Cruce de caminos.El silencio prometido chocaba su camino con la necesidad de conocer la verdad.Había sido casi de improviso que ese tema surgiese en medio de la conversación en la que yo procuraba descubrir cómo es que una promesa hecha a mi padre podía tener algo que ver con el descendiente del abuelo adoptivo de Cristian Cavill. No quería perder un segundo ni siquiera en algo que no fuese necesario, pero aunque no podía explicar el motivo ni el porqué, sentía que debía seguir adelante con esa conversación cuyo camino hasta entonces se mostraba incierto.―No entiendo nada… puedo apreciar el gesto de que hayas podido contarme cosas de mis padres que yo no conocía, pero sigues empeñado en aferrarte a una promesa a pesar de que sin darte cuenta me has dado el indicio para revisar el pasado de mi padre bajo una nueva perspectiva.Tom suspiró, al parecer él también había llegado a la misma conclusión que yo y por eso se mostraba ahora aún poco más esquivo que antes.―Tienes razón, tal
Herederos del legado Cavill―Tu padre odiaba a su padre y él hubiese dado lo que no tenía para separarse de su pasado y dejar todo atrás.Tom supo tenerme paciencia para dejarme asimilar aquellas cuestiones, mientras que la mueca de estupefacción de mi rostro le dejaba entender que dé a poco comenzaba a poder respirar de nuevo. No era algo fácil de asimilar de buenas a primeras, descubrir que de forma asombrosa los caminos de todos habían estado entrecruzados desde incluso antes de todo iniciar. No podía decir que el abogado del traje oscuro sabía algo de aquello porque entonces me lo habría hecho averiguar desde el principio, pero era asombroso y hacía pensar en cómo él había sido el encargado de hacerme firmar aquel contrato, casi por error, que al final terminó con mis pies, mejor dicho mis ruedas, plantadas en esa sala de visitas para descubrir que yo era la heredera verdadera de aquel viejo desquiciado y dañado de dolor del cual Cristian me había contado los traumas que le dejó
Un lugar en el recuerdoYo no era yo. Yo solo era un avatar de la confusión y el desaliento. Las palabras me atravesaban como si yo fuese una sombra incierta. El juego de los colores y de las emociones desfilaba ante mí sin que yo pudiese asimilarlas. Aquella verdad me había atrapado en un bucle temporal, donde el presente y el pasado se enlazaban sin darme chance de mirar al futuro.Toda yo era esa informidad sin contornos. Una entelequia sin razón ni entendimiento que ni siquiera podía moverme por mis propios medios, sino que dependía de Ana para poder avanzar en medio de mi propio bucle.Después de que Tom me dejara saber el último secreto, las cosas habían trascurrido de una forma tanto incorpórea como irreal. Las explicaciones se atrancaban en la garganta mientras que trataba de procesarlo todo. Era algo verdaderamente, portentoso el entender cómo es que habíamos apostado tanto a las que se podían considerar las palabras de un demente, pero ya estábamos ahí después de haber vi
Mi padreY sobreponiéndome al dolor de los recuerdos, nos adentramos tras el umbral de la última puerta, aquella que nos llevó a la habitación del hecho fatídico, allí donde el único familiar que nos quedaba sobre la faz de la tierra había querido mancillarnos a mi hermano y a mí.Ethan había traído consigo una palanca de metal que consiguió en el maletero del coche de Raúl con la esperanza de que esta pudiese servirle como arma de defensa en caso de alguna irregularidad. En esas montañas no era muy común, pero siempre existía la posibilidad de encontrarnos con algún oso errante y en ese caso era mejor estar preparado de alguna manera, aunque la experiencia sabia decirnos que para una situación así no había forma da estar preparados. Al final la palanca sirvió para levantar un par de tablones de aquel suelo bien construido que presentó bastante resistencia. Ana ahora era aportadora de la luz, mientras yo en mi silla, cada vez más desesperada por no poder caminar, me había quedado a
