Negocios entre dosMartins se retiró sin dejar de mirarme de soslayo mientras caminaba, como para conminar en mí una reacción de miedo y temor que lograse pasar desapercibida para el señor Cavill. Ese hombre que en apariencia parecía ser una mansa paloma que no rompía ni un plato, en realidad era una máquina de maldad sin control ni atenuantes, una máquina que elucubraba entre las sombras moviendo sus tentáculos más allá de lo que se podía ver a simple vista; sin embargo, el señor Cavill parecía inocente a todo eso. Él solo se quedó con una sonrisa en su rostro cuando se despidió de su amigo a la distancia. Yo quería gritarle y decirle que ese malnacido era una bestia encarnada y que no había forma de que en su corazón existiese una pizca de buena voluntad, pero sabía que ese maldito podía hacerme mucho daño solo con una llamada, por lo que por muy poderoso que fuese el señor Cavill para tratar de protegerme a mí, no había forma de poner a salvo a David y a Ana sin hacerles correr pel
Una pequeña traiciónMe sentía engañada y burlada de cierta manera, pero no tenía forma alguna de como quejarme en esa situación. Mi castigo era asistir a un almuerzo soñado con el hombre de mis sueños en el lugar más lujoso de la faz de la tierra.Una traición se había consumado y no había nada que yo pudiese hacer. “Ladrón que le roba a ladrón tiene mil años de perdón” decía un proverbio de sabiduría popular. Yo era una traidora ahora siendo traicionada por el amor de mi vida.―No se vale ―le dije cuando me senté delante de aquella mesa adornada de manera espectacular y esplendorosa con una vista de ciento ochenta grados en la cima de la ciudad. Un lugar mágico y maravilloso donde bien que se podía esperar a tener la cita más romántica de la vida, lamentablemente lo que menos yo quería era estar en una situación así con el hombre al que debía evitar a toda costa.―En la guerra y en el amor todo se vale ―espetó él con un dejo de picardía y malicia en su voz. Era una ocasión como ning
En el centro de todoSus movimientos marcaban el compás para mi corazón. No había nada en el mundo que pudiese igualar la felicidad que en ese momento a mí me embargaba. Estaba en medio de mi propio infierno al encontrarme llevada de la mano del amor de mi vida, ese de quien debía alejarme si es que no quería poner en peligro la vida de mi hermano y de mi mejor amiga.―Déjese llevar ―me dijo el señor Cavill casi susurrándome al oído con su voz de miel que me embriagaba, al tiempo que el olor fragante de su perfume me hacía una esclava de su piel. Su cercanía me obnubilaba de formas antes impensadas para mí. Todo lo que había querido olvidar a lo largo de esos dos meses, ahora había vuelto a retumbar en mi vida con la intensidad de mil soles. No podía quedarme indiferente a lo que estaba ocurriendo a mí alrededor. Mi vida estaba en un tremendo impase en ese preciso instante.Por supuesto que se me ocurrió contarle todo allí mismo al señor Cavill y pedir su ayuda para tener a salvo a mi
Negocios de gente adultaVolvimos a la mesa. Yo delante y él detrás, pero aun así él se apresuró a darme la vuelta para llegar primero que yo a la silla, para no dejar pasar la oportunidad de lucirse con su gesto de caballerosidad elegante. El señor Cavill no dejaba nada al azar en lo que a eso respectaba.Mientras acomodaba mi silla se regodeó más de la cuenta en esa posición que le dejaba inclinado sobre mí. Mis movimientos se mecanizaron por el nerviosismo y me contuve de respirar para que la fragancia de su perfume no me llevase a cometer una locura. En esa posición, teniendo su cuello a centímetros de mi boca, solo quería hundirme en su piel y llenarlo de besos.El señor Cavill entonces se retiró sin darme la oportunidad de descubrir si él realmente se había percatado de mi debilidad. Sonrió y entonces regresó a su asiento sin que yo pudiese dejar de mirarle ni por un segundoEra absurdo que todo eso ocurriese en cuestión de minutos, pero era como si la ausencia de esos dos meses
