Soltera de Nuevo: Amores en Fila
Soltera de Nuevo: Amores en Fila
Por: Ria
Capítulo 1
Durante tres largos años, Carina Castillo siempre mantuvo la esperanza y ansiaba su regreso a casa para poder volverse a encontrar con Ferguson Lombardi. Pero lo que nunca se esperó fue que cuando regresó, lo primero que la recibiera fuera los papeles de divorcio entre ellos dos.

—¿Quieres de veras divorciarte de mí? Este debe ser un muy mal chiste.

Carina miró directo a los ojos al hombre de esmoquin que estaba sentado frente a ella. Aunque seguía teniendo esa cara que tanto había anhelado ver, allí en ese preciso instante le parecía un completo extraño.

—No tengo tiempo para esas pendejadas. Lee bien los papeles de divorcio y si no hay problemas, fírmalos —dijo Ferguson con frialdad.

—¿Puedo saber el porqué de tu decisión? —la voz de Carina temblaba.

—Carina, te marcaste durante tres completos años. Durante todo ese tiempo, siempre fue Sofía quien estuvo a mi lado. Y salimos adelante codo a codo, y fue gracias a eso, que LombardVision Media es lo que es hoy. No quiero por nada del mundo defraudarla a ella.

—¿No quieres defraudarla a ella, pero a mí me has dejado de esta manera? Ferguson, déjame preguntarte, ¿fui yo quien acaso quiso irse durante esos tres años? Lo que hice, fue única y exclusivamente para cuidar a tu madre.

Y esto era verdad, tres años atrás, justo después de haber registrado en la notaría su matrimonio con Ferguson, y sin haber tenido aún la oportunidad de celebrar la boda, a la madre de Ferguson los médicos le encontraron una severa insuficiencia renal.

Sin embargo, como no lograron encontrar un donante adecuado en su país, tuvieron que viajar al extranjero para encontrar un donante y ayudarla.

En todo ese tiempo, Carina había estado cuidando día y noche del bienestar de su suegra, hasta que ella finalmente se recuperó. No obstante, al regresar, lo que menos se esperaba era semejante traición por parte de Ferguson.

—Ferguson, ¿no recuerdas acaso lo que me dijiste cuando me pediste en matrimonio?

Tres años atrás, Ferguson en efecto se había arrodillado ante ella y con un costoso anillo de diamantes y mirándola con sinceridad a los ojos, le dijo:

—Cari, dame la oportunidad de convertirme en tu esposo y en tu familia. Prometo estar a tu lado siempre mimándote y amándote hasta el fin del mundo.

Carina se dejó llevar por sus promesas y dejó de lado su carrera la cual iba en ascenso, solo por marcharse por fuera del país ayudar a la madre de su prometido. Esas promesas aún resonaban en sus oídos, aunque el hombre que con tanto ahínco las había pronunciado, las había roto y ya se había enamorado de otra.

—Debo que confesar que, en ese momento, de verdad me gustaba todo de ti. Pero del gustar al amar hay mucho trecho —una sombra de culpa finalmente apareció en los ojos indiferentes de Ferguson.

—Durante ese tiempo de soledad conocí a Sofía, y solo entonces allí comprendí lo que es sentir verdadero amor por alguien. Ella en realidad no es como tú; una enredadera que solo buscar escalar apoyándose en el árbol que más le de soporte, ella en cambio es como un roble macizo que se mantiene firme en la tormenta. Pero pesar de no ser de una familia prestante, ella es fuerte y decidida. Ella brilla tanto ante los reflectores y cámaras que no pude evitar no sentir nada por ella...

Carina no quiso seguir escuchando la historia de amor de Ferguson con otra mujer, así que lo interrumpió con una sonrisa amarga:

—¿Brillar? ¿Sentimientos? Ferguson, ¿te has acaso olvidado de que, antes de casarme contigo, yo ya me había ganado el premio Estrellas de la Actuación Nacional como la mejor actriz? Abandone mi carrera solo por ti.

—Yo no te obligué a dejar de lado tu carrera; si lo hiciste, fue una decisión solo tuya. —respondió Ferguson con indiferencia.

Carina no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando.

—¿Has consultado con tu madre acerca de tu mal venido deseo de divorciarte conmigo? Estoy segura de que ella no estaría de acuerdo. —dijo Carina, tratando de contener las lágrimas.

—Ya le presenté Sofía a mi madre. Sofía es bastante dulce e inteligente, a mi madre le cae muy bien. Además, Sofía ya está esperando un hijo mío. Y mi madre va a ser abuela pronto, ¿cómo no estaría de acuerdo entonces?

Al parecer entonces toda la familia de Ferguson estaba ya completa, excepto ella, que había pasado a convertirse en un estorbo.

Carina sintió que esas palabras le atravesaban el corazón, dejándola sin aliento de tanto dolor.

Había sacrificado tres años enteros de su vida para cuidar a la madre de Ferguson, por el único hecho que la señora de Lombardi había rechazado el cuidado de las enfermeras, alegando que no eran lo suficientemente meticulosas para encargasen bien de ella. Carina lo había hecho todo por ella, desde darle de comer hasta ayudarla a asearse, hasta que finalmente logro curarse. La madre de Ferguson había sanado, entonces al parecer ese era el momento de desecharla a ella.

