¿La última conversación?Apenas podía recalar en aquella que había sido la conversación que quedó en el aire cuando me desvanecí en los brazos de él. El señor Cavill había estado a punto de contarme toda la verdad sobre esa locura de matrimonio que había concertado con la rubia melindrosa que ni él ni yo soportábamos. Esa duda de saber que podía ser tan importante como para que él se atreviese a consumar una locura como esa, me quemaba con una punzada de curiosidad como ninguna. Todo había sido todo tan descarriado desde entonces, con la mentira de Ethan y la pequeña advertencia de Martins, que en lo que menos había tenido tiempo de pensar en todo ese tiempo era precisamente en esa información. Era una pregunta más que se quedaba sin respuesta. Una pregunta que me atosigaba y que me saltaba desde las entrañas para abordar al señor Cavill apenas le vi parado frente a mí, pero sabía que debía mantener la cordura. No podía arriesgarme a volver a correr el riesgo de propiciar un ambiente
En sus ojos En sus ojos pude descubrir todas las verdades que no había podido saber en ese trance de locura y traición que solo me había convertido en un autómata de las mentiras, buscando encubrir mi cobardía con falsedad. En sus ojos de amor y sinceridad pude ver esa mirada que me decía que el destino estaba en mi poder y que si no estaba siendo feliz era porque simplemente le había dado cabida al miedo y a las amenazas para no dejarme llegar a descubrir la felicidad que me merecía y que me pertenecía. Era algo inexplicable que descubrí en ese instante de lucidez que experimenté al tenerlo a él abriendo su corazón ante mí. Un momento de sinceridad indomable que se sobreponía a toda circunstancia y trascendía a las verdades más profundas y elementales del ser. Mi mundo recibió un sacudón al dejarme la vida, poder volver a tener la oportunidad de descubrir el motivo por el cual me había enamorado de ese hombre de esa manera tan intensa e inexorable. Y es que el brillo de vida y pasi
El destino impedidoEl recuerdo de ese relato de peligro que había estado tan cerca de Ana y de David solo servía para que mi mente me recordase el peso que reposaba sobre mis hombros para con ellos. El solo pensar que, con una mínima señal, el abogado pudiese acabar con la vida de dos de mis seres más amados, no me dejaba existir. Yo estaba predestinada, al parecer, a no solo sufrir como una condenada, sino que ahora sabia también, que mi papel en esa historia comenzaba a ser el de la villana despiadada que hunde el dedo en la llaga del hombre enamorado. El señor Cavill pasó de manera sorprendente por un cambio de emociones de manera inevitable. De la curiosidad a la felicidad en un instante y también en un instante de la felicidad al dolor. Su corazón acababa de llegar al cielo para bajar al infierno en cuestión de segundos. Ahora podía saber que iba a ser papa, pero que también descubría que no había nada que hacer para revivir un amor que estaba vivo, pero que se empeñaba con mor
Recuerdos y meditaciónLa puerta se cerró como abriendo la herida de manera indescriptible. Era algo contradictorio, pero al dejarme ellos en la soledad que les solicite solo conseguí encontrarme sumida en el dolor que me asfixiaba de manera sórdida y atroz. No podía respirar, pero no era algo corporal, era el alma que me sumía en incontenibles embates que recriminaban mi torpeza y falta de determinación. De repente me había convertido en la protagonista tonta de las telenovelas que veía mi mamá; una de esas mujeres que solo servían para sufrir y ser las víctimas de quienes le hacían la vida imposible solo para conseguir sus objetivos y propósitos en planes de maldad infinita. Yo, quien había enfrentado la vida como una guerrera dispuesta a derrotar cuánto gigante se me pusiese enfrente, de repente me estaba encontrando como una mansa paloma obedeciendo ciegamente los designios de un demonio que me hacía ser una pieza más de su juego de ajedrez. Él era la mano maestra y yo un simple
