Dos días antes Carmen estaba dando su caminata mañanera por la playa y se encontró con Ángel, su gran amigo del psiquiátrico. Sintió una felicidad enorme al verle, le quería como a un hermano, fue su guía, su confidente, sin él no lo habría logrado.
Ángel, siempre tan tímido y tierno, su compañero y su fiel amigo.
Cuando lo conoció en San Agustín, le pareció tan frágil, tan bondadoso, se volcaba por Sara. A Carmen le encantaba cómo la miraba y cómo la mimaba. La protegía.
Desde el primer día se produjo entre ellos una conexión espiritual, ambos fueron el apoyo del otro. Los tres se volvieron inseparables, se produjo una magia especial. Sin duda, Carmen los adoraba, junto a ellos, no existían las pastillas, las charlas con Roberto, las puertas cerradas..., con ellos todo era libertad. Se sabían todos los secretos de cada uno, o al menos eso creía ella.
Y ahora, abrazada a él, todo se desplomaba, el cielo caía
MAMÁ—Mamá, ¿qué está ocurriendo?—Ay, mi niña, estás en apuros. —Meri estaba sentada en su sofá de siempre de la casa familiar.—Ese hombre quiere hacerme daño, estoy muy asustada. —Carmen estaba sentada junto a ella, abrazada a su pecho.—No tengas miedo, mi niña, eres una mujer muy fuerte, siempre lo has sido. Y mamá está muy orgullosa de ti. Está feliz por esa preciosa nieta que me has dado tan buena y dulce, como eras tú de pequeña. Te preguntas muchas veces si estaré decepcionada contigo por actuar de forma distinta a mí. Pero mi dulce niña, tú no eres yo, mi ángel, y jamás podrás decepcionarme, hagas lo que hagas.—Mamá, te echo muchísimo de menos, tú lo eras todo para mí, estoy perdida sin ti, no sé de qué hablar, cómo actuar, qué decisiones tomar..., tú eras todas esas cosas, ahora estoy perdida, desorientada..., moriste y cambió mi mundo, se desvaneció. Soy feliz con Narciso, pero no me entenderá nunca. Elo es mi razón de ser, pero crecerá y
HANNA—¿En serio creías que estaba enamorada del viejo ese? Mamá, por favor, no seas tan crédula.—Hanna cariño, siempre hemos tenido relación con esa familia, su mujer era una de mis mejores amigas y sufrió mucho por culpa del marido. Tuvo que criar ella solita a sus hijas y su muerte fue muy injusta.»Casarte ahora las va a destrozar. La casa familiar es toda su vida, todos sus recuerdos. Si no estás enamorada de él, déjale y no hagas más daño a esa familia, por favor.—Mamá, por favor, espabila y no seas tan patética. Esa casa, nada más me case con el viejo será para mí. Y en un año como mucho la venderé, me quedaré con mi parte y cuando ya no pueda sacarle más al pervertido este, le mandaré a la mierda como hago con todos; y sus hijas, que se jodan.—Hanna, cariño, nunca me he metido en tus asuntos amorosos, pero a esta familia la quiero y la quiero de verdad. Déjalo, no te cases, ya encontrarás a otro a quién sacarle el dinero, pero no a este que
TU SORPRESA, MI SOPLO DIVINOÁngel y Carmen entraron en la habitación.Carmen observó lo que había en la camilla y sintió que una paz enorme se adueñaba de su cuerpo, sentía que sus pies se alejaban del suelo. Oía voces celestiales en su cabeza. Ahí estaba el demonio.Ángel se ocuparía de ese bicho traído de las profundidades y así el mundo se reestablecería, volvería a brillar y por años reinaría la paz. «Meri, deben de pagar todos, Meri, mi diosa, mi reina. Este sucio, repugnante, decadente mundo con sus decrépitos humanos, volverá a brillar cuando limpiemos de las calles la devastación que acabó contigo».En la camilla estaba atada de pies y manos Hanna, con una cinta adhesiva que le tapaba la boca.Tenía un ojo morado y la mandíbula rota.Carmen se acercó a ella y esta empezó a moverse nerviosa, giraba de un lado a otro la cabeza, intentaba desatarse y hablaba, pero no se le entendía.Carmen acercó su rostro al suyo y con sus manos emp
ELVIRA. DÉBORA. CARMENYa habían pasado diez años de aquella fatídica noche y las hermanas estaban en Noruega de vacaciones.—Esto es precioso, Deb, increíble.—Gracias, Carmen.—Pero te hielas el culo —dijo Elvira.—¿Qué tal Elo? —pregunto Débora.—Pues nada, ahí se ha quedado en España con Narciso, desde que tiene novio no hay quien la aguante. Pero, bueno, Narciso cuidará de ella. Él siempre cuida de las dos.—Bueno, cuéntame, ¿qué tal sienta la vida de casada, señora de Escarlet? —Elvira bromeaba.—Pues genial, Escarlet es mi otra mitad.—¡Oh, qué cursi! —Carmen se echó a reír.—Vale, yo estaré casada, pero tú eres abuela, buahhhhh.—Calla, calla, qué depre —dijo Elvira, haciendo gestos de amargura.—Ya han pasado diez años desde lo de Ángel. ¿Cómo estás tú, Carmen? —preguntó Débora.—Estoy bien, chicas, fue un antes y un después para mí. Ya no tengo nada en mi interior atrapado esperando a salir. Co
A Laura:Mi querida hermana:Quise escribirte un poema, pero, la verdad, no me salía nada, mi mente no quiso hacerme caso, ¿qué raro, verdad? Quise decirte en versos todo lo que significas para mí, todo lo valiosa que eres, poder describir ante todos, lo humana que eres.Lo hermoso de tu alma, toda la bondad que hay en tu corazón, quise hacerte un bello poema, pero no pude.Mis manos tiemblan, mis ojos se humedecen y mi corazón late con fuerza, por el solo hecho de querer escribir algo para ti.No me salen los versos, pero lo que escribo, tