En la extensión de su serEl señor Cavill apenas y había tenido el tiempo suficiente para digerir la cena que yo le había preparado antes de proceder a acomodarse boca abajo en la extensión de su inmensa cama para esperar que mis manos pudieses servirle para alivianar de alguna manera el peso de una tensión acumulada en sus músculos de forma agobiante. Aquello me significaba un reto enorme. Era casi nula mi experiencia en cuanto al contacto con el sexo masculino, de hecho antes de conocerlo a él llegue a experimentar cierto rechazo a cualquier manifestación de cercanía con cualquier hombre motivado en parte por las dos terribles experiencias que me llevaron a estar a punto de ser abusada por hombres viciosos y sin una pizca de moral. Solo con el señor Cavill me había atrevido a sentirme a gusto tocando a un hombre y no solo sobrellevándolo, sino incluso disfrutándolo durante el sexo o en alguna muestra furtiva de cariño y ternura. Era cierto que la delicadeza y la ternura formaran par
Llamada inesperadaEl rostro del señor Cavill se me presentaba como un regalo llegado del cielo. En sus facciones serenas y calmadas, que podía disfrutar sin ningún tipo de atenuante, descubrí el disfrute del ser enamorado, descubrí lo que significaba vivir por otra persona.Él se había dormido de manera inesperada, pero eso no me molestó en lo absoluto. Sabía de sobra que él había tenido un día bastante difícil, sobre todo preocupado en tratar de resolver cuanto antes el asunto de aquellos sujetos que habían intentado secuestrarme. No podía enfadarme sabiendo que él había hecho todo durante ese día, incluso el tener que aguantarse a Rebeca, a quien no soportaba, solo para tratar de alejar cualquier amenaza de mí. Era sin duda alguna la expresión más pura y sincera de atención y dedicación. Él definitivamente sabía ser un caballero, a su manera, sí, pero un caballero en todo el sentido de la palabra.Sonreí embelesada solo de disfrutar la imagen de ese hombre cuyo corazón sin duda alg
Terror puro y visceral La hora exacta que marcaba el reloj digital en la pantalla de mi teléfono eran las 11:43, una hora apoco prudente para intentar algún tipo de comunicación telefónica sin arriesgarse a importunar de alguna manera, como de hecho ya me había ocurrido con la reciente llamada realizada a mi mejor amiga. No había forma de anticipar si la persona detrás de ese número telefónico iba a estar despierta para ese momento o si, como en el caso de Ana, podía estar ocupada en otras menudencias. Lo cierto fue que el desespero y la curiosidad de poder descubrir el misterio detrás de ese inesperado giro de acontecimientos me empujaron a correr el riego sin atender a ninguna de esas consideraciones, lo único que yo quería era desvelar el misterio sobre ese personaje y esa posible información sobre mi hermano y su situación en el internado. Uno a uno fui marcando los números de ese dígito que correspondía a una demarcación telefónica específica. Era
Agónica nocheDespués de una conversación así resultaba imposible que mi ánimo pudiese remontar hacia algún intento de renovación que pudiera retomar siquiera los escombros de lo que había sido el ensueño que había disfrutado con el señor Cavill. Para ese punto todo parecía más que perdido.Las lágrimas caían desde mis mejillas hasta el piso, el solo pensar que las insinuaciones de aquella voz inmaterial pudiesen encerrar un dejo de verdad, me llevaban a sentir mi alma consumida por la más insidiosa culpa que pudiese imaginar, dándome motivo suficiente para autodestruirme en un trance de culpa agónica que me hacía de pronto odiar todo aquello que había construido al lado del señor Cavill. En ese momento todo aquello no me parecía más que una estúpida ilusión que me había distraído de mi propósito principal que era el velar por el bienestar de mi pequeño hermanito. Al final de cuentas podía reprocharme lo que quisiera, pero al final todo aquello lo había hecho para esperar lo que sería
