En los dominios de su serAtendiendo la petición del señor Cavill, me dejé llevar en ese trance de relación y desenfado que me permitió encontrarme disfrutando de manera intensa, lo que era una oportunidad inmejorable para desconectarme de mis problemas y preocupaciones. Desde luego que seguía estando apremiada por la pensión de no saber si Ana había logrado obtener alguna información sobre mi hermano y todavía seguía sin tener una respuesta esclarecedora sobre lo que había sido ese altercado aterrador de la noche anterior. Cualquier persona medianamente cuerda y sensata, bien que podía reclamarme el estar allí recostada a la sombra de ese toldo mientras me relajaba, viendo el cuerpo descomunal del señor Cavill que me servía como espectáculo inmejorable.Mi deseo me conminaba a querer seguir en el agua para estar cerca del señor Cavill, pero mi inexperiencia en las destrezas acuáticas habían terminado estropeando las buenas intenciones de él al querer enseñarme a nadar, por lo que al
Conversaciones vespertinas.No cabía en mí de la ansiedad y la emoción que me ocasionaba el solo recordar las palabras del señor Cavill. Aquello distaba mucho de lo que pude imaginarme, al esbozar en mi mente ese trance de locura. Cuando apenas tenía una idea poco clara de lo que podía resultar de todo aquello, cuando solo me movía por lo que eran tenues insinuaciones de una pasión que ahora me gobernaba y me dejaba en claro que mi corazón estaba completamente prendado de ese hombre de ojos azules y sonrisa embriagante. No era cuestión de dinero, desde hace mucho tiempo que había dejado de serlo. Solo estaba dispuesta a recibir ese pago para poder ayudar a mi hermano a huir de aquel infierno, pero si de mí hubiese dependido el asunto a esas alturas, ya hubiese renunciado a cualquier retribución monetaria y a cambio hubiese pedido que el señor Cavill se revelara ante mí con todo su ser al descubierto para conocerlo y acercarme a su corazón de manera profunda.Si era amor o no, para ese
La gran oportunidadMe quedaba del todo claro que Ana no estaba para nada contenta con la idea de que yo me enamorase del hombre al que me había entregado y en casa de quien estaba viviendo desde hacía un par de días. Era un poco cara dura de su parte el molestarse por ello después de haber disfrutado sin queja de la oportunidad de disfrutar de los privilegios de esa vida que el señor Cavill me regalaba para mí. No es que yo pensara en ella como en una mujer vividora o aprovechada, pero si me valí de la ocasión para emplearlo como argumento en su contra en el intento de defenderme de los que eran sus reclamos indiscriminados.―Sabes que es por tu bien, que te lo digo―me respondió notoriamente molesta―Lo sé, lo sé ―le hice saber calmándome también yo después de lo que había sido un reproche malintencionado―, pero debes entender que las cosas simplemente pasaron sin darme oportunidad a reaccionar de otra manera… cuando quise darme cuenta ya estaba sintiendo todo esto que siento por él.