El sonido del silencioY entonces nada. No ocurrió nada portentoso ni escuche nada audible. Quisiera engañarme a mí misma diciendo que el aire a mí alrededor había cambiado o que había sentido algo especial, pero realmente nada ocurrió, nada físico ni material, pero en mi alma comencé a sentirme mejor. Era como si de repente el vacío ya no fuese vacío, como si la necesidad hubiese logrado ser saciada de cierta manera y que ahora mi alma encontrase los mecanismos para proceder a una especie de sanación. Había dolor todavía, era inevitable, pero se sentía como el tipo de dolor que puede llegar a su final solo con lograr la recuperación. El sonido del silencio me había dicho más que todas aquellas horas de ruido angustioso.No podía estar segura de lo que había ocurrido, ni siquiera me atrevía a moverme por el temor reverencial que me invadía en ese momento. Yo era una escéptica que creía que la muerte era muerte y que no había nada después de ella, pero ese instante de paz que me invadi
Determinación sin barreras.El trayecto fue bastante corto, sobre todo por lo que mi corazón sentía en ese momento. Un millón de emociones y sentimientos que estallaban como el combustible en las cámaras de ese motor que rugía desesperado cuando mi pie se hundía en el pedal del acelerador.Estaba cerca la meta y mi piel lo podía sentir de manera certera. Cada segundo contaba y se sumaba a una agonía que ahora era por la espera. No había mucho para pensar después de aquella revelación de vida y de valor que me había regalado una oportunidad de experimentar aquello determinación furiosa que no aceptaba barreras. Estaba en camino a confrontarme ante la imperante realidad de mi propio destino; un destino que no admitiría más la personificación de ese papel de protagonista sufrida, ahora quería asumir mi papel de siempre, el papel de la mujer guerrera, valiente y decidida.El coche lograba sortear los autos que pasaban raudos a mi alrededor en esa autopista que a esa hora de la mañana se e
El llamado del deber.El segundo intento para salir de ese embotamiento me fue más llevadero y relajado. Para cuando desperté ya estaba clara de donde me encontraba y por suerte para mí, para ese momento se encontraba la doctora en mi habitación.―Buenos días, señorita Reyes.―Buenos días, doctora ―le respondí esforzándome con una sonrisa que no sé bien de donde me salió. El dolor en mi espalda ya había desaparecido y solo me quedaba un cansancio pesado que era el producto de haber dormido más de la cuenta. Si necesitaba dormir, definitivamente en ese hospital lo había logrado hacer―… dígame por favor, ¿Cómo está él bebe?La doctora sonrió con un gesto conciliador buscando comunicarme esa intención de calma y tranquilidad. Era una mujer agradable esa doctora, tanto así que se atrevió a colocar su mano entre la mía para darme un mensaje bastante alentador:―No se preocupe, señorita, su embarazo podrá continuar sin ningún inconveniente… el peligro fue tras las primeras horas después del
Después de todo, aún era yoAna me explicó lo que la doctora ya me había dicho, pero las de ellas eran explicaciones mucho más relajadas y con menos tacto. A penas se dio cuenta Ana de que de verdad me encontraba bien, se dedicó mi amiga a acusarme de negligencia por haber cometido aquella locura, abordándome con preguntas bastante sofocantes sobre el cómo y el por qué.David permanecía a un lado sin dejar de acariciar mi mano en un gesto de mucha ternura. Mi hermano me llenaba de plena felicidad en ese momento, por lo que pude tomarme lo de Ana con un buen ánimo a pesar de que me encontraba bastante atosigada por ese cúmulo de preguntas que no dejaban que mi mente pudiese terminar de procesar una cuando la siguiente ya se comenzaba a procesar. ―Lo siento Ana, fue todo muy rápido. Un coche me golpeo apenas, pero a esa velocidad las cosas son tan difíciles de controlar que lo siguiente de lo que puede tener consciencia fue que mi coche se estrelló contra el poste de luz.Ana asintió p