Las tres hermanas estaban metidas en la cama de Carmen viendo las noticias y las tres lloraban, no de pena, sino de inmensa felicidad. Por fin habían atrapado al hijo de puta que se aprovechó durante más de un año de la fragilidad de Carmen.
—Puto estúpido, delatarse él solito —comentó Deb—. De todos modos, lo hubiésemos cazado nosotros en una de nuestras trampas en las que Carmen saldría a la calle a reunirse con él y ¡zasca! Lo cazaríamos. — Sonrió.
—El caso es que sé quién es este tipo, chicas —comentó Carmen—. Este tío vino de visita unas cuantas veces al centro a ver a una de las chicas.
—Pues seguro que ahí te conoció, cariño, y en algún momento supo tu lado oscuro y se obsesionó. —Elvira acariciaba el pelo de su hermanita.
—Pero lo extraño de todo esto es que en mis seis meses en el centro no tuve ningún brote. Todas las noches me quedaba dormida y no salía de la habitación. ¿Cómo pudo ver él ese lado mío?
—A lo mejor lo t
ESTÚPIDOPablo vivía ya prácticamente en el apartamento de Lucía.Estaban dormidos en su cama cuando sonó el teléfono de Pablo.—¿Quién?..., sí..., ese sí..., ¡no jodas!..., ¿dónde?..., vamos para allá ahora mismo. Hadita lo ha encontrado, el muy estúpido no se ha movido de aquí y ha estado escondido en casa de un colega suyo y, para colmo, no es que se lo esté tomando muy en serio, pues sale cada dos por tres a comprar, a tomar el aire... hay que ser gilipollas. Ya es nuestro.—¡Genial! Vamos a por ese gilipollas.Llegaron sobre las seis y media de la tarde a la casa, todo estaba tranquilo. Era una casita de planta baja a pie de calle, las luces estaban encendidas. Esperaron una hora dentro del coche por si alguno de ellos salía de la casa.Sobre las siete y cuarto, un hombre alto, bastante gordo, se dirigió a la casa; tenía llaves, así que entró directamente. Al abrir la puerta, Lucía y Pablo pudieron ver unas tres figuras más sentadas en el s
BODAEsperaron para celebrar la boda en verano, cuando Débora estuviera de vacaciones y así estar toda la familia junta.Primero se dieron el «sí quiero» en el ayuntamiento. Solo la familia y amigos de Narciso y Elvira, Enrique, Junior, Débora y su nueva novia, Escarlet, de Noruega.Todo muy informal, como Carmen quería.Después, todos se fueron a comer a un bonito restaurante a pie de playa.La velada fue maravillosa, un día inolvidable.Elo estaba radiante, con vestido verde de flores que le había regalado Elvira.Las tres hermanas iban vestidas de blanco. Unos bellos vestidos ibicencos elegidos por Carmen.Comieron, rieron y bailaron hasta la caída de la noche.—Ojalá mamá estuviera aquí, no es lo mismo sin ella. —Elvira caminaba cogida de una mano de Carmen y la otra de Débora.—Hay tantas cosas que se ha perdido, estoy segura de que con ella también habría sido diferente todo lo malo ocurrido el año pasado. — Carmen
VOY A MATARLAS«Me han arruinado la vida, lo he perdido todo, mi hija no me habla y se ha avergüenza de mí.Mi exmujer siente repugnancia, hace años que no me habla. Ni siquiera tuve las pelotas suficientes de matarme y acabar con esta pesadilla.Estoy harto, cansado de ir dando tumbos de una ciudad a otra sin encontrar trabajo por culpa de esas zorras.Se acabó. Ahora me toca a mí vengarme de ellas, voy a destruirlas, acabaré con ellas».Manuel estaba sentado en su coche, estacionado en el aparcamiento donde trabajaba Elvira.Esa tarde no pudo atacarla, a pesar de tenerlo todo preparado en su coche. Elvira iba acompañada de Julia, su secretaria, y ambas se marcharon en su coche.Tenía todo el tiempo del mundo para esperar y mañana no se le escaparía.Al día siguiente, Débora estaba en la playa con Escarlet cuando recibió un mensaje muy extraño:«Volverás a ser mía muy pronto, tus hermanas ya no podrán protegerte».Manuel
ME CASODébora salió de la ducha con su albornoz y se fue a la cocina a desayunar. Escarlet aprovechó y se volvió a la cama.Toni se sentó con ella en la mesa.—Bueno, como veo que tus hermanas no quieren saber nada de mí… —Ni tú de ellas —interrumpió Débora.—Bueno, no vengo a discutir, solo a decirte, y para que tú se lo digas a ellas, que me voy a casar con Hanna.El vaso de café de Débora cayó al suelo.—Y una mierda te vas a casar tú con esa.—Os guste o no, esta mujer me ha devuelto la ilusión y somos muy felices y queremos demostrar ese amor casándonos.—¿Mujer? Querrás decir niñata saca cuartos, porque todos sabemos que está contigo solo por el dinero. Ese dinero que siempre tenías para ti y tus cosas y que ahora al cobrar desaparece como por arte de magia.»Verás, papá, a mí me importa una mierda lo que hagas con el dinero, pero no vas a meter a esa zorra en la casa de nuestra madre.»¿No te vas a cansar jamás de
ÁNGELCuando recibí la llamada de Sara pidiéndome que fuera a casa inmediatamente o el cabrón de mi padre la mataría, no dudé ni un segundo.Al entrar, la imagen me daba bastante asco, la pobre de mi hermana tirada en el suelo debido a una puñalada de mi padre, llegué justo a tiempo de detenerlo dándole un golpe con mi escopeta. Mi madre ahí parada en las escaleras, borracha perdida, sin hacer nada solo ponerse las manos en la cabeza, me produjo serias arcadas, así que sin titubear le metí un tiro y cayó por las escaleras, luego volví hacia el cuerpo gordo y viejo de mi padre y lo senté en su butaca favorita, lo amarré, esperé que despertara y le metí un tiro en la sien.Le dije a Sara que llamara a la policía y que contara que él la atacó, mató a mamá y luego se suicidó. Yo llegaría con la policía y nunca sabrían nada. Por desgracia, esas fueron las últimas palabras que pronunciaría mi adorada hermana, pero por fin acabarían los abusos sexuales para ella también
EL MUNDO DESDE MI VENTANA INTERIOR«Cada día que pasa me siento más tranquila, mucho más calmada y segura.La medicación parece calmar mis impulsos más oscuros. La mujer perversa y manipuladora que a veces me encierra cada vez visita menos a mi marido.Me siento segura de mí misma, no tengo miedo, duermo mucho mejor por las noches, no tengo tantas pesadillas y al mirarme al espejo veo a la Carmen de siempre.Parece que Alberto, mi nuevo psiquiatra, ha dado en el clavo, claro que también tiene mucho que ver que el asesino esté muerto y que mi familia sepa la verdad y me apoyen.El verano ha pasado rápido y silencioso.Manuel ha dejado de molestar, espero que estén a punto de encontrarlo y detenerlo.Mi Elo empieza tercero de primaria, está muy emocionada. Hoy la llevo al cole después de sus vacaciones.Elvira está curada de sus heridas, Deb en una semana regresa a Noruega con Escarlet, su relación va viento en popa.Pero, Toni..
EL FIN DE UN ACOSADOR—Te voy a echar mucho de menos, pija asquerosa. —Elvira abrazó a Débora.—¡Para, estúpida, que nos están mirando! —Sonrió.Ese mismo día, Elvira Débora y Escarlet estaban comiendo en el centro comercial y después iban de compras.—Han sido unos años horribles y a pesar de la noticia del asqueroso de tu padre, Carmen por fin puede respirar tranquila.—No sé, Elvi, odio ser siempre la aguafiestas de la familia, pero sabes que soy muy intuitiva y creo que esta pesadilla aún no ha terminado. — Débora miró cabizbaja a la mesa.—Dices eso porque todo está aún muy reciente, pero está muerto y enterrado, ya no puede hacernos daño, Deb.—Ha acabado, cariño, ahora la familia tuya tranquila, las mejores sois hermanas... —Escarlet no dominaba muy bien el español.—Mamá estaría orgullosa de nosotras tres, somos unas auténticas guerreras. —Débora cogió la mano de Escarlet.—Ella nos enseñó a ser fuertes y a no dejarnos
HOY SÍ VAS A MORIRCuando Manuel salió corriendo por la ventana del lavabo, Ángel ya estaba esperándole en el aparcamiento de atrás.No había que ser muy listo para saber que después del ataque saldría corriendo hacia su coche.Manuel abrió su coche y cuando iba a arrancar, Ángel apareció por detrás de su asiento y con cloroformo lo durmió.LA CONVERSACIÓNManuel despertó amarrado al sofá de uno de los moteles donde se hospedaba, con la boca tapada por un calcetín.A su lado, en una mesa, había una enorme botella de whisky irlandés y tres tabletas de pastillas.Enfrente de él estaba Ángel, sentado a los pies de la cama y mirándolo con cara de preocupación fingida.—¡Maldita sea, Manuel! ¿Tienes que aparecer justo ahora? Eres un maldito grano en el culo. Ya me pareció patético lo que intentaste hacer con Débora y ahora vuelves a aparecer para hacer aún más el ridículo. Lo conozco todo sobre ti, Carmen me lo contó. Eres tan