A la luz de las velas.Mi decisión demostraba haber sido acertada y estar a la altura de la situación. El señor Cavill se mostraba impecable y atractivo, ataviado con uno de sus mejores trajes mientras me miraba en la distancia que separaba nuestros cuerpos, pero que no era capaz de separar nuestros corazones que se mostraban cada vez más dispuestos a entregarse en los lazos de la cercanía innegable.Sin duda alguna pude haber errado si me hubiese presentado vestida de forma casual o incluso con el pijama como la noche anterior. No tenía manera de haber previsto aquello de manera precisa, solo había sido un golpe de suerte lo que me había permitido presentarme a la cena vestida para la ocasión.Al escuchar aquellas primeras impresiones del señor Cavill que fueron pronunciadas sin un mínimo de disimulo y que me abordaron de manera íntegramente adulatoria, me quedé congelada por la impresión y con el ánimo dispuesto para aceptar que las palabras de él eran sinceras y que de verdad le ag
Algo mágicoAquello sencillamente podía ser descrito como una noche mágica para mí.Mis expectativas en el romance eran bastante pobres, teniendo en consideración lo que había sido la mala fortuna que había tenido en el resto de áreas de mi vida. Realmente mi adolescencia y juventud temprana transcurrieron en lo que había sido una prisión en el estricto sentido de la palabra, así que no había tenido ni la menor oportunidad de experimentar un mínimo de lo que se esperaría que una chica de esa edad viviera con los chicos de su propia edad. Las películas románticas que había podido ver en la televisión después de salir del internado me mostraban una versión del romance y del amor que nunca creí que siquiera pudiese experimentar y aunque Ethan en incontables ocasiones estuvo empeñado en insinuarme lo que eran sus innegables intenciones de invitarme a vivir un romance real, la verdad es que nunca me sentí lo suficientemente cómoda con ello como para atreverme a darle la oportunidad de inte
Como dos viejos amigosEl recuerdo de aquel testamento descubierto en las profundidades de sus dominios prohibidos y de aquella acta de nacimiento que encerraba en sus letras el potencial para levantar sospechas inusitadas, vino a mi mente mientras charlábamos de manera desenfadad durante la cena. Claro que me intrigaba el asunto y que me llenaba de ganas incontenibles de poder expresarle mis dudas respecto a todo eso, pero de solo pensar que podía con ello arruinar la perfecta dinámica que se había instalado en ese momento me quedé petrificada y preferí desechar la idea. La conversación fluyó como nunca antes. Ahora más que nunca me terminaba de convencer de que el señor Cavill había experimentado una especie de trasformación en sus determinaciones. Era incuestionable el cambio que había experimentado desde que en la tarde lográramos superar ese par de encontronazos que nos encerró en aquel entresijo donde al final triunfó la tensión de atracción que acercaba de manera ineludible la
Preguntas y respuestas― ¿Su color favorito?―El verde.― ¿Su edad exacta?―Veintinueve años.― ¿Tiene amigos?―No.― ¿Mascota?―No.― ¿Hermanos?―No.― ¿Comida favorita?―La hecha en casa, preferiblemente preparada por mí.― ¿Le gusta leer?―Es una de mis pasiones.― ¿Su libro o escritor favorito?―El nombre de la rosa es mi libro favorito y Umberto Eco es mi autor predilecto.― ¿Su peor temor?―Enamorarme.Yo había decidido comenzar de a poco y aumentar paulatinamente la intensidad de las preguntas hasta encontrar la manera idónea de entrar a los temas fundamentales de mis dudas y conflictos respecto a su enrevesado comportamiento, que era lo que principalmente me ocasionaba el conflicto de manera absolutamente radical; sin embargo, las respuestas del señor Cavill desembocaron de manera inevitable en una encrucijada donde me resulto imposible ignorar.― ¿Por qué le tiene miedo a enamorarse?―Por qué así me criaron.La respuesta del señor Cavill me dejó pasmada y sin mucho margen par
Pasado dolorosoEl margen de distancia que el señor Cavill se empeñó en poner entre nosotros de nueva cuenta fue un golpe duro para el ánimo que comenzaba a surgir apoderándose de mi corazón. Ahora de golpe volvía a enfrentarme con la espalda del señor Cavill como única respuesta al millón de dudas que me surgían después de aquellas respuestas escuetas que él me brindó como contestación. Me encontraba de nuevo ofuscada por la situación sobrevenida de manera inesperada, sin saber que había ocasionado de manera exacta esa reacción tan intensa en él. Ahora podía tener certeza de que su corazón estaba siendo empujado por las mismas fuerzas que a mí me quemaban desde las entrañas y me hacían sentirme llevada de manera inevitable hacia comportamientos que muchas veces ni yo misma podía explicarme; sin embargo, las reacciones del señor Cavill eran diferentes a lo que mi alma me pedía, pues mientras yo anhelaba correr a sus brazos, el señor Cavill por su parte parecía anhelar