En busca de verdades.El señor Cavill procuraba llevar la situación hasta las últimas instancias y para ello se había mentalizado en dirigirse de una manera prodigiosa, con todos sus recursos abocados a propiciar una conversación que yo no pudiese evitar de ninguna manera.Si él quería respuestas, no había manera de que se le negasen. El señor Cavill estaba preparado para encontrarlas a como diese lugar, mientras que yo solo podía quedarme como una espectadora de ese derroche de astucia y artimañas empleadas por él.― ¿A caso no quieres respuestas? ―me preguntó con ahínco mientras sopesaba el contenido de su copa de vino y yo solo podía verlo a través del líquido rojizo del fruto de la vid que se encontraba contenido en la copa que él sostenía delante de su rostro. Yo quería decir que no quería respuestas para poder pasar de esa cuestión, pero la verdad es que si las quería; si me moría por saber el misterio detrás de aquella decisión del señor Cavill a la hora de elegir a Rebeca como
Una locura pospuesta ―No me pidas eso Emi ―me reclamó él dejándome en claro que no le hacía gracia que le hablase en esos términos. Yo suspiré atreviéndome a esgrimir una sonrisa delicada, pero cargada, de pesar que me esforcé inmensamente en disimular. ―Tengo que hacerlo. Ese día en el altar la tomaste como esposa y aunque no se las razones que te llevaron a cometer esa locura, tú asumiste una responsabilidad con ella y, te guste o no, debes velar por su bienestar. Cristian se me quedó viendo y un poco más atrás, también Arthur. Tal vez ellos aún no terminaban de entender que yo podía parecer una niña en el exterior, pero no tenían una menor idea de toda la carga de madurez que me había visto obligada a soportar para poder hacer llevadero mi paso en ese mundo cruel que me había tocado para mí. Arthur asintió sin decir nada. Yo estaba segura de que él no era gustoso de tener que apoyarme en aquello, pero él, como un hombre acostumbrado al sentido del deber, sabía que en ese caso e
La difícil decisión.Arthur cumplió con lo que el señor Cavill le había pedido. La devoción de Arthur para con su jefe parecía ser igual a la que mi cuerpo le rendía a las palabras de ese sujeto. Para lograr convencerle de que necesitaba estar a solas y que no necesitaba su compañía, me costó muchísimo. Tuve que recurrir a retórica barata para lograr alejarlo de mí. Tuve que decirle que necesitaba tiempo a solas para sopesar una difícil decisión que debía tomar respecto a mi vida y a lo que respectaba al señor Cavill. El chofer dudó un poco, por lo que tuve que terminar de convencerle con otro par de argumentos:―Sabes que él te necesita en este momento. El asunto con su esposa, Rebeca, es algo con lo que él no logra lidiar a la perfección, ahora mismo él necesita a su lado a una voz que le permita accionar con lógica y razón; tú eres esa voz en la vida de él, Arthur.El chofer dudó un poco ante mis palabras, por lo que tuve que valerme de un dejo de plena intensidad para conminarle a
Un pequeño recordatorioEl mundo se me vino encima al ver ese par de ojos llenos de lascivia contemplándome a no más de unos cinco metros.Como había llegado ese sujeto a estar tan cerca de mí sin que yo me hubiese percatado de ello, fue algo que me dejó anonadada y consciente de que Arthur tenía razón en su forma de preocuparse. Quizás él no estaba enterado de lo que ocurría, pero de alguna manera debía olerse el asunto en el que estaba yo involucrada, por lo que se mostraba tan desconfiado. ¡Cuanto me recriminé el haberle pedido partir en ese preciso momento!― ¿Qué haces tú aquí? ―le recriminé de inmediato con un tono de voz que de manera inconsciente dejaba entrever el nerviosismo que me gobernaba.Owen sonrió con desparpajo, como si disfrutase provocar en mí esa reacción. El malnacido dio un paso para acercarse a mí, ocasionando que por un autorreflejo yo me hiciera hacia atrás, no dándome cuenta de que mis pies habían terminado metidos en el agua.― ¿A caso es necesario todo est