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3-"Cabeza a la superficie"

3-April

No estaba acostumbrada a que me trataran como si me fuera a romper, yo siempre demostré coraje, aunque me muriera de miedo, siempre quise ser la fuerte, y ahora está rota, voluble, no sabía qué hacer para que no me vieran así…, 

«mi mente me dominaba, el pánico, y todo me salía al revés, aunque intentara con todas mis fuerzas evitarles estas situaciones, el miedo era más fuerte que yo; 

Primero: tenía que empezar por tratar de controlar estos episodios… Ya estaban representando un peligro para mi familia.

Me hundía en la almohada una y otra vez, como si fuera a encontrar alguna respuesta,

«Pero no, acá sigo, bien jodida…»

«Necesito respirar, salir de acá, ¿pero a dónde?…

¡Ya sé! 

Salí de la habitación en busca de Jack, era el único que podía ayudarme.

No podía salir de la reserva y quería bajar por el acantilado, había unas escaleras de piedra que llevaban directo al puerto, pero no podía ver gente sola, «si alguien se me acerca por detrás otra vez… Puede no terminar bien, y no voy a darles más problemas…»

Sabía que era el día en que me cuidaba Jack, así que me asomé a la cocina, estaba preparando unos huevos…

— ¡Hola! —dije tímidamente. «Debo tener la peor cara…», me miró extrañado.

— ¡VIVE!, ¡Gracias dios, por otro día, con esa cara de pocos amigos! —se acercó a abrazarme y me reí por su chiste negro… Ahora, cada vez que despierto, aparentemente vuelvo de la muerte para él.

—¡ajjj sí!. ¡No se la estoy poniendo fácil a ese tu Dios, eh! —

se separó riendo.

— ¡el tuyo!, ¡Si a vos te engatusó no es mi problema!, ¡Lo que sea que te haya dicho de mí, es mentira! ¡ES PURA FALACIA! — haciendo gestos con sus manos, «sí que me hacía reír», le encantaba hacer chistes sobre mi coma, quería convencer a todos que había hablado con Dios de él, «por supuesto que era más ateo que los ateos.»

— ¡Bueno! Me había dicho que eras el mejor abuelo del mundo… pero si dices que es pura falacia…— me encogí de hombros haciéndome la inocente…

— ¿Qué me vas a pedir? —me señaló con la cuchara de madera…«no da miedo, ni un poquito, aunque quisiera… Lo que sí me da miedo es que me conozca tanto, ¡mierda!»

—Yo… — me hice la desentendida… —Yo nada. —me frunció toda la cara, reí.

Sabía cada uno de mis gestos… Él me había criado junto con mi padre hasta que papá se casó finalmente con Daisy no mucho después de que yo naciera, se enteró de su embarazo cuando yo tenía tres meses de vida, y ya estaba de 4 meses, mi hermana Carol nació cuando yo tenía ocho meses.

Jim conoció a mi madre biológica en una de sus giras, cuando murió mi abuela y decidido irse a rodar por el país como músico, y cuando lo dejó, para enderezar nuevamente su desastre de vida, me dejaron a mí en su puerta. «Siempre tan oportuna yo»

«Habían sido pareja antes, pero mi padre fue un estúpido miedoso, y perdió su primera oportunidad.»

En pleno comienzo de su relación caí yo de rebote, no había sido fácil decírselo a Daisy. Pero ella lo entendió, lo ayudó, y me amo como una madre siempre, así como papá amaba a Dash, hijo de su primera pareja.

Cuando se volvieron a encontrar, Dash tenía cuatro años, y él se había enamorado de mi papá, según la misma contaba. «Realmente parecen hasta el día de hoy padre e hijo, se aman, y son igual de insoportables a veces»

Así terminamos todos juntos, nosotras prácticamente nos criamos como mellizas, nunca se supo cuál era la malvada, según Dash lo éramos las dos, el pobre tuvo que cargar con dos hermanas pequeñas completamente locas. «No debe haber sido fácil, no sé cómo no termino odiando a los niños, con nosotras, haciendo desastres y complicando siempre todo, infancia y adolescencia. No puedo evitar reír ante los recuerdos de Dash intentando controlarse, de todas formas siempre tuvo esa alma servicial, el pediatra por naturaleza»

— Vamos… ¿Qué tramas Hoffmann? — bajo la cuchara y se sentó a escuchar mi plan.

