Mirada terribleYo solo quería ver los ojos de cielo que eran capaces de devolverme la vida y la sonrisa, en cambio, estaba viendo aquel pozo de maldad que, aunque se disfrazaba de condescendencia, en realidad dejaba a la vista un derroche de maldad pura y concentrada en sus infinitas tramas de maldad indolente. En el pasado cada encuentro con ese sujeto había sido terrible y trágico, ahora no podía ser así, ahora me encontraba rodeada por amigos y personas a quienes les importaba, cosa que quedó completamente en evidencia cuando antes de que Martins pudiese acercarse nosotros, él fue interpelado por Arthur quien gritó desde la distancia.― ¡¿Qué demonios haces aquí malnacido?! ―Arthur avanzaba con paso trémulo viniendo desde la sala de estar donde había estado Raúl, apenas segundos antes, en su mano traía un par de cafés, por lo que pude deducir en donde se encontraba antes de nuestra llegada. Martins, quien no había dejado de mirarme en la silla de ruedas, solo tuvo un pequeño ges
Amenazas sin dolorAquel sujeto estaba ahí con un objetivo claro: Solo era cuestión de intimidar a más no poder. Con lo que yo le había demostrado hasta ese momento era más que claro que el sujeto sabía que podía tirar de mis miedos y temores como de una fuente inagotable de servilismo. Por eso debía haber llegado hasta ahí; algún acólito de su mundo de perversión debía haberle contado de los planes que junto a Raúl estábamos llevando a cabo para contrarrestar sus artimañas y seguramente ahora venía en plan de clavar el cuchillo en la herida. La presencia de mis amigos a mi lado posiblemente le ocasionó un revés en sus intenciones, pero siendo, como era, un tipo desvergonzado y ahora con un poder impresionante, no era algo que le podía representar afrenta alguna.Arthur se hizo a un lado para dejarme el camino libre. En el gesto del chofer pude darme cuenta de que no estaba nada conforme con mi intención de encarar al sujeto, pero con su respetuosa actitud me dejó saber que no había
A la esperaEl conflicto de aquel momento terminó con un desenlace un poco amargo que nos dejó a todos con esa sensación de habernos enfrentado al mismísimo diablo, sin embargo, no había tiempo que perder después de haber recibido ese tipo de amenazas veladas sobre lo que podía acontecer después de lo que esperábamos conseguir. No era algo como para tomárselo a la ligera, pero el sufrimiento acumulado después de tantos percances, me dejaba con la coraza de indolencia necesaria y suficiente como para no quedarme ahogada en un mar de angustia como lo hubiese hecho antes; ahora solo me quería levantar de esa silla para correr hacia la puerta, pero al no poder correr por mis propios medios solo podía contentarme con la espera mientras que el abogado se ocupaba tras la puerta de aquella oficina. El trámite del pago ya había sido ejecutado. Había de dar fe de la procedencia de los fondos y eso logró retrasar un poco más la situación, pero motivada como estaba no iba a permitir que nada ni
Lo que parecía una eternidadAquella espera que se había dilatado en el tiempo a lo largo de un trance y un proceso que parecían una infinita eternidad, ahora por fin parecía que todo podía llegar de una vez por todas a su culmen. Ahora la vida parecía querer darme la oportunidad de sonreír.La silla no avanzó a la velocidad que y quería impregnarle cuando mis manos resbalaban sobre el soporte, pero nada de eso hizo falta: Cristian corrió hacia mí y me tomó en sus brazos. Con sus rodillas afincadas en el suelo ante mí, me permitió estar a la misma altura para poder estrecharlo con mis brazos; eso era lo único que podía calmarme.Aún quedaba mucho en lo que pensar y mucho que resolver: había un montón de preguntas sin respuestas y muchos temas que no había que descuidar aún, pero lo único que a nosotros nos importaba en ese momento era el poder estar de nuevo juntos después de tanto dolor. El amor me había sido devuelto después de muchas heridas y sufrimientos. De nuevo lo tenía al al
