Pesar y presión―Lo siento Arthur, pero es algo que no pienso discutir contigo.Aquella contestación me parecía demasiado chocante y grosera para mi propio gusto, pero no podía correr el riesgo de dejarle saber a Arthur algo que comprometiese mi posición, complicándome así frente al señor Martins. Sin duda alguna me sentía impulsada a defenderme, pero no era cuestión de hacer lo que se me antojase.―Entiendo lo que dice señorita Reyes, pero entenderá también mi posición… no es fácil saber que algo no estaba bien y simplemente ver como dos personas a las que estimo se complican la existencia por no ser capaces de llegar a un acuerdo.―No se trata de estar de acuerdo o no Arthur ―le aclaré con un dejo de fastidio, pero mi respuesta solo sirvió para potenciar su reproche.― ¿Entonces de que se trata señorita? Esa es la verdadera cuestión.Arthur sabía ser elocuente cuando había necesidad de ello, lo mismo que sabía ser callado y pasar desapercibido cuando era su trabajo. Con esa facilida
En una balanzaArthur se retiró luego de que no me quedase otra opción más que aceptar lo que él me decía sin tener siquiera la opción de reclamar, después de todo Arthur solo estaba cumpliendo una orden de su superior y tal como él lo decía, era una orden dada por alguien que no admitía la desobediencia o el desacato bajo ninguna circunstancia. Con un gesto educado, Arthur se despidió y me dejó en aquella puerta pensando en las implicaciones indirectas que todo eso estaba a punto de desatar para mi propia paz. Incluso aquella vida de paz y de orden que había querido darle a David bien que iba a ser interrumpida por esa decisión. La casa que habíamos recuperado para los dos, su escuela y el entorno de calma en el pueblo de nuestra infancia ahora se vería todo alterado de golpe por aquella inesperada proposición.Podía tener por seguro que David no se iba a negar. Desde el primer momento él había estado a favor de vivir en la ciudad y solo había aceptado el irnos a vivir al pueblo porq
El segundo primer díaAsí comenzaba a prepararme para mi segundo primer día trabajando en las industrias Cavill. La experiencia ahora era completamente diferente a lo que había sido en aquella primera vez que ahora se sentía tan lejana a pesar de que solo habían pasado un par de meses de ello.En aquel entonces estaba desesperada por el empleo, necesitando el dinero y con la única preocupación de tener que velar por el bienestar de mi hermano, ahora, en cambio, ni siquiera necesitaba ese empleo, dinero tenía suficiente para cubrir nuestras necesidades y a David ya lo tenía conmigo. Sin duda alguna la diferencia más grande era lo que sentía respecto al dueño de esa empresa, puesto que en mi primera visita al lugar había pasado la noche anterior fantaseando con un encuentro fogoso con él, mientras que ahora había pasado la noche sufriendo en sueños imaginándolo al lado de Rebeca en su luna de miel. Aquella vez rogaba al cielo la oportunidad de cruzarme con él en el camino, ahora, en cam
Cancelación inesperada― ¿Arthur que hacemos aquí? ―le pregunté con una notoria confusión, ahondándome los sentidos en una preocupación que se dejaba saber por la forma intensa en la que pronuncié aquella pregunta.Arthur se encogió de hombros, aunque iba detrás del volante, lo vi reaccionar como quien es cómplice de algo más allá de sus facultades y que no sabe cómo explicar su complicidad en el asunto. Lo realmente sorprendente era la facilidad con la que me habían llevado hasta ese lugar sin que yo hubiese podido reaccionar. Mis sentidos verdaderamente se encontraban embotados de una forma bastante llamativa. Era parte de ese proceso de enajenación en el que me encontraba después de haber vivido todo ese proceso de sacrificio, angustia y sufrimiento.―Lo siento señorita Reyes ―se excusó Arthur sin mirarme mientras estacionaba el coche justo frente a la entrada amplia que yo podía recordar con total claridad. Los pensamientos y los recuerdos comenzaron a arremolinarse de una forma t