Carina no sabía qué más decir y un tempano de hielo de silencio los separó.

Sobre la mesa el celular de Ferguson vibró, y Carina vio el nombre de quien le llamaba: Sofía Balan, con el apodo Sofía querida. Ferguson tomó el celular y se dirigió al balcón para contestar la llamada.

Carina no pudo oír lo que decía, pero vio una expresión de ternura en su rostro, una que hacía mucho tiempo no había visto en él. Después de colgar, volvió a mirar a Carina, y en su rostro se vislumbraba claramente la impaciencia que ella le causaba:

—Carina, si hay alguien culpable en todo esto, soy yo y asumo la culpa. Ya he hecho una compensación con lo que respecta al divorcio. Es mejor que partamos caminos y reiniciemos vida de la mejor manera. Si sigues insistiendo, lo único que te harás es más daño.

Dicho esto, se levantó y se marchó. El portazo resonó como si hubiera golpeado el corazón de Carina, llenándolo de un dolor sordo.

Carina observó fijamente los papeles de divorcio frente a ella, así transcurrió un buen rato hasta que la nana María entró en la habitación.

—Cari, ¿estás bien? —La nana María la miró con preocupación.

La nana María había sido la empleada de la familia Castillo desde que Carina había nacido por lo que la había visto crecer. Pero tras la muerte de su madre, la nana María era la única persona en el mundo que se preocupaba de corazón por ella.

—Nana María. —Carina se apoyó en el regazo de ella y finalmente las lágrimas brotaron de sus ojos. —¡Nana, soy de veras una estúpida, ¿dime no es verdad?

—Mi niña, ya te lo había advertido antes, ese tipo de matrimonio por caridad siempre trae consigo sus propios riesgos. Si tienes suerte y das con un hombre de bien, estarás bien. Pero si no la tienes, solo te quedarán las penurias. —suspiró la nana María.

Exactamente tres años atrás, el padre de Ferguson, había muerto de una forma repentina dejando a la familia Lombardi sumidos en una completa bancarrota. Por lo que, Carina usó el poco dinero que su madre le había dejado para ayudar a la familia a salir del apuro, y luego, durante tres años, cuidó de la señora Lombardi en el extranjero, permitiendo que así Ferguson se concentrara en su carrera, sin ninguna distracción.

Pensó que, como su esposa, estaba cumpliendo con su deber al apoyar su carrera y cuidar de su madre. Así, apoyándose mutuamente, podrían caminar juntos por la vida. Pero al final, todo su esfuerzo no había sido más que una vana ilusión.

Después de derramar algunas lágrimas, Carina rápidamente se limpió la cara y escondió toda su vulnerabilidad. Cogió el celular y llamó a Carmen.

Daniela Bérgamo era su amiga y había sido su representante.

—Dani, necesito que investigues todos los activos de Ferguson y su relación con Sofía Balan durante estos tres años. Además, consígueme un buen abogado. Quiero asesorarme muy bien con eso de lo del divorcio.

Daniela guardó silencio por un momento antes de preguntar: —¿Estás segura de querer hacerlo?

—Totalmente segura.

—De acuerdo entonces, te mantendré informada de lo que encuentre.

Después de colgar, Carina dejó el celular sobre la mesa y vio la expresión de preocupación en la cara de la nana María.

—Nana, no te preocupes. Es solamente un divorcio, no el fin del mundo.

—Señorita, el matrimonio no es un juego. ¿Estás segura de veras de querer aceptar el divorcio?

—Muy segura. —Carina asintió sin dudar. —Sacrifique tres años de mi vida afuera del país cuidando a su madre mientras Ferguson se divertía con otra mujer aquí. Más aun ha tenido un hijo con ella. No deseo ya compartir mi vida con un tipo de tan baja calaña.

—Pero... —La nana María intentó seguir persuadiéndola, cuando la puerta se abrió de golpe. La hermana de Ferguson, Lucía Lombardi, entró sin antes avisar y le dijo a Carina con arrogancia:

—Mi mamá te anda buscando.

—Si la señora Lombardi te está buscando, seguro que no quiere que se divorcien. Señorita, a la señora Lombardi le caes muy bien. Tienes que hablar con ella, hacerle entender, para que convenza a Ferguson. Él es muy obediente con su madre y siempre la escucha. — Le dijo la nana María, agarrando la mano de Carina, tratando de persuadirla.

Su nana había sido criada a la vieja usanza y por eso pensaba que el divorcio era una de las cosas más terribles que en la vida de alguien pudiera suceder.

Carina guardó silencio. Lucía, al escuchar eso, soltó una risa desdeñosa:

—Sabía que no tienen vergüenza alguna este par y que lo único que quieren es quedarse.

Carina no discutió con Lucía. Simplemente la siguió hasta la habitación de la señora Lombardi. La señora García estaba sentada en la cama, con los ojos rojos, y su semblante triste.

—Cari mija... —dijo la señora Lombardi con la voz entrecortada mientras tomaba la mano de Carina.

—Ferguson es un desgraciado por haberme ocultado todo esto. Definitivamente no lo eduque bien. Es nuestra familia la que te ha fallado. Pero Sofía ya está esperando un hijo de Ferguson, y a él no le queda de otra ya que comprometerse con ella en matrimonio.

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