Una tienda de sorpresa y una verdadDespués de aquel sorpresivo cambio de planes, me tocó cambiarme de manera apresurada para estar lista antes de que la paciencia del señor Cavill colapsara. Antes de salir me detuve a darle las gracias a Rachel.―Gracias por todo ―le dije con una sonrisa amistosa. A pesar de que aún seguía sintiendo hacia ella ese recelo por sus aproximaciones insidiosas hacia el señor Cavill, no podía desestimar lo que había sido su intención de regalarme un buen consejo en medio de todo.―No te preocupes, solo espero que puedas sobrellevar el asunto con Cristian ―me respondió la pelirroja que poco a poco había abandonado su actitud de altivez y soberbia.Pero para no seguir importunando la poca paciencia del señor Cavill salimos después de que me había vestido. El señor Cavill había ordenado que las prendas seleccionadas fuesen sumadas a su cuenta y enviadas a la dirección que él les proporcionó. Entonces, después de que me encontré de pie frente a él, volví a ver
Imposición y vulnerabilidadAquel brillo en su mirada, ese que tanto me atraía, de pronto se mostró como la muestra de un deseo incontenible que le hacía destellar en ese hermoso par de cristales que tenía por ojos. La seguridad de él parecía haberse trastocado por la inesperada revelación que recién yo acababa de hacerle. Era una hecatombe que se producía en aquella tienda que parecía estar desierta y donde solo nosotros dos nos movíamos en medio de aquella parafernalia sexual. Dos almas con actitudes completamente distintas: Yo gobernada por un montón de miedos e inseguridades, mientras el señor Cavill se relamía de placer después de haberme escuchado decir aquello. Sin duda alguna parecía que el hecho de haber descubierto mi condición de neófita le había potenciado el deseo que parecía haber estado conteniendo hasta ese momento de revelación, puesto que de manera intempestiva ahora había procedido a abordarme de manera demoledora.Sus brazos me atrajeron hacia su pecho, aplastándom
En las sombrasLa respiración del señor Cavill se hacía cada vez más agitada a medida que mi cuerpo reaccionaba a sus aproximaciones. Aquellas palabras del señor Cavill me hicieron estremecer al dejarme en claro que no había marcha atrás. No podía procesar que estuviera en esa posición con un hombre al que apenas había conocido el día anterior, pero debía aceptarlo, pues después de convenir que mi voluntad quedara sujeta a ese contrato de relación, no tenía manera de escapar de mis compromisos adquiridos y uno de ellos estaba precisamente ligado a lo que era la actividad sexual y todo lo relacionado con ello.― ¿Puedo pedirle algo? ―le pregunté suplicante y con timidez.Sus manos se habían afincado en desatar la última prenda que cubría mi cuerpo para dejar a su completo dominio mi cuerpo entero cuando se detuvo para escuchar mi petición.― ¿Qué quieres? ―espetó con impaciencia.―Sea cuidadoso, por favor.El señor Cavill reaccionó incrédulo ante mi petición, quedándose con la boca en
Tormenta después de la calmaYo hubiese querido que aquel momento durase toda una vida, sin embargo, tan pronto como el señor Cavill logró recomponerse, se colocó de pie y se espabiló para espantar las secuelas de la resaca después de nuestro efímero encuentro. Con rapidez logró volver a acomodar su ropa de manera rápida y metódica. Yo aún no podía procesar todo lo que había pasado en tan poco tiempo, así que solo me quede ahí recostado, sobre ese lecho ajeno, mirando al señor Cavill moverse con aquella seguridad avasalladora que caracterizaba su naturaleza. El término sus ocupaciones y se dirigió a un estante que se encontraba en el fondo de la habitación que apenas se veía por la poca luz del lugar, tomo una toalla y se volvió a donde yo me encontraba.―Toma―me dijo extendiéndome la toalla cuando yo aún no me había levantado de la cama―, esa puerta del fondo es mi baño privado. Aséate. En diez minutos nos vamos.― ¿Perdón? ―después de haber disfrutado a su lado de un momento de cáli