La persona equivocadaAquella afirmación del señor Cavill me dejaba con el alma al filo de una revelación que no era inesperada. Yo sabía de antemano su opinión respecto a Rebeca, pero después de verle caminando junto a ella hasta el altar había imaginado que por lo menos tendría la fuerza de voluntad suficiente como para sostener la farsa el tiempo suficiente como para soportarle por lo menos para mantener la imagen de ser una matrimonio medianamente normal, pero ya quedaba en claro que no existía ni la menor intención de parte de él de soportar a la rubia melindrosa y por ello se esforzaba en dejarme en claro su intención de que la situación fuese clara y notoria para mí, como si aun sus esperanzas estuviesen puestas en la posibilidad de algo que iba más allá de lo que yo hubiese podido anticipar.La ventana de vidrio opaco que podía dividir los dos espacios de ese vehículo se levantó por la acción de los motores que comenzaron a trabajar cuando el señor Cavill presionó un botón en
Locura de amor― ¡Es una locura lo que dice, señor! ―le dije con una voz temblorosa y dubitativa. Por supuesto que era una locura, pero era una locura el tener que estar luchando contra un amor que era más que evidente entre nosotros y que debía estar siendo consumado en vez de estar sumiéndonos en la desgracia de esa distancia que nos separaba por culpa de las circunstancias y del destino empeñados en no dejarnos acercar. Era como si el estar junto al señor Cavill fuese un terrible pecado, por lo que ni siquiera después de aquello pude dejarme llevar, sino que tuve que plantarme en contra, a pesar de que contravenía de plano la intención de mi corazón.El señor Cavill sonrió con una determinación apabullante: Si estaba decidido a aquello, lo estaba demostrando al dejar en claro que no había nada que pudiese oponérsele, ni siquiera esa renuencia obstinada que yo me veía obligada a demostrar. Después de lo que había ocurrido estaba quedando en claro que algo había cambiado en su corazó
Sus esperanzasYo no quería correr ningún riesgo, pero parecía ser demasiado tarde para eso. El peligro en la boca del lobo había sido todo lo que podía ser: El señor Cavill me propuso jugar con fuego y al final terminé cediendo sin poder colocar ninguna objeción.― ¿Por qué lo hizo? ―le pregunté con la voz impávida y llena de preocupación, pero muy en el fondo me sentía plena después de tanto tiempo, era como volverá vivir. No había anticipado jamás volver a experimentar algo así, pero ahora que lo sentía sabía que aquel era mi lugar en el mundo, sin dudas debía estar al lado de él.El señor Cavill sonrió de manera desenfadad como si mi pregunta obvia revelase verdades de profunda intensidad. Había tanto que decir que ese beso fue capaz de condensarlo en una sola expresión. Los corazones habían hablado, mentir ya no era una opción.―Necesitaba comprobar que mi corazonada era cierta.― ¿Corazonada?―Esa que comprobaste con ese beso.―Ese beso no cuenta ―me apresuré a decirle con enfad
Impresión y desaliento― ¿Qué hace el aquí?―Es su empresa, le respondí bastante apenada y buscando disimular mi incomodidad. Después de haber estado en esa cercanía con el señor Cavill no había forma de estar relajada.Ethan me miró con extrañeza, como si aquella respuesta no fuese precisamente la que él estaba esperando, y de hecho ocasionó que su gesto, que había sido incierto hasta ese entonces, se volcara de golpe a una expresión cruda y severa de molestia y desaliento.―Sí, lo entiendo, esa parte me queda clara ―me respondió con bastante inconformidad, quedaba por ver como procesaba su cerebro todo ese lío―, a lo que me refiero es al hecho de que se suponía que él estaría para estas fechas en su viaje de luna de miel, por lo que no pensé que tendríamos que cruzarnos con él en este lugar, por lo menos no los primeros días.Yo negué enfáticamente con la cabeza al tiempo que me recomponía para dejar atrás la contradicción de ese momento de mucha e intensa confusión. Mi vida parecía