Una hermosa noche arruinadaEthan recibió su camioneta, un poco confundido de no saber cómo proceder ahora que todo había quedado en una especie des impuse ante la falta de respuesta de mi parte.El asunto de haber olvidado mi coche me dio la oportunidad de tener un tiempo fuera suficiente para estar a solas y pensar mejor la situación. Le dije a Ethan que se adelantara hasta la casa de Ana mientras yo buscaba mi coche, así podríamos hablar con más calma mientras aprovechaba ese lapso de tiempo para sopesar las opciones y más aún lo que era aquella comprometedora propuesta de trabajo que había sido planteada por el señor Cavill.Ethan aceptó a regañadientes antes de dejarme a solas por fin. Las luces traseras de su camioneta se perdieron en la distancia para cuando regresó el chico con mi coche. Para ese preciso instante, desde el interior del salón de eventos surgió un murmullo de aplausos que eran un claro gesto de celebración. Mis músculos todos se crisparon en ese momento, pues sa
Sin calma, pero sin prisaEthan procuró en todo momento propiciar la oportunidad para quedarnos a solas y poder continuar aquella conversación que había quedado a la espera de mi respuesta. De hecho, él llegó a recordarme aquello que yo le había anticipado que debíamos hablar, pero que ahora, después de haber vivido aquella experiencia, no me sentía con ganas de mencionar. Él había escuchado aquella mentira pronunciada por Martins al afirmar que yo le había hablado de mi intención de formalizar una relación con él. Aunque estaba segura de que Ethan no le había creído del todo a ese sujeto, por lo menos esa información de cierta manera le dio pie para especular ciertamente con las posibilidades de un romance posible que surgiera en el calor de esa noche de una vez por todas, a pesar de que en el estacionamiento de aquel lugar yo le había dicho que no me sentía lista para corresponder su entrega. Él parecía empeñado en seguir adelante con su determinación.Por suerte para mí, el resto d
Esperando por mí.La mañana me tomó por sorpresa cuando me di cuenta de que era mi habitación de siempre donde ahora había despertado. El impacto y el susto inicial fue grande, haciéndome incluso sobresaltar hasta que vino a mi memoria todo el caudal de información necesario para obtener un contexto de lo que estaba ocurriendo a mí alrededor: no estaba en mi casa y tenía la vida al borde del abismo.El sonido que me había despertado seguía aún en el fondo de mi recuerdo reciente, hasta que de pronto lo volví a escuchar. Era agudo y estridente y lograba llegar a mí a pesar de que se originaba de lo que parecía y debía ser un lugar bastante lejano. Cuando lo volví a escuchar me obligó a levantarme de la cama y mirar la hora en la pantalla de mi teléfono, lo que ocasionó un sobresalto y un ataque de ira en mí cuando me di cuenta de lo temprano que era. ― ¡¿Quién demonios puede llamar a la puerta un domingo tan temprano?! ―espeté furiosa y embargada por una fuerza de ira desbordada.El t
Pesar y presión―Lo siento Arthur, pero es algo que no pienso discutir contigo.Aquella contestación me parecía demasiado chocante y grosera para mi propio gusto, pero no podía correr el riesgo de dejarle saber a Arthur algo que comprometiese mi posición, complicándome así frente al señor Martins. Sin duda alguna me sentía impulsada a defenderme, pero no era cuestión de hacer lo que se me antojase.―Entiendo lo que dice señorita Reyes, pero entenderá también mi posición… no es fácil saber que algo no estaba bien y simplemente ver como dos personas a las que estimo se complican la existencia por no ser capaces de llegar a un acuerdo.―No se trata de estar de acuerdo o no Arthur ―le aclaré con un dejo de fastidio, pero mi respuesta solo sirvió para potenciar su reproche.― ¿Entonces de que se trata señorita? Esa es la verdadera cuestión.Arthur sabía ser elocuente cuando había necesidad de ello, lo mismo que sabía ser callado y pasar desapercibido cuando era su trabajo. Con esa facilida
