Un lugar en el recuerdoYo no era yo. Yo solo era un avatar de la confusión y el desaliento. Las palabras me atravesaban como si yo fuese una sombra incierta. El juego de los colores y de las emociones desfilaba ante mí sin que yo pudiese asimilarlas. Aquella verdad me había atrapado en un bucle temporal, donde el presente y el pasado se enlazaban sin darme chance de mirar al futuro.Toda yo era esa informidad sin contornos. Una entelequia sin razón ni entendimiento que ni siquiera podía moverme por mis propios medios, sino que dependía de Ana para poder avanzar en medio de mi propio bucle.Después de que Tom me dejara saber el último secreto, las cosas habían trascurrido de una forma tanto incorpórea como irreal. Las explicaciones se atrancaban en la garganta mientras que trataba de procesarlo todo. Era algo verdaderamente, portentoso el entender cómo es que habíamos apostado tanto a las que se podían considerar las palabras de un demente, pero ya estábamos ahí después de haber vi
Mi padreY sobreponiéndome al dolor de los recuerdos, nos adentramos tras el umbral de la última puerta, aquella que nos llevó a la habitación del hecho fatídico, allí donde el único familiar que nos quedaba sobre la faz de la tierra había querido mancillarnos a mi hermano y a mí.Ethan había traído consigo una palanca de metal que consiguió en el maletero del coche de Raúl con la esperanza de que esta pudiese servirle como arma de defensa en caso de alguna irregularidad. En esas montañas no era muy común, pero siempre existía la posibilidad de encontrarnos con algún oso errante y en ese caso era mejor estar preparado de alguna manera, aunque la experiencia sabia decirnos que para una situación así no había forma da estar preparados. Al final la palanca sirvió para levantar un par de tablones de aquel suelo bien construido que presentó bastante resistencia. Ana ahora era aportadora de la luz, mientras yo en mi silla, cada vez más desesperada por no poder caminar, me había quedado a
A primera hora de la mañanaA primera hora de la mañana ya habíamos logrado llegar a nuestra meta. El viaje había sido bastante agotador, mucho más después de haber estaba viajando todo un día prácticamente, pero la idea de que ya las cosas se comenzaban a dilucidar por derroteros de cierta estabilidad permitía que los ánimos fuesen otros que de alguna manera las sonrisas en los rostros tuviesen mucha más chance de aparecer. No era como una situación típica, pero de alguna manera el cerebro lograba adecuarse a las situaciones y proporcionar las respuestas coherentes para no doblegarse ante las situaciones y así poder dar la cara aún y cuando todo parecía venirse encima. Ahora me parecía insólito todo el tiempo que perdí con esa situación. Me había costado casi tres meses de mi vida, mis piernas y la felicidad, pero ahora por lo menos íbamos de camino al lugar donde planeaba iniciar la recuperación de la que debería haber sido mi vida desde siempre. El sentimiento era desgarrador, p
Mirada terribleYo solo quería ver los ojos de cielo que eran capaces de devolverme la vida y la sonrisa, en cambio, estaba viendo aquel pozo de maldad que, aunque se disfrazaba de condescendencia, en realidad dejaba a la vista un derroche de maldad pura y concentrada en sus infinitas tramas de maldad indolente. En el pasado cada encuentro con ese sujeto había sido terrible y trágico, ahora no podía ser así, ahora me encontraba rodeada por amigos y personas a quienes les importaba, cosa que quedó completamente en evidencia cuando antes de que Martins pudiese acercarse nosotros, él fue interpelado por Arthur quien gritó desde la distancia.― ¡¿Qué demonios haces aquí malnacido?! ―Arthur avanzaba con paso trémulo viniendo desde la sala de estar donde había estado Raúl, apenas segundos antes, en su mano traía un par de cafés, por lo que pude deducir en donde se encontraba antes de nuestra llegada. Martins, quien no había dejado de mirarme en la silla de ruedas, solo tuvo un pequeño ges