Algunas explicacionesSalimos de la tienda después de que el señor Cavill diese a Luis un par de indicaciones de algunos asuntos que ni me tome la molestia de indagar. La vergüenza que me invadía era tanta que después del incidente de los juguetes me moví como un autómata, conducida por la fuerza del momento, pero sin saber a dónde se encaminaban mis pasos. Volvimos al coche del señor Cavill y yo ni siquiera me atreví a decir nada la bolsa con los objetos que me avergonzaban se encontraban detrás de mi asiento.La tarde había comenzado su avance en el cielo que se presentaba como una postal lista para enmarcar. A esa hora de la tarde la vía de la costa era un deleite para la vista, donde los yates y las embarcaciones de los más ricos de la ciudad se podían apreciar desde lo alto de la carretera. Allá abajo, más allá del muelle, se podía descubrir un mar que era un caleidoscopio que mezclaba los tonos de azules hasta su última combinación posible.Mi corazón no estaba en posición de se
Preguntas sin respuestaEl superdeportivo del señor Cavill recorrió las calles y avenidas a una velocidad de pronto mucho menos abusiva que la que había empleado anteriormente. Me dejaba la impresión de que él no quería llegar al destino, pues incluso llegamos a dar vueltas en círculo en un par de ocasiones. Al final terminamos enfilando en dirección a la torre de oficinas de las industrias Cavill, donde nos encontramos con Arthur, que llego al poco rato después de nosotros. La repentina llegada del guardaespaldas del señor Cavill conduciendo el mismo coche que había visto aparcado en frente de la «tienda», entonces me di cuenta de que Arthur había estado cerca de nosotros todo ese tiempo.El señor Cavill se bajó del auto sin decir nada y a diferencia de las veces anteriores no se acercó para abrirme la puerta, sino que se fue directo a charlar con el jefe de su departamento de seguridad. Al no haber recibido ninguna orden directa del señor Cavill decidí quedarme para esperar a sabe
No es lo que pareceLa cabeza me dolía después de todo aquel disparate vivido. Apenas era el primer día que había pasado al lado del señor Cavill y mi mundo ya estaba completamente de cabeza. Mis emociones y sentimientos estaban como embotadas por culpa de la premura con la que se había desarrollado todo aquello, por lo que no pude dimensionar la realidad de la situación en la que me encontraba inmersa.Seguí caminando aún y cuando las piernas y mi parte baja me dolían de manera insoportable. Quería que aquel día llegara por fin al final para poder encontrarme en la cama donde esperaba poder al fin meditar sobre todo lo que había vivido en ese primer día. Ana me abrió la puerta a prisa. Su rostro era de plena sorpresa mientras me increpaba con apremio haciéndome notar de manera enérgica la hora que marcaba la pantalla de su reloj.― ¡¿No habías visto la hora acaso?! ―me reclamó con una mirada desbordante de preocupación.―No, recientemente ¿Por qué? ―le pregunté pasando a su lado para
Pesadillas y dolor.Llegue a la habitación y por suerte para mí, Ana supo darme mi espacio después de darse por enterada de que yo no quería hablar más sobre el tema. Al final de cuentas aquella era su casa y ella bien podía simplemente imponer su voluntad para hacerme salir de la habitación, pues yo ahí no era más que una inquilina, pero ella no hizo nada, me dejo irme tranquila a ese espacio de soledad que yo tanto anhelaba. Ni siquiera pude quedarme a comer algo, pues la discusión había terminado en malos términos, sobre todo después de mi grosera reacción, por lo que me tocó irme directo a la ducha con lo que esperaba poder por lo menos liberarme del cansancio y la pesadez que aplastaba mi cuerpo entero. Me terminé de bañar con el agua tibia para revitalizar mi cuerpo y me fui directo a la cama luego de colocarme una bata de dormir.Era de esperar que los pensamientos y las ansiedades pudieran abordarme de manera impetuosa en ese momento de silencio, por lo que me obligue con tod