Una cuestión delicadaSolo podíamos seguir adelante con la vida aún y cuando nuestros corazones querían prolongar ese momento de regocijo y felicidad.Cristian se había dedicado a darle amor a esa pequeña vida que crecía dentro de mí. Ahora podía sentirme un poco desencajada por pensar en lo irresponsable que había sido con algunos de mis comportamientos que pusieron en riesgo la vida de mi bebe. Ahora solo podía agradecer al cielo la oportunidad de tenerlos a los dos con bien: al padre y al hijo para sentir que a pesar de todo lo malo, aún había cosas por las que sonreír. Solo había un pendiente que atender y Cristian se encargó de hacerme el preguntado inmediato.― ¿Qué sabes de tu hermano? ―su cuestionamiento me causó una ligera incomodidad, pues me retraía a la realidad que había tenido que privar para poder avanzar sin quedarme enfocada en el dolor de mi presente. La preocupación de esa cuestión surgió en ese momento, pero yo no tenía nada que responder, por suerte Raúl se adel
Una decisión del corazónLo que menos quería era tener esa conversación allí mismo. Me sentía agobiada por la responsabilidad que recaía en mis hombros respecto a todo eso, pero no había manera de poder sobreponerme a todo lo que estaba aconteciendo. Yo solo quiera poder estar a solas con el señor Cavill para recuperar el tiempo perdido; sabía que de momento era algo egoísta de mi parte, pero no podía mentir, solo quería estar a solas con él para poder olvidarme de todo y entregarme de manera desenfrenada a las pasiones contenidas en mi alna. Sabía que faltaba aún un poco para poder por lo menos aspirar a algo así. Me senté con firmeza, aunque mis piernas no me acompañaron, y mire a mí alrededor cuando todos se quedaron estupefactos con aquella última afirmación de mi parte, sobre todo en Cristian, en él encontré una expresión de su rostro que me dejaba entrever la confusión que aquello podía proporcionarle.―Pero Princesa… no puedes renunciar a algo que es tuyo por derecho ―Crist
Un momento para el corazón― ¿Está todo bien?Cristian salió de la ducha apenas cubierto por una toalla, cubriendo la parte baja de su cuerpo y otra sobre sus hombros. Yo había entrado a la habitación que Raúl le había ofrecido para que se pusiese cómodo después de su periplo por la prisión. Las comodidades de la prisión donde él había estado cautivo no eran nada confortables, por lo que apenas pudo, él se fue directo a la ducha caliente para sacarse de encima el peso de la mala experiencia. Cuando Cristian me vio ahí se sobresaltó un poco, pero se mantuvo con esa sonrisa resplandeciente en su rostro que le hacía verse como un hombre increíblemente atractivo que derretía hasta la más infranqueable fortaleza de mi alma. Yo no accedí a esa habitación con intenciones lujuriosas, pero al encontrarlo en esas condiciones era difícil conseguir que mi alma no se sobresaltara al recordar lo que habían sido los momentos de pura pasión que había vivido a su lado. Esos momentos que yo anhelaba
En una cama desconocidaCristian me había hecho llegar hasta el cielo demostrándome lo que aún sentía por mí. Era algo que no me cabía en el pecho, era una emoción incontenible y suprema que me daba para creer que estaba en la cima del mundo y que nada ni nadie podía bajarme de ahí. La vida misma me daba la sensación de querer llegar a un fin donde por fin ya no hubiese sorpresas y que la frase de “Vivieron felices por siempre” llegase para mí. Sus besos eran un aviso, aun así no me quería ilusionar con una mentira que sabía que podía cambiar en cualquier momento Por más que quería entregarme al fuego de la pasión sin oponerme en nada, me di cuenta de que lo mejor era esperar, tener un momento para sopesar lo que estaba viviendo, a pesar de que sobre aquella cama mi espalda se encontraba aplastada por el peso de ese hombre apasionado que me besaba con locura.―Cristian… Cristian… ¡Cristian! ―la intensidad de las emociones me hacía sentir en un éxtasis de sensaciones únicas, pero me