Al fin el doctor llegó, la reviso y le inyectó un calmante, inmediatamente las arcadas y los dolores cesaron, y a los minutos ella se durmió. Amir se perdió unos segundos en esa imagen, parecía una perla que brillaba en medio de su cama, entre las sábanas negras, su blancura y belleza eran únicas.
— ¿Qué demonios le pasó? ¡¿Acaso es normal que vomite tanto y esos dolores?!
— Baja la voz Amir, ella tiene que descansar, vamos a hablar a otro lugar.
El doctor parecía molesto, Amir se dio cuenta, por lo que lo siguió. Bajaron la escalera hasta el despacho, el empresario estaba completamente ansioso por la salud de su hijo, por lo que apenas ingresaron, él hablo.
— Bien doctor dígame ¿qué paso?
— Esos dolores eran contracciones, es por eso por lo que le coloque un calmante.
—
Candy se despertó, tenía demasiada calor, mucho calor y cuando abrió sus ojos se dio cuenta que era porque Amir la está abrazando, la tenía atrapada entre sus brazos y una pierna, en un agarre que ella lo sintió especial, nunca había estado así con alguien, esa sensación de protección que solo él le hacía sentir, miro su rostro y llego a la conclusión que era muy hermoso verlo así de tranquilo, le hacía dar ganas de tocarlo, saber que su piel es suave, y la barba bien recortada que llevaba, la llenaban de curiosidad, quería pasar sus dedos por ella, pero desecho ese pensamiento, tenía hambre, por lo que decidió levantarse, tratando de no hacer movimientos bruscos. — No... No me dejes... no...Mamá.“Ahora entiendo a lo que te referías Amir, Tus fantasmas, en realidad es uno. ¿Acaso tu madre también murió?”Al ver que el rostro de Amir se volvía cada vez más triste, decidió despertarlo, él le dijo que no la golpearía, y ella le creía, Amir nunca le mintió, por lo menos hasta ahora.Con
Los empleados se presentaron uno a uno y ella trató de grabar sus nombres. Amir dio una mirada de advertencia a los hombres que trabajaban para él, algunos lo notaron, otros no. Cuando el timbre sonó cada uno volvió a sus quehaceres. — Debe ser tú hermano, ¿podrías quedarte aquí unos minutos? tengo que explicarle unas cosas antes de que te vea. — La mirada de Amir fue al vientre de la joven, apenas tenía 4 meses, pero su estómago dejaba ver muy bien donde estaba su hijo, creciendo poco a poco. — Sí, sí, no hay problema. Candy no quería ver a Matt, estaba tan dolida por su abandono, pero no quería decirle a Amir, él le dijo que eran amigos, y no quería que se enojara con ella. Cuando Amir se fue ella pensaba. “¿Entonces esta es mi vida de ahora en adelante? Mi hija será feliz aquí y yo... ¿podré ser feliz? ¿Por qué me siento tan feliz cuando Amir me toca? ¿o me mira tan fijamente? ¿Qué es lo que me sucede?” <
Matt quiso golpearlo, pero esta vez Amir se defendió, la primera vez se dejó golpear porque lo merecía, pero ahora... era por defender a Candy. Uno, dos, tres golpes y, Matt terminó en el piso. Cuando se levantó tomó un abrecartas que estaba a modo de decoración sobre el escritorio, Candy lo vio, sabía lo que iba a pasar y no lo iba a permitir, se colocó entre ellos, Matt vio la forma de ganar o ganar. Si el bebé era el por qué ella no se iba con él, lo resolvería ahora mismo.Pero Amir fue más rápido, después de todo, era su hijo el que corría peligro, por lo que tomo a Candy del brazo y con un giro de su cuerpo la cubrió por completo, por lo que Matt enterró el abrecartas en la espalda del futuro padre.— Amir. — La cara de pánico de Candy lo decía todo. Mientras que el hombre la miraba con una so