Amenazas sin dolorAquel sujeto estaba ahí con un objetivo claro: Solo era cuestión de intimidar a más no poder. Con lo que yo le había demostrado hasta ese momento era más que claro que el sujeto sabía que podía tirar de mis miedos y temores como de una fuente inagotable de servilismo. Por eso debía haber llegado hasta ahí; algún acólito de su mundo de perversión debía haberle contado de los planes que junto a Raúl estábamos llevando a cabo para contrarrestar sus artimañas y seguramente ahora venía en plan de clavar el cuchillo en la herida. La presencia de mis amigos a mi lado posiblemente le ocasionó un revés en sus intenciones, pero siendo, como era, un tipo desvergonzado y ahora con un poder impresionante, no era algo que le podía representar afrenta alguna.Arthur se hizo a un lado para dejarme el camino libre. En el gesto del chofer pude darme cuenta de que no estaba nada conforme con mi intención de encarar al sujeto, pero con su respetuosa actitud me dejó saber que no había
A la esperaEl conflicto de aquel momento terminó con un desenlace un poco amargo que nos dejó a todos con esa sensación de habernos enfrentado al mismísimo diablo, sin embargo, no había tiempo que perder después de haber recibido ese tipo de amenazas veladas sobre lo que podía acontecer después de lo que esperábamos conseguir. No era algo como para tomárselo a la ligera, pero el sufrimiento acumulado después de tantos percances, me dejaba con la coraza de indolencia necesaria y suficiente como para no quedarme ahogada en un mar de angustia como lo hubiese hecho antes; ahora solo me quería levantar de esa silla para correr hacia la puerta, pero al no poder correr por mis propios medios solo podía contentarme con la espera mientras que el abogado se ocupaba tras la puerta de aquella oficina. El trámite del pago ya había sido ejecutado. Había de dar fe de la procedencia de los fondos y eso logró retrasar un poco más la situación, pero motivada como estaba no iba a permitir que nada ni
Lo que parecía una eternidadAquella espera que se había dilatado en el tiempo a lo largo de un trance y un proceso que parecían una infinita eternidad, ahora por fin parecía que todo podía llegar de una vez por todas a su culmen. Ahora la vida parecía querer darme la oportunidad de sonreír.La silla no avanzó a la velocidad que y quería impregnarle cuando mis manos resbalaban sobre el soporte, pero nada de eso hizo falta: Cristian corrió hacia mí y me tomó en sus brazos. Con sus rodillas afincadas en el suelo ante mí, me permitió estar a la misma altura para poder estrecharlo con mis brazos; eso era lo único que podía calmarme.Aún quedaba mucho en lo que pensar y mucho que resolver: había un montón de preguntas sin respuestas y muchos temas que no había que descuidar aún, pero lo único que a nosotros nos importaba en ese momento era el poder estar de nuevo juntos después de tanto dolor. El amor me había sido devuelto después de muchas heridas y sufrimientos. De nuevo lo tenía al al
Una cuestión delicadaSolo podíamos seguir adelante con la vida aún y cuando nuestros corazones querían prolongar ese momento de regocijo y felicidad.Cristian se había dedicado a darle amor a esa pequeña vida que crecía dentro de mí. Ahora podía sentirme un poco desencajada por pensar en lo irresponsable que había sido con algunos de mis comportamientos que pusieron en riesgo la vida de mi bebe. Ahora solo podía agradecer al cielo la oportunidad de tenerlos a los dos con bien: al padre y al hijo para sentir que a pesar de todo lo malo, aún había cosas por las que sonreír. Solo había un pendiente que atender y Cristian se encargó de hacerme el preguntado inmediato.― ¿Qué sabes de tu hermano? ―su cuestionamiento me causó una ligera incomodidad, pues me retraía a la realidad que había tenido que privar para poder avanzar sin quedarme enfocada en el dolor de mi presente. La preocupación de esa cuestión surgió en ese momento, pero yo no tenía nada que responder, por suerte Raúl se adel