácticamente con la palabra en la boca. La boda inicia. Rina no deja de observar a Tareq. Lo ve simplemente espectacular y cada día se convence más que tiene que recuperarlo a como dé lugar. Al verlo tan cariñoso c
Nailea ya perdió la cuenta de las noches que se ha acostado llorando y también la noción del tiempo. Sabe que es de noche porque en Marruecos el clima cambia a frío al oscurecer. No ha visto a su padre, ni a su tío desde que la encerraron y no ha tenido contacto con nadie más. La persona que le deja la comida lo hace siempre que esta dormida, por lo que deduce que hay una cámara dentro. La comida es muy buena y trata de comer todo lo que me dan por el bien de su bebé. Inclusive le han dado vitaminas una vez que suplicó por la puerta que la dejaran ir porque estaba embarazada. Se siente muy deprimida porque extraña mucho a Tareq y a su madre. Tiene mucho miedo de no volver a verlos. Calcula que llevara unos quince días allí. No está segura. Hoy con la comida le han dejado unos libros sobre maternidad y eso la ha tranquilizado un poco al entretenerse leyendo. Hace ejercicios de estiramiento y camina alrededor de la habitación una y otra vez. Trae a su mente los mejores recuerdos que ha
“Días atrás” —¿Crees qué nos reciba? —El señor Yahir mira impresionado el edificio. Todo es demasiado lujoso e impecable. —Pues más le vale que lo haga. De eso dependerá si vuelve a ver a Nailea o no. —Responde, frío, el señor Karim. Se reportan con los guardias y esperan unos minutos a que verifiquen si pueden pasar. Luego de la verificación les dan unas tarjetas para subir al elevador. El asistente de Tareq los guía hasta la oficina de él. Tareq está concluyendo una reunión importante y dejando en manos de Akram la mayoría de las responsabilidades pues ya no se siente con la fuerza mental para hacerlo. Ellos admiran la oficina y la sorprendente vista. Una muchacha del servicio entra a ofrecerles algo de tomar. Piden agua y cafés. Cinco minutos después vuelve con el pedido. Tareq no está para nada contento con su visita, pero supone que se han enterado de la desaparición de Nailea y por eso vienen a buscarlo. Al fin y al cabo, eran familia y algún tipo de sentimiento deben tener
“Cinco meses después” Nailea —¡Eini! —Me sostengo de la puerta ante el dolor. Tareq viene corriendo a mi llamado. —¿Ya es hora? —Pregunta, alarmado, sosteniéndome y yo asiento con mi cabeza tratando de soportar esta terrible contracción. —¡Tranquila, mí hayati! —Me ayuda a sentarme y rápidamente toma las maletas. Nani y mi madre han escuchado mi grito de ayuda pues iban a cenar con nosotros. Ellas nos acompañan al hospital. Tengo mucho miedo, pero Tareq no se aparta de mi lado en ningún momento. Al ingresar a emergencias no quiero separarme de él, pero no soy capaz de exigirle que este en el parto ya que en nuestra religión eso no es común. El hombre debe aguardar afuera y dejar que la mujer haga su labor. No participa ni está presente durante el parto. Lo veo con tristeza antes de irme. —¡Amor, todo va a estar bien! Iré a ponerme los implementos y te veo en un momento, ¿de acuerdo? —Me dice besando mi mano. —¿Estarás conmigo durante el parto? —Pregunto, a punto de llorar de f
—Ingeniera, Falú. —Levanto mi rostro al llamado de Taira mi asistente. —Su cuñada, Mirah, quiere verla. —Me indica. —Hazla pasar. —Le digo, contenta. Siempre que nos hemos visto ha sido en eventos o reuniones de familia, pero no hemos tenido tiempo de hablar a solas desde la fiesta de cumpleaños de Janna que fue hace más de cuatro meses. Me levanto de la silla de mi escritorio y ella entra. Camino para darle un fuerte abrazo. —¡Qué inmensa alegría que me visites! ¡Alá te de salud! —Me abraza fuerte y la escucho sollozar en mi hombro. —¿Qué sucede Mirah? —Froto su espalda. —¡Él nunca me amará! —Llora y al fin me comparte algo acerca de su relación con Rayan. —Pero si te vi feliz en la fiesta. —Ella se separa de mi para limpiar sus lágrimas. —Ven, siéntate. —Nos sentamos en el sillón grande. —Pensé que mi amor por él salvaría nuestro matrimonio y que lograría romper su coraza, pero me equivoque. —Su rostro que refleja frustración y redición, me deja ver la larga lucha emprendida.
Prefacio Observo su rostro dormida y me detengo en sus largas pestañas negras que parecieran el complemento de un ángel negro de la noche. Su pecho sube y baja pausadamente por su respiración relajada como sí por la mañana no hubiera discutido conmigo. Duerme tan en paz que me lleno de envidia. Me da rabia que sea tan perfecta. Ella está acabando conmigo; su mirada dulce y su voz angelical. No importa que tan mal la trate ella siempre tiene una sonrisa para mí.Debo seguir firme, aunque, cada día me cueste más demostrarle mi indiferencia. Ninguna mujer merece mi amor y ella es igual que su hermana. Debo estármelo recordando constantemente, pues temo caer en sus manos.La he alejado de su familia. Ellos no merecen mi consideración después de la manera en que me trataron. Yo que les salve la vida y ahora mismo un arrepentimiento fugaz cruza mi cabeza.¿Podría ella ser diferente? Me golpeo mentalmente por pensarlo. Ella es igual que todas.Salgo con mi amargura de la habitación. Tomo mi
¡Hola a todos y todas! En vista de que he recibido comentarios preguntando acerca del nuevo libro, he decido dejarles este mensaje. El nuevo libro "Amor Inmarcesible" aún no esta listo, estoy trabajando en él y será subido de forma independiente de este, me da mucha alegría saber que la introducción haya capturado su atención, decidí ponerla aquí como un regalo para ustedes y para que supieran que habría una historia de Rayan y Mirah, se que quisieran tenerlo ya, pero por el momento no será posible. Tampoco tengo una fecha para darles, pues no me gustaría quedarles mal, lo que sí puedo asegurar es que estoy trabajando en el. Se que les encantará y gracias por disfrutar de mis letras, aunque, no les conozco cuando leo sus mensajes me trasmiten mucho cariño ¡Los y las quiero! ¡Un abrazo enorme en donde quiera que se encuentren! Atentamente BRE
—¡Estoy tan feliz! —Doy saltos de alegría. Estoy a punto de alcanzar mi sueño más anhelado: mi libertad. —¡También lo estoy! No puedo creer que mañana vayamos a graduarnos —grita emocionada mi mejor amiga y, yo, por mi parte, no dejo de sonreír; no puedo disimular mi felicidad. —Mi vestido es precioso. Lástima que no pudieras acompañarme a comprarlo. Ahorré tanto para tenerlo —le reprocho haciendo pucheros. —Lo siento, tuve que acompañar a papá al viaje de negocios que te conté. Me presentó a los socios de la compañía —la veo con envidia, pero de la buena. Cuánto hubiera querido que mi padre fuera así—. Sabes, me duele y molesta escucharte decir que tuviste que ahorrar. ¡Eres rica! Tu familia lo es y te limitan. —Pero a mí... —Sé que a ti no te importa, Nailea; pero no es justo —me enternece. —Miranda, nuestra cultura es así en ese y muchos otros sentidos. Tristemente es muy injusta cuando las mujeres decidimos independizarnos. —¿Por qué no dejaste que yo te lo comprara? —P