— Esto huele delicioso. — Dijo Amir apenas entraron al comedor.— Y sabe mucho mejor. — Matt trataba de comportarse, tenía que recuperar el amor de su hermana, para poder llevársela una vez que el bebé nazca.— Gracias.— ¿Dónde aprendiste a cocinar? Recuerdo que Aarón no lo hacía muy bien.— ¿Aarón?— Nuestro padre, se llama Aarón, él dejó de cocinar cuando te fuiste Matt, aprendí viendo la tele.— Tendrás que darle la receta a la cocinera, esto está delicioso Candy.— No puedo, lo siento Amir, no se las medidas, se cuáles son los ingredientes que lleva y cocino según voy probando lo que hago. — Eso hizo que Matt recordara algo.— La policía me dijo que eres analfabeta, ¿es verdad?— Charly me estaba ense&n
Matt quedó en silencio, él había imaginado otras respuestas de su amigo, algo que le indicara que Candy no le importaba en lo más mínimo, pero no fue así, él ya no hablaba solo de su hijo, Amir incluía el hecho de cuidar de Candy, además la dedicación que ponía en la bandeja destinada a su hermana, le hacía pensar que sentía más que solo interés por el bebé o atracción hacia Candy. Por lo pronto decidió cambiar de tema, se quedaría una temporada, vigilaría todo y después tomaría una decisión, pesara a quien le pesara. — A Candy no le gustan las avellanas. — ¿Que? — Las galletitas de avellana no le gustan. — Amir miró la bandeja, no sabía si creer o no lo que le decía Matt. La duda se reflejaba en su rostro, lo miro con desconfianza. — No seas idiota, no soy un niño para mentirte. Amir cambió las galletitas por unas con chispa de chocolate mientras sonreía. — ¿Que es tan divertido? — Pregunto Matt molesto, no estaba acostu
Amir no podía creer lo que acababa de escuchar, en ese instante él se juró que jamás, nunca, lastimaría a Candy, él amaba a esa mujer, tanto o más de lo que ella lo amaba a él.Los hermanos Ángel quedaron en silencio cuando el empresario de joyas apareció en la cocina, aunque Candy sonreía de una manera única al verlo.— Amir, ven desayuna con nosotros, mira todo lo que Matt hizo.— No sabía que supieras decorar la comida de esta forma. — dijo sonriendo y Matt lo fulminó con la mirada al tiempo que se levantó de su lugar.— Yo iré al aeropuerto a recoger a Melody. — anunció con voz tenebrosa.— ¿Quién es Melody?— Ya la conocerás Candy, es una empleada y una buena amiga.— ¿Para que la llamaste Matt? ¿qué es lo que piensas hacer?
Candy estaba nerviosa, ella no tenía idea de que tan en serio hablaba su hermano, pero si podía ver oscuridad en sus ojos cuando lo decía. — Matt, no pasa nada, yo quiero ir con Amir. — Él no te puede hablas así Candy. — Todo está bien Matt. — Él hombre miró a su hermana y notó que sus ojos estaban cristalinos, ella estaba punto de llorar, recordó lo que el doctor dijo, Candy debía estar tranquila. — Está bien Candy, te dije que sería como tú quieras y así será. Amir no espero que terminara de hablar y subieron a la habitación. Cuando ella entró el portazo que dio Amir la hizo pegar un saltó. — ¡Dime ¿qué pasó?! — Nada solo me sentí mal... — ¡Mírame a los ojos! — Ella levantó la cabeza y lo miró con tristeza. Amir respiro hondo para calmarse. Se juró que jamás la lastimaría y pensaba cumplir esa promesa. — Candy, no estoy enojado, solo... quiero que me digas que pas
Cuando bajaron a cenar, Candy vio a una mujer muy hermosa, al lado de su hermano, tenía la tez blanca, ojos negros, eran muy llamativos, jamás había visto tal mirada, era como una noche sin estrellas, ni luna, una melena sumamente larga, lacia y negra enmarcaba su rostro, pero lo que llamó la atención de la joven no fue su belleza, fue la forma en la que Matt la observaba, el celeste de los ojos de su hermano parecían un mar agitado, pero cuando la joven peli negra lo miraba, la mirada de Matt parecía un lago en calma. “Sus ojos brillan mucho, ¿acaso yo me veo así cuando miró a Amir?” Y ante su propia pregunta, ella miró al hombre que la llevaba de su mano. — ¿Que sucede? Amir sin darse cuenta había creado una conexión con Candy, él sabía cuándo ella quería preguntarle algo o cuando lo miraba solo por hacerlo, de más está decir que a él le encantaba como Candy siempre lo miraba. — Mis ojos, ¿son como los de Matt? — No, los tuy