En una balanzaArthur se retiró luego de que no me quedase otra opción más que aceptar lo que él me decía sin tener siquiera la opción de reclamar, después de todo Arthur solo estaba cumpliendo una orden de su superior y tal como él lo decía, era una orden dada por alguien que no admitía la desobediencia o el desacato bajo ninguna circunstancia. Con un gesto educado, Arthur se despidió y me dejó en aquella puerta pensando en las implicaciones indirectas que todo eso estaba a punto de desatar para mi propia paz. Incluso aquella vida de paz y de orden que había querido darle a David bien que iba a ser interrumpida por esa decisión. La casa que habíamos recuperado para los dos, su escuela y el entorno de calma en el pueblo de nuestra infancia ahora se vería todo alterado de golpe por aquella inesperada proposición.Podía tener por seguro que David no se iba a negar. Desde el primer momento él había estado a favor de vivir en la ciudad y solo había aceptado el irnos a vivir al pueblo porq
El segundo primer díaAsí comenzaba a prepararme para mi segundo primer día trabajando en las industrias Cavill. La experiencia ahora era completamente diferente a lo que había sido en aquella primera vez que ahora se sentía tan lejana a pesar de que solo habían pasado un par de meses de ello.En aquel entonces estaba desesperada por el empleo, necesitando el dinero y con la única preocupación de tener que velar por el bienestar de mi hermano, ahora, en cambio, ni siquiera necesitaba ese empleo, dinero tenía suficiente para cubrir nuestras necesidades y a David ya lo tenía conmigo. Sin duda alguna la diferencia más grande era lo que sentía respecto al dueño de esa empresa, puesto que en mi primera visita al lugar había pasado la noche anterior fantaseando con un encuentro fogoso con él, mientras que ahora había pasado la noche sufriendo en sueños imaginándolo al lado de Rebeca en su luna de miel. Aquella vez rogaba al cielo la oportunidad de cruzarme con él en el camino, ahora, en cam
Cancelación inesperada― ¿Arthur que hacemos aquí? ―le pregunté con una notoria confusión, ahondándome los sentidos en una preocupación que se dejaba saber por la forma intensa en la que pronuncié aquella pregunta.Arthur se encogió de hombros, aunque iba detrás del volante, lo vi reaccionar como quien es cómplice de algo más allá de sus facultades y que no sabe cómo explicar su complicidad en el asunto. Lo realmente sorprendente era la facilidad con la que me habían llevado hasta ese lugar sin que yo hubiese podido reaccionar. Mis sentidos verdaderamente se encontraban embotados de una forma bastante llamativa. Era parte de ese proceso de enajenación en el que me encontraba después de haber vivido todo ese proceso de sacrificio, angustia y sufrimiento.―Lo siento señorita Reyes ―se excusó Arthur sin mirarme mientras estacionaba el coche justo frente a la entrada amplia que yo podía recordar con total claridad. Los pensamientos y los recuerdos comenzaron a arremolinarse de una forma t
La persona equivocadaAquella afirmación del señor Cavill me dejaba con el alma al filo de una revelación que no era inesperada. Yo sabía de antemano su opinión respecto a Rebeca, pero después de verle caminando junto a ella hasta el altar había imaginado que por lo menos tendría la fuerza de voluntad suficiente como para sostener la farsa el tiempo suficiente como para soportarle por lo menos para mantener la imagen de ser una matrimonio medianamente normal, pero ya quedaba en claro que no existía ni la menor intención de parte de él de soportar a la rubia melindrosa y por ello se esforzaba en dejarme en claro su intención de que la situación fuese clara y notoria para mí, como si aun sus esperanzas estuviesen puestas en la posibilidad de algo que iba más allá de lo que yo hubiese podido anticipar.La ventana de vidrio opaco que podía dividir los dos espacios de ese vehículo se levantó por la acción de los motores que comenzaron a trabajar cuando el señor Cavill presionó un botón en