—nada grave, solo quería que me acompañes al puerto, sola no me animo, ya sabes por qué. Todo eso de que cuando se me acercan me asusto y eso. Pero necesito salir de acá, de verdad, no te lo pediría, si no fuera así. — hable rápido restándole importancia.

—Ehh — Pensó un momento. —Bueno, imagino que quieres ir por el acantilado, por eso en realidad me estás preguntando, pero tu pierna no está en condiciones de bajar, y no por eso de que te pones toda dura y andes casi pegándole a la gente cuando te asustas.

«M****a cuando quiere es duro y preciso.»

—Sip, bueno… por eso… Pero si estoy en condiciones. —mentí, porque aún arrastro un poco mi pierna y sufro calambres, pero tampoco es para tanto, «había saltado por esos escalones toda mi vida.»

—¡Okey!, dos cosas — dijo señalándome, ordenándose en realidad. —Primero, vamos con el sheep hasta ahí, ni pienso caminar… ni dejarte caminar tanto.

asentí, «era exactamente lo que tenía supuesto». —Segundo, ¡nada de saltos!, ¡nada de acrobacias y eso!, tranquila a mí, paso —, mire extrañada.

— ¿A paso de abuelo? ¡Uf! ¡En serio! —Haciéndome la escandalizada — ¡Bueno, salgamos ya!, ¡Quiero volver a cenar!!

— Comencé a intentar caminar rápido antes que me atrapara. Y de verdad estaba contenta de que aceptara, ninguno de los demás lo hubiera hecho.

«Él era el único que todavía confiaba en mi fortaleza, espero no se equivoque, y quede un poco de ella en el fondo de lo que queda de mí.»

—¡Más respeto desacatada! ¡Eh! ¡Que ese paso te enseñé a caminar!— me gritaba haciéndose el enojado, pero escuchaba como se estaba riendo.

Ya hace unas semanas que estoy saliendo al puerto. Comencé a salir de mi cueva, me iba al barco, el que me dejo de “regalito”, mi madre biológica.

«Pero esa es otra historia de la que no me gusta hablar, en realidad nadie sabe, aquí en mi pueblo, quién es mi madre biológica y así prefiero mantenerlo así, por varios motivos.»

Lo irónico es que Odie ese barco siempre, «en realidad era lindo»; pero ahí me había tenido ella, en el medio de alta mar, en su super mega barco, del que quedan ruinas.

«Si era enorme, ostentoso, ni de cerca pasaba desapercibido, decíamos que era de Jack, al que preguntara, yo odio llamar la atención con esas cosas».

Ahora se había convertido en mi lugar seguro, después de intentar venderlo y todo eso me resigné, al menos podía estar tranquila ahí, mi lugar de soledad, antes tenía más libertad de movimiento, hoy es lo máximo a lo que puedo acceder.

A pesar de que mi familia es realmente increíble, necesito reencontrarme conmigo misma, necesito no sentirme tan vulnerable, y últimamente con ellos cuidándome todo el tiempo, era imposible.

Aunque les estoy infinitamente agradecida. Y siempre lo fueron todo para mí, «tuve una infancia feliz en lo que a mi familia respecta, a pesar de todo». Mi abuelo es genial, mi madre Daisy es puro amor, mi padre está medio loco pero lo amo. Y mis hermanos fueron mis amigos siempre.

Cada tarde me sentaba en una reposera que Pav llevó a la cubierta para mí, y me volaba en pensamientos, recuerdos, intentos de entender, qué cosas habían cambiado inevitablemente en mí. Por ahora no había logrado solucionar mucho, aunque físicamente comenzaba a sentirme mucho mejor. Pasa horas meditando concentrándose en los dolores para que al menos estos desaparezcan, la cuestión psicología ya llegaría, «Tampoco es soplar y hacer botella, debo comenzar por distinguir qué carajos pasa dentro de mi rebuscada cabeza antes, no será cosa de semanas, toda una vida pensamientos y afirmaciones, que habían perdido cualquier basamento, de un plumazo».

Demás está decir que solo se me permitía venir con Jack, o en general acompañada, me siento una menor de edad, pidiendo esos permisos, que ni siéndolo los había pedido, pero prefería venir con él, ni siquiera entraba al barco, solo quería ver el mar, mientras él jugaba al póquer con Pav, yo obtenía mi tan deseada paz. Bueno, eso de la paz es relativo, al menos cuando no había pesqueros reinaba la paz, las noches siempre me gustaron en el muelle, pero de noche no me dejaban.

«Dejarme, realmente esto me hace sentir una ridícula»

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