Difícil decisiónLa noche avanzó en su paso raudo hacia un desenlace que aunque inevitable yo quería postergar hasta el último suspiro, no tenía manera de siquiera anticipar lo que mi alma sentiría en aquel minúsculo instante de tiempo que transcurriría entre las palabras que no quería pronunciar ya lo que sería la respuesta del hombre al que sabía que debía romperle el corazón. Después de haberme esforzado tanto en estrechar los lazos de esa innegable relación amorosa que, aunque sin nombre, nos unía al señor Cavill y a mí en un lazo de cercanía incorruptible, era poco más que un absurdo. No tenía sentido hacer valer esa cláusula que me entregaba un día libre, alejado de él, yo ni siquiera recordaba eso antes de que aquella voz me lo trajera de vuelta a memoria. La que menos quería a esas alturas de mi vida era el tener que alejarme del lado del hombre que me había regalado los momentos más dulces de mi vida. No podía siquiera concebir el tener que irme de su lado por mi entera volu
Decepción y lástimaEl señor Cavill guardó silencio después de escuchar aquellas dos palabras que yo pronuncie como un cierre indetenible e inexorable que no permitía ningún tipo de argumentación o reproche. Definitivamente, él no estaba preparado para recibir una respuesta como esa, pues tardó más de lo normal en poder reaccionar a lo que yo le acaba de decir. Él Intentó dar un paso hacia mí para comprobar que aquello no fuese más que una estúpida entera de mi parte, pero aunque me doliera y destruyera tener que fingir mi indiferencia ante él, yo retrocedí mientras negaba con mi cabeza.Él entonces se detuvo entendiendo que no había ningún juego en aquel momento. Su rostro se convirtió entonces en la muestra pura de lo que podía ser el dolor y la decepción. Mi alma se fundía en un fuego de lamento profundo e inclemente que me agudizaba las heridas que el pasado se esforzaba de repente en traer de vuelta para atormentarme con la agonía que pensé que ya no volvería jamás.Sus ojos de d
Volveré―Recuerda que yo no soy como ellas ―le susurré aún con los ojos cerrados mientras mi rostro se alejaba del suyo.―Demuéstralo te lo pido ―de manera insospechada, el señor Cavill se dejaba ver ante mí con una vulnerabilidad como nunca antes le había visto.―Volveré… te juro que volveré.―Eso no es suficiente ―negó él con efusividad.―Pero es la verdad… solo te pido que me dejes ir esta vez, pero te prometo, por este amor que siento por ti, que volveré aunque me cueste la vida.El señor Cavill no lograba salir de ese trance de agonía y de dolor. Su mirada marchita y sus labios temblorosos me daban señas del dolor que conminaba su alma en una fuerza agobiante de melancolía y tristeza.―Eso no es suficiente ―volvió a repetir.― ¿Pero qué quieres que te diga? ―protesté a punto de quebrarme a llorar al verlo a él con lágrima a punto de brotar de sus ojos. El hombre altanero, soberbio y vanidoso había desaparecido del todo, ahora se mostraba ante mí el hombre al que siempre desee ver
Los rostros del dolorMi pie sobre el pedal del acelerador presionado hasta sus últimas consecuencias me servía a manera de desahogo para poder drenar la rabia y la frustración que en ese momento me llenaban hasta no poder soportarlo más. Me inundaba la ira al descubrirme sola en esa situación tan aprémiate aún y cuando el señor Cavill se había ofrecido para ayudarme en todo. Era tan doloroso saber que el hombre más poderoso del mundo estaba decidido del todo a apoyarme y estar a mi lado y que yo por culpa de las amenazas de esa voz incierta había tenido que despreciar su ofrecimiento. Ahora debía estar preparada para enfrenarme a lo que fuera que me tocara enfrentar al llegar a casa de mi amiga, a quien ni siquiera quería llamar para no alarmarla en caso de que el asunto se saliera de proporción.Tal vez lo mejor hubiese sido obrar de otra manera, quizás avisar a la policía y denunciar todo aquello, pero yo era una tonta que me consumía del miedo y que me había dejado opacar por las