Andrea Rowe.Dos meses y medio han pasado desde que llegué a Santa Marta en compañía de mis padres. No he dicho una palabra sobre mi despido, aunque a todos les extraña que no haya regresado aún a la ciudad, cuando se supone que siempre he estado saturada de trabajo. Me queda claro que ya comienzan a sospechar, pero me siento como una perdedora cada vez que me digo que debo hablar con la verdad.En este tiempo ha pasado demasiado. Aiden y Maddie se reconciliaron y hasta están prometidos. Como yo no tengo nada que hacer realmente, acepté ser la organizadora principal de la boda, aunque en algún momento tendré ayuda de una profesional, por supuesto.Teniendo en cuenta el nivel de ansiedad que cargo al no tener trabajo, seguir una agenda específica me relaja de cierta manera. Al final resulta que me volví adicta a trabajar.No he estado sola estos meses y eso es algo que de cierta forma agradezco al haber perdido mi sustento. El regreso a Santa Marta no ha sido tan aterrador como pensé q
Christian Anderson.El tiempo pasa y yo continúo escondiéndome detrás de mi constante rutina. Después del último evento en casa de mi hermano, he evitado a toda costa esos encuentros. Lo mejor de todo es que ya van entendiendo mi postura y no insisten, después de mi negativa.Connor sigue siendo la molesta piedra en mi zapato cada vez que se levanta con ganas de joder. Pero para su propio bien, hemos creado una relación estrictamente profesional, donde las conversaciones familiares no tienen cabida y hasta ahora, lo respeta, aunque sea a regañadientes.Pero a pesar de que, en cierta forma, encontré una forma válida en la que vivir mi vida de mierda, me siento culpable.No puedo decir que no extraño a mis padres o a la familia que teníamos hace años atrás. Si nunca dije nada sobre la traición de Connor y Stacey, fue precisamente porque prefería estar todos juntos, que este circo falso en el que vivimos ahora.Sé que en parte es mi culpa, si yo fuera capaz de olvidar todo y avanzar, la
Andrea Rowe.Puede que la propuesta de los Anderson sea la mejor que reciba alguna vez. Estoy consciente de ello. Pero aceptar sería una completa locura.Quisiera mentirme a mí misma y asegurar que estoy lista para eso, para pensar en mis metas, las profesionales, y ponerlas como prioridad siempre. Podría intentarlo, pero soy consciente de que sería una tortura, mental y física, que con el tiempo me pasaría factura.Porque sería trabajar con él. Estar juntos una vez más en el mismo espacio, durante las horas laborables y las extras, mentalizándome constantemente de que debo mantener mi actitud de perra fría sin sentimientos, en la que nada que tenga que ver con él me afecte.Aceptar, sería demostrarle que lo que sucedió no es importante para mí, que no tuvo relevancia.Sin embargo, sí la tiene. Todavía recuerdo con dolor la parte de mi corazón que perdí aquella tarde. Y prefiero negarme, rechazar esta oportunidad, porque no estoy lista.Me cuesta aceptarlo, pero debo ser sincera conmi
Andrea Rowe.Cuatro días de intensa investigación. De analizar las pruebas que me entregó Mary, de entrevistarme con los testigos que se van a presentar a nuestro favor.Noches sin dormir, porque el compromiso que tengo con este caso es más que profesional. Mary necesita mi mejor defensa y es lo que le daré. Estoy segura de mis habilidades, de lo que tenemos de nuestro lado y, aunque Estefan Brown tenga todo el dinero del mundo para pagar a los mejores, no tiene todas las de ganar. De eso puede estar seguro.Enfrascada en algunos detalles que debo pulir, metida de lleno en los documentos frente a mí, salto en el lugar cuando suena una notificación en mi computadora. Mi corazón se acelera un poco, porque cuando el silencio me rodea y estoy concentrada en el trabajo, cualquier sonido repentino me saca de mis pensamientos repentinamente.—¿Qué será? —hablo en voz baja dentro de las cuatro paredes estrechas que tengo de oficina.Con este caso en mis manos, pude conseguirme una oficina en