A primera hora de la mañanaA primera hora de la mañana ya habíamos logrado llegar a nuestra meta. El viaje había sido bastante agotador, mucho más después de haber estaba viajando todo un día prácticamente, pero la idea de que ya las cosas se comenzaban a dilucidar por derroteros de cierta estabilidad permitía que los ánimos fuesen otros que de alguna manera las sonrisas en los rostros tuviesen mucha más chance de aparecer. No era como una situación típica, pero de alguna manera el cerebro lograba adecuarse a las situaciones y proporcionar las respuestas coherentes para no doblegarse ante las situaciones y así poder dar la cara aún y cuando todo parecía venirse encima. Ahora me parecía insólito todo el tiempo que perdí con esa situación. Me había costado casi tres meses de mi vida, mis piernas y la felicidad, pero ahora por lo menos íbamos de camino al lugar donde planeaba iniciar la recuperación de la que debería haber sido mi vida desde siempre. El sentimiento era desgarrador, p
Mirada terribleYo solo quería ver los ojos de cielo que eran capaces de devolverme la vida y la sonrisa, en cambio, estaba viendo aquel pozo de maldad que, aunque se disfrazaba de condescendencia, en realidad dejaba a la vista un derroche de maldad pura y concentrada en sus infinitas tramas de maldad indolente. En el pasado cada encuentro con ese sujeto había sido terrible y trágico, ahora no podía ser así, ahora me encontraba rodeada por amigos y personas a quienes les importaba, cosa que quedó completamente en evidencia cuando antes de que Martins pudiese acercarse nosotros, él fue interpelado por Arthur quien gritó desde la distancia.― ¡¿Qué demonios haces aquí malnacido?! ―Arthur avanzaba con paso trémulo viniendo desde la sala de estar donde había estado Raúl, apenas segundos antes, en su mano traía un par de cafés, por lo que pude deducir en donde se encontraba antes de nuestra llegada. Martins, quien no había dejado de mirarme en la silla de ruedas, solo tuvo un pequeño ges
Amenazas sin dolorAquel sujeto estaba ahí con un objetivo claro: Solo era cuestión de intimidar a más no poder. Con lo que yo le había demostrado hasta ese momento era más que claro que el sujeto sabía que podía tirar de mis miedos y temores como de una fuente inagotable de servilismo. Por eso debía haber llegado hasta ahí; algún acólito de su mundo de perversión debía haberle contado de los planes que junto a Raúl estábamos llevando a cabo para contrarrestar sus artimañas y seguramente ahora venía en plan de clavar el cuchillo en la herida. La presencia de mis amigos a mi lado posiblemente le ocasionó un revés en sus intenciones, pero siendo, como era, un tipo desvergonzado y ahora con un poder impresionante, no era algo que le podía representar afrenta alguna.Arthur se hizo a un lado para dejarme el camino libre. En el gesto del chofer pude darme cuenta de que no estaba nada conforme con mi intención de encarar al sujeto, pero con su respetuosa actitud me dejó saber que no había
A la esperaEl conflicto de aquel momento terminó con un desenlace un poco amargo que nos dejó a todos con esa sensación de habernos enfrentado al mismísimo diablo, sin embargo, no había tiempo que perder después de haber recibido ese tipo de amenazas veladas sobre lo que podía acontecer después de lo que esperábamos conseguir. No era algo como para tomárselo a la ligera, pero el sufrimiento acumulado después de tantos percances, me dejaba con la coraza de indolencia necesaria y suficiente como para no quedarme ahogada en un mar de angustia como lo hubiese hecho antes; ahora solo me quería levantar de esa silla para correr hacia la puerta, pero al no poder correr por mis propios medios solo podía contentarme con la espera mientras que el abogado se ocupaba tras la puerta de aquella oficina. El trámite del pago ya había sido ejecutado. Había de dar fe de la procedencia de los fondos y eso logró retrasar un poco más la situación, pero motivada como estaba no iba a permitir que nada ni