POV: Christian.
Con la salida de Connor de mi casa puedo respirar tranquilo. No sé cómo pude decir todas esas horribles cosas que solo ponen a Andrea en mal lugar. No lo merece, aunque yo sea un hijo de puta sin sentimientos, ella ha sido más de lo que podía imaginar.
Nunca pensé que podría decir algo así. Cuando supe del interés de mi hermano por ella, solo tenía una noción de quién era. Su hermano, Leo, es demasiado sobreprotector y yo no estaba interesado en buscarme líos con él por andar mirando a su hermanita; así que, mejor era no verla siquiera. Pero la oportunidad de joder a mi hermano se presentó y ella era la atracción principal. Connor y yo no nos llevamos bien desde Stacey, lo que ella hizo con ambos, nos jodió para toda la vida. Y aunque no debería darle más importancia a alguien que no merece un solo pensamiento, no puedo ev
POV: Christian.La sangre me hierve y siento unas ganas tremendas de ir hasta ellos y arrancarla de sus brazos. Aún más, cuando ella me ve y su sonrisa se congela; eso no es buena señal, parece culpa.Odio. Siento odio. Por él. Por ella. Por mí mismo.«Por esto existen mis reglas».Por momentos así es que vivo a mi forma y con mis condiciones. No se suponía que debía afectarme lo que estoy viendo. No se suponía que después de follarme a Andrea cuántas veces quise, terminara enganchado como nunca antes. No se suponía que la venganza contra mi hermano, se volviera en mi contra. No se suponía que mi corazón, ahora mismo, estuviera latiendo descoordinado por ella. Por lo que me hace sentir. Por lo que me provoca.No se suponía que yo fuera débil.Mi respiración se hace más fuerte y errática, mientras m&
POV: Andrea.—Ahórratelo.Con la mayor seguridad que puedo mostrar, entro al ascensor y me coloco de frente a ellos. Los observo con dureza, a ambos, hasta que se cierran las puertas y puedo dejar de fingir que estoy bien.De por sí, odio los ascensores, pero todo se pone peor si, además, estoy alterada. Las lágrimas que me aguanté delante de él, ahora salen sin poder detenerlas. Siento que me ahogo y me falta el aire, entre estas cuatro paredes que se mueven demasiado lento. Doy pasos hacia atrás, para sostenerme de algo y poder resistir. Sollozos salen sin control, la vista se me nubla y los oídos me pitan. Trato de soportar, intento respirar profundo y recuperarme, porque en cualquier momento caeré redonda al piso, desmayada. Ya no veo nada, cuando siento un pitido. Con las manos contra la pared, intento llegar a las puertas del ascensor. Escucho voces y un grito que alerta a los demá
POV: Andrea.Ruedo los ojos y trato de pasar por su lado, pero solo logro que me cierre más el paso entre él y su auto.—A mí no me importa nada de lo que tengas que decir —aseguro, intentando no flaquear.—Lo sé, pero sigo siendo el mismo egoísta que solo le importa su bienestar —farfulla, con un tono doblegado—. Y siento que no podré seguir adelante si no te digo todo esto que tengo atorado aquí y que no logro tragar. —Señala su garganta.Sus palabras me molestan, sacan todo el odio que me llena ahora al escucharlo y recordar lo que tuve que soportar en más de una ocasión.—Eres un egoísta, sí —declaro y lo señalo con un dedo, que se estrella contra su pecho—. Y un arrogante despreciable que solo sabe lastimar a todos a su alrededor para ver si logra mantenerse a flote.Christian traga duro, ante
POV: Andrea.Su boca devora la mía, con ansias, con desesperación. A través de su beso siento todas esas palabras que acaba de confesar; la impaciencia y el desasosiego que me transmite. Sus manos se aferran a mi rostro, acariciando mis mejillas. Sus labios juegan con los míos y más de una vez, sus dientes muerden con cuidado mi boca. Junto a la insolencia de su gesto y la intransigencia en su actuar, a pesar de no haber pedido permiso, siento la angustia y el desahogo que está enfrentando. Y a pesar de que debo detener esta locura, darme mi lugar y alejarme, no puedo.Mi cuerpo responde ante él; a su toque, a su necesidad. Mientras mi cabeza grita a desgarros que debemos dar un paso atrás; mis pies se mantienen firmes y mis manos lo buscan, lo acercan más a mí. Me duele su desconsuelo y me ahoga su persistencia.No soy ciega. No tengo dudas de que esto, es lo que siempre obtendré de &e