Christian Anderson.Hace cuatro años estuve conforme con esta idea, contrario a lo que mi familia llegó a pensar, yo sí quería ofrecerle a Andrea un puesto en el bufete. Nunca dudé de sus habilidades y si no llegué a decirle, fue porque estaba esperando un momento cómodo para tratar ese tema. Y al final, resultó que aquel maldito día todo se fue a la mierda.Quizás, de haber hablado antes sobre ello, la situación hubiese sido otra. Más incómoda o más sencilla, no tengo idea. Pero otra, al fin y al cabo. Porque a veces, esta distancia, este tiempo transcurrido, me han puesto a pensar en tonterías que a la larga me han traumado un poco. Si yo no hubiera reaccionado como lo hice, si no hubiera tomado la decisión equivocada, la vida no nos hubiera llevado por caminos diferentes y, tal vez, hubiese superado lo que su presencia hace conmigo.—Supongo que eso significa que no puedo opinar —exclamo, valorando la posibilidad de reclamar, aunque en vano.Pudiera fingir que me ofende el hecho de
Andrea Rowe.Por más que me haya mentalizado para este momento, no estaba preparada. Y no me da tiempo disimularlo.Literalmente, un jadeo se me escapa y me quedo sin aliento por más tiempo del que quiero aceptar. Intento recomponerme, enderezo mi espalda y miro sonriente a mi cuñada, prometiéndole así que todo saldrá bien. Y buscando con ese gesto recuperar mi confianza, que por un segundo se va a pique.Por años, en medio de esos sentimientos crudos que oculto de todos, porque me hacen daño y me avergüenzo de ellos, pensar en él, imaginar un encuentro, era algo que sucedía de una forma completamente diferente. Verlo hoy, aunque ya lo esperaba, me demuestra que sigo siendo la misma idiota que siente la estática entre nosotros, que reconoce la burbuja a nuestro alrededor. No importa si ahora es por los motivos equivocados. No importa si Christian Anderson me rompió el corazón. Está ahí y yo la veo.Cuando el juez hace el llamado, soy la primera en levantarse e ir a su encuentro. De un
Christian Anderson.Mantengo la sonrisa socarrona, pero en cuanto la pierdo de vista, dejo fluir mi verdadera expresión, la que deja en evidencia lo que siento en estos momentos. Una mezcla de remordimiento con martirio. Porque ella es capaz de desordenarme con solo saberla cerca, porque a pesar del tiempo sigo siendo capaz de identificar los momentos en que algo le afecta.Y no quiero sentirlo. No quiero. No puedo dejar que eso vuelva a ser el centro de mi mundo.Doy media vuelta y me alejo, decepcionado de mí mismo por haber actuado así, como si el tiempo no hubiera pasado y fuéramos aquellos amigos que pasaban el tiempo juntos, antes de ir más allá. Pero fue inevitable venir a por ella y asegurarme que todo estaba bien después de escuchar las noticias que corren como pólvora por aquí. Años atrás, cuando mi vida dio el vuelco de ciento ochenta grados, saber de la condición de Nora me llevó una vez más a Andie, aunque no haya resultado del todo como esperaba.Fue aquella decisión la
Christian Anderson.Mañana regreso a la ciudad y la verdad es que tengo pocas ganas de hacerlo. Después de estas dos semanas por aquí, me cuesta mucho abandonar Santa Marta. Sobre todo porque esa mala sensación que me daba cuando pensaba en el pueblo, fue desapareciendo de a poco.Quiero pensar que nada tiene que ver una hermosa rubia, porque después del último encuentro en el aparcamiento del juzgado, no nos hemos cruzado más. Sin embargo, sé que es por ella, por su presencia después de tanto tiempo imaginando que sería ese el motivo.Miro el techo de mi habitación, acostado en la cama y con los brazos cruzados detrás de la cabeza. Una maleta a medio hacer reposa a mi lado, pero no tengo ánimos para terminar de arreglarla. Más bien, quiero un trago. Quiero despejar de todo lo que me atormenta la cabeza antes de regresar al trabajo y a la responsabilidad.Me levanto de un salto dispuesto a entretenerme un rato. Me quedo con la misma ropa que llevo, unos jeans y una camiseta, solo agre