Débora salió de la ducha con su albornoz y se fue a la cocina a desayunar. Escarlet aprovechó y se volvió a la cama.
Toni se sentó con ella en la mesa.
—Bueno, como veo que tus hermanas no quieren saber nada de mí… —Ni tú de ellas —interrumpió Débora.
—Bueno, no vengo a discutir, solo a decirte, y para que tú se lo digas a ellas, que me voy a casar con Hanna.
El vaso de café de Débora cayó al suelo.
—Y una mierda te vas a casar tú con esa.
—Os guste o no, esta mujer me ha devuelto la ilusión y somos muy felices y queremos demostrar ese amor casándonos.
—¿Mujer? Querrás decir niñata saca cuartos, porque todos sabemos que está contigo solo por el dinero. Ese dinero que siempre tenías para ti y tus cosas y que ahora al cobrar desaparece como por arte de magia.
»Verás, papá, a mí me importa una mierda lo que hagas con el dinero, pero no vas a meter a esa zorra en la casa de nuestra madre.
»¿No te vas a cansar jamás de
ÁNGELCuando recibí la llamada de Sara pidiéndome que fuera a casa inmediatamente o el cabrón de mi padre la mataría, no dudé ni un segundo.Al entrar, la imagen me daba bastante asco, la pobre de mi hermana tirada en el suelo debido a una puñalada de mi padre, llegué justo a tiempo de detenerlo dándole un golpe con mi escopeta. Mi madre ahí parada en las escaleras, borracha perdida, sin hacer nada solo ponerse las manos en la cabeza, me produjo serias arcadas, así que sin titubear le metí un tiro y cayó por las escaleras, luego volví hacia el cuerpo gordo y viejo de mi padre y lo senté en su butaca favorita, lo amarré, esperé que despertara y le metí un tiro en la sien.Le dije a Sara que llamara a la policía y que contara que él la atacó, mató a mamá y luego se suicidó. Yo llegaría con la policía y nunca sabrían nada. Por desgracia, esas fueron las últimas palabras que pronunciaría mi adorada hermana, pero por fin acabarían los abusos sexuales para ella también
EL MUNDO DESDE MI VENTANA INTERIOR«Cada día que pasa me siento más tranquila, mucho más calmada y segura.La medicación parece calmar mis impulsos más oscuros. La mujer perversa y manipuladora que a veces me encierra cada vez visita menos a mi marido.Me siento segura de mí misma, no tengo miedo, duermo mucho mejor por las noches, no tengo tantas pesadillas y al mirarme al espejo veo a la Carmen de siempre.Parece que Alberto, mi nuevo psiquiatra, ha dado en el clavo, claro que también tiene mucho que ver que el asesino esté muerto y que mi familia sepa la verdad y me apoyen.El verano ha pasado rápido y silencioso.Manuel ha dejado de molestar, espero que estén a punto de encontrarlo y detenerlo.Mi Elo empieza tercero de primaria, está muy emocionada. Hoy la llevo al cole después de sus vacaciones.Elvira está curada de sus heridas, Deb en una semana regresa a Noruega con Escarlet, su relación va viento en popa.Pero, Toni..
EL FIN DE UN ACOSADOR—Te voy a echar mucho de menos, pija asquerosa. —Elvira abrazó a Débora.—¡Para, estúpida, que nos están mirando! —Sonrió.Ese mismo día, Elvira Débora y Escarlet estaban comiendo en el centro comercial y después iban de compras.—Han sido unos años horribles y a pesar de la noticia del asqueroso de tu padre, Carmen por fin puede respirar tranquila.—No sé, Elvi, odio ser siempre la aguafiestas de la familia, pero sabes que soy muy intuitiva y creo que esta pesadilla aún no ha terminado. — Débora miró cabizbaja a la mesa.—Dices eso porque todo está aún muy reciente, pero está muerto y enterrado, ya no puede hacernos daño, Deb.—Ha acabado, cariño, ahora la familia tuya tranquila, las mejores sois hermanas... —Escarlet no dominaba muy bien el español.—Mamá estaría orgullosa de nosotras tres, somos unas auténticas guerreras. —Débora cogió la mano de Escarlet.—Ella nos enseñó a ser fuertes y a no dejarnos
HOY SÍ VAS A MORIRCuando Manuel salió corriendo por la ventana del lavabo, Ángel ya estaba esperándole en el aparcamiento de atrás.No había que ser muy listo para saber que después del ataque saldría corriendo hacia su coche.Manuel abrió su coche y cuando iba a arrancar, Ángel apareció por detrás de su asiento y con cloroformo lo durmió.LA CONVERSACIÓNManuel despertó amarrado al sofá de uno de los moteles donde se hospedaba, con la boca tapada por un calcetín.A su lado, en una mesa, había una enorme botella de whisky irlandés y tres tabletas de pastillas.Enfrente de él estaba Ángel, sentado a los pies de la cama y mirándolo con cara de preocupación fingida.—¡Maldita sea, Manuel! ¿Tienes que aparecer justo ahora? Eres un maldito grano en el culo. Ya me pareció patético lo que intentaste hacer con Débora y ahora vuelves a aparecer para hacer aún más el ridículo. Lo conozco todo sobre ti, Carmen me lo contó. Eres tan
PABLO Y LUCÍA—¡Maldita sea, Pablo, siempre llegando tarde!—Lo siento, cariño, pero ¿tú sabes la de mierdas que tengo en mi apartamento que ahora serán tus mierdas?—Ja, ja, ja, ¡qué gracioso!—Estás preciosa. Te quiero.—Y yo a ti.La velada pasó maravillosamente bien. Rieron, bebieron, charlaron, se besaron y bailaron.Ninguno de los dos estuvo pendiente al teléfono durante la noche. Ya en el coche, de vuelta a casa de Lucía, esta se puso a escuchar sus mensajes en el buzón de voz.Uno de ellos era de Alicia, diciéndole que Manuel se había suicidado.—¡Vaya! ¿Te acuerdas del caso ese del acosador que agredió a una chica en un parking?—Sí.—Pues hoy ha agredido a la hermana en un centro comercial. La chica ha venido aquí bastante nerviosa y asustada, pidiendo más protección. Bueno, pues resulta que el tío se ha suicidado esta tarde. Lo han encontrado en un motel de las afueras. Estaba en un sofá sentado,
MALDITO HIJO DE PUTA. AHORA TODO ENCAJASe sentó a los pies de su cama.En la foto aparecía Pablo mucho más delgado y con el pelo largo, junto a Sara, la chica que se suicidó en San Agustín.Por detrás de la foto ponía Ángel y Sara en Jerez año 2012.Lucía mantuvo la foto en su mano más de quince minutos observando a los dos hermanos.Cogió la carta. Era la carta que Sara le escribió a su hermano el día antes de suicidarse:Querido hermano:No lo aguanto más, no soporto seguir ni un segundo más de mi vida en esta cloaca llena de monstruos de carne y hueso. Tú has sido lo único bueno de mi vida. Jamás podré agradecerte lo que hiciste por mí cuando papá estuvo a punto de matarme. Sé que tuviste que destruir muchas pruebas y engañar a muchos de tus compañeros. Siempre fuiste mi salvador, te quise como hermano y como padre, como amigo y como amor. Lo has sido todo para mí y a ti te debo mi vida, sé que te enfadarás por lo que voy a hacer, pero
ÁNGEL Y PABLO, PABLO Y ÁNGEL—¿Sí? ¿Lucía...? Sí, claro que podemos vernos, ahora mismo estoy en el despacho de mi hermana Elvira, le envío la dirección.—Perfecto, voy para allá.—¿Quién era? —preguntó Elvira.—Es la policía de ayer, Lucía, ¿extraño, verdad? Manuel por fin ha tenido agallas y se ha suicidado de una vez.—Será una visita rutinaria, para informarnos y tal —dijo Elvira.—Pues no sé por qué, pero tengo una mala sensación, Elvi, y ya sabes que yo jamás me equivoco con eso, esta mujer viene a traernos noticias malas. Algo no va bien, Elvi. ¡Carmen!—¿Qué tiene que ver Carmen con todo esto? No seas paranoica, Deb.Al cabo de unos veinte minutos aproximadamente apareció Lucía en el despacho.—Por favor, tome asiento. —Le ofreció Elvira.—Gracias, seré breve. Vuestra hermana pequeña Carmen está en grave peligro.Elvira y Débora se levantaron de sus sillas a la vez.—Acérquense. ¿Reconocen al hombre y
EL PRINCIPIO DEL FINAL. TÚ, YO Y LA MUERTEDos días antes Carmen estaba dando su caminata mañanera por la playa y se encontró con Ángel, su gran amigo del psiquiátrico. Sintió una felicidad enorme al verle, le quería como a un hermano, fue su guía, su confidente, sin él no lo habría logrado.Ángel, siempre tan tímido y tierno, su compañero y su fiel amigo.Cuando lo conoció en San Agustín, le pareció tan frágil, tan bondadoso, se volcaba por Sara. A Carmen le encantaba cómo la miraba y cómo la mimaba. La protegía.Desde el primer día se produjo entre ellos una conexión espiritual, ambos fueron el apoyo del otro. Los tres se volvieron inseparables, se produjo una magia especial. Sin duda, Carmen los adoraba, junto a ellos, no existían las pastillas, las charlas con Roberto, las puertas cerradas..., con ellos todo era libertad. Se sabían todos los secretos de cada uno, o al menos eso creía ella.Y ahora, abrazada a él, todo se desplomaba, el cielo caía