POV: Andrea.Camino con paso lento pensando en el cumpleaños tan extraño que he tenido. Lleno, primero, de besos ardientes y orgasmos intensos; luego, de depresión autoimpuesta mientras veía películas de drama peculiar. Ahora, toda una mezcla de sentimientos encontrados me embarga. Entre las confesiones de Christian y lo que eso me provoca, no creo que pueda decirse que estoy bien. Soy la confusión personificada y andante. Por un lado, quiero correr lejos de Chris, de sus problemas de seguridad y de sus miedos. Por el otro, quiero quedarme y ver si en verdad, vale la pena arriesgarme y darle una oportunidad.Revivo sus palabras y sus expresiones, tan confusas y a la vez sorprendentes. Pero si algo debo poner a su favor, es que decidió hablar, desahogarse; aunque no existan garantías de que todo lo dicho sea verdad.Otra cosa que prefiero por el momento dejar a un lado, porque me hierve la sangre de solo pon
POV: Andrea.En cuanto digo esas palabras, me arrepiento. Me quedo congelada y sin saber qué hacer. Acabo de dejar al descubierto mis sentimientos, mis expectativas; ante un hombre que no quiere nada más de mí, que no sea sexo.Christian me observa con algo que no alcanzo a identificar. Una mezcla de estupefacción, con terror, con expectativas; tan cambiantes como el color de sus ojos. Trago saliva y doy un paso atrás, para irme lejos y revolcarme en mi miseria; por lo menos, durante unos largos minutos. Sin embargo, Christian hace amago de detenerme, aunque sin hablar. Extiende una mano, como si quisiera alcanzarme y yo dudo, si seguir mi camino o no.Los pocos minutos que han pasado me rinden demasiado; siento como si todo se moviera a cámara lenta. Mi cabeza aturdida trato de despejarla, para poder darle una buena contestación o algo que me saque de este embrollo en el que yo misma me metí. Pero nada me
POV: Andrea.Abro la puerta de mi habitación y lo primero que hago, es tirarme sobre la cama. Siento mi pecho apretado y una sensación horrible, como si me faltara el aire, me embarga. Sollozo sin parar, pero de mis ojos no salen lágrimas. Es esa sensación de vacío, de dolor absurdo, por algo que no quieres que signifique mucho, pero que termina abrumándote demasiado.Así me siento después de la confesión de Christian. Abrumada. Engañada. Me siento un objeto inanimado en medio de una guerra de hermanos.Nadie tuvo en cuenta lo que eso podía significar para mí. Nadie pensó siquiera en las estúpidas consecuencias. No. Egoísmo puro movió los hilos. Tejió una red, cual araña haciendo su telaraña. Y yo caí como mosca en su maldito juego.—Y yo que pensaba que en algún momento tuve las riendas de la relaci&oacu
POV: Andrea.No le dije a nadie que estaría de regreso, mi familia me espera la próxima semana, por lo que no hay nadie en la terminal esperándome cuando bajo del autobús. Tomo una respiración profunda e inhalo este aire que tanto añoraba respirar. Mi cuerpo al instante se relaja, porque ya estoy en casa. Busco mi maleta y salgo de la terminal con la intención de caminar. Quiero recorrer las calles de mi pueblo y disfrutar lo que siempre me ha gustado de vivir aquí. El ambiente histórico, la transculturación matizada en cada centímetro que dejo atrás, el mar que se huele y que se siente. La agradable alegría de los habitantes, de los conocidos que me sonríen a mi paso y me preguntan cómo me van mis estudios. Somos una inmensa familia en este pequeño pueblo. Todos, de alguna forma, emparentados por las doce familias fundadoras que han perdido los apellidos en generac