Choque y aparición.El camino parecía haber sido milagrosamente allanado para que el señor Cavill no encontrase ningún obstáculo de por medio para llegar a su meta con facilidad. En mi cabeza mantenía la falsa esperanza de que alguna persona impertinente le saludara o llamara su atención, pero todo mundo en aquel salón parecía estar sumido en su propio mundo, como percatarse que el novio caminaba con paso raudo y furioso sin mirar atrás.Yo caminaba un poco más rezagada detrás de ellos dos. Lo ideal hubiese sido ir delante para advertir a Ethan de alguna manera, pero el ímpetu contenido en la manera en como el señor Cavill se movía me dejó en claro su intención de ir a la delantera. Solo podía rogar que aquello no terminase en una masacre, no podía ni siquiera asimilar la idea de que había sido mi imprudencia la que había metido al pobre de Ethan en esa hecatombe que ahora estaba a punto de salirse de control.Mientras caminaba escuché en las conversaciones el murmullo de la gente que
Propuesta para no rechazarRebeca había sido consciente de que estaba haciendo un bochorno de proporciones estratosféricas al llegar en esos términos y con esas ínfulas de confrontación. Por genialidades de la vida, el señor Cavill no reaccionó como yo esperaba que lo hiciese y por segunda vez, en cuestión de menos de cinco segundos, reaccionó de una manera que me dejó con la boca abierta. Era como si él se estuviese esforzando en demostrarme que realmente había cambiado, como si me estuviese diciendo “Mira de lo que te vas a perder”Él miró a Rebeca con mucha paciencia y le dijo:―Dame solo un segundo, por supuesto que si nos vamos a casar.Rebeca quedó sorprendida por la reacción de quien estaba a punto de desposarla en el altar y no tuvo otra opción más que quedarse mirando, mientras que el señor Cavill volvía el rostro para mirar nuevamente en la dirección en la que nos encontrábamos Ethan y yo delante de él.― ¿En qué estábamos? ¡Ah sí! Creo que tengo que felicitarlo, señor, ha s
Nada que hacerYa no había nada que hacer. Las cosas que podían salir mal habían salido mal y al final todo había determinado en una situación mucho más compleja que la de antes. No había forma de asumir aquello como algo provechoso o por lo menos aceptable, todo se me estaba viniendo encima cuando quise darme cuenta de mi situación y eso que el tema del embarazo ni siquiera se llegó a mencionar.Rebeca, antes de irse, llevando de la mano al señor Cavill, me dedicó una medida de desprecio como lo había hecho aquel día cuando yo tome su lugar firmando el dichoso contrato. Ahora, a diferencia de la mirada de aquella vez, su deprecio era el de alguien que triunfa y mira por encima del hombro al vencido, en este caso ella había ganado solo porque yo había tenido que retirarme de la partida, pero ella no sabía eso ¿O sí? La forma en cómo reaccionó Martins al ver que por fin se iba a consumar aquella boda me dio mucho que pensar, pues la emoción regresó a su rostro y en sus labios se dibujó
Un maravilloso hombre equivocado.―Emi… ¡Emi, espera!Yo no había volteado a mirar, por lo que no me había percatado de que Ethan prácticamente estaba corriendo para alcanzarme cuando ya habíamos salido del salón. Yo estaba tan desconcertada que ni siquiera me había ocupado en solicitar mi vehículo, ni siquiera me recordaba que tenía uno, por lo que mientras que Ethan solicitaba su camioneta yo había avanzado hacia la noche dejándolo atrás. El frío me llegaba de golpe y en ráfagas alternadas, pero nada de eso era suficiente para detener mis pasos que solo querían alejarse lo más posible de aquel teatro de farsa al que estaba dejando al señor Cavill marchar sin decirle la verdad que yo sabía. Me sentía una traidora y una vil mentirosa, no me sentía digna de tener ni un mínimo de felicidad en mi vida después de haber sido capaz de participar en esa mentira de la que ni siquiera sabía las consecuencias que podía llegar a tener.Ethan logró llegar hasta donde yo había caminado, al frente
Una hermosa noche arruinadaEthan recibió su camioneta, un poco confundido de no saber cómo proceder ahora que todo había quedado en una especie des impuse ante la falta de respuesta de mi parte.El asunto de haber olvidado mi coche me dio la oportunidad de tener un tiempo fuera suficiente para estar a solas y pensar mejor la situación. Le dije a Ethan que se adelantara hasta la casa de Ana mientras yo buscaba mi coche, así podríamos hablar con más calma mientras aprovechaba ese lapso de tiempo para sopesar las opciones y más aún lo que era aquella comprometedora propuesta de trabajo que había sido planteada por el señor Cavill.Ethan aceptó a regañadientes antes de dejarme a solas por fin. Las luces traseras de su camioneta se perdieron en la distancia para cuando regresó el chico con mi coche. Para ese preciso instante, desde el interior del salón de eventos surgió un murmullo de aplausos que eran un claro gesto de celebración. Mis músculos todos se crisparon en ese momento, pues sa
Sin calma, pero sin prisaEthan procuró en todo momento propiciar la oportunidad para quedarnos a solas y poder continuar aquella conversación que había quedado a la espera de mi respuesta. De hecho, él llegó a recordarme aquello que yo le había anticipado que debíamos hablar, pero que ahora, después de haber vivido aquella experiencia, no me sentía con ganas de mencionar. Él había escuchado aquella mentira pronunciada por Martins al afirmar que yo le había hablado de mi intención de formalizar una relación con él. Aunque estaba segura de que Ethan no le había creído del todo a ese sujeto, por lo menos esa información de cierta manera le dio pie para especular ciertamente con las posibilidades de un romance posible que surgiera en el calor de esa noche de una vez por todas, a pesar de que en el estacionamiento de aquel lugar yo le había dicho que no me sentía lista para corresponder su entrega. Él parecía empeñado en seguir adelante con su determinación.Por suerte para mí, el resto d
Esperando por mí.La mañana me tomó por sorpresa cuando me di cuenta de que era mi habitación de siempre donde ahora había despertado. El impacto y el susto inicial fue grande, haciéndome incluso sobresaltar hasta que vino a mi memoria todo el caudal de información necesario para obtener un contexto de lo que estaba ocurriendo a mí alrededor: no estaba en mi casa y tenía la vida al borde del abismo.El sonido que me había despertado seguía aún en el fondo de mi recuerdo reciente, hasta que de pronto lo volví a escuchar. Era agudo y estridente y lograba llegar a mí a pesar de que se originaba de lo que parecía y debía ser un lugar bastante lejano. Cuando lo volví a escuchar me obligó a levantarme de la cama y mirar la hora en la pantalla de mi teléfono, lo que ocasionó un sobresalto y un ataque de ira en mí cuando me di cuenta de lo temprano que era. ― ¡¿Quién demonios puede llamar a la puerta un domingo tan temprano?! ―espeté furiosa y embargada por una fuerza de ira desbordada.El t
Pesar y presión―Lo siento Arthur, pero es algo que no pienso discutir contigo.Aquella contestación me parecía demasiado chocante y grosera para mi propio gusto, pero no podía correr el riesgo de dejarle saber a Arthur algo que comprometiese mi posición, complicándome así frente al señor Martins. Sin duda alguna me sentía impulsada a defenderme, pero no era cuestión de hacer lo que se me antojase.―Entiendo lo que dice señorita Reyes, pero entenderá también mi posición… no es fácil saber que algo no estaba bien y simplemente ver como dos personas a las que estimo se complican la existencia por no ser capaces de llegar a un acuerdo.―No se trata de estar de acuerdo o no Arthur ―le aclaré con un dejo de fastidio, pero mi respuesta solo sirvió para potenciar su reproche.― ¿Entonces de que se trata señorita? Esa es la verdadera cuestión.Arthur sabía ser elocuente cuando había necesidad de ello, lo mismo que sabía ser callado y pasar desapercibido cuando era su trabajo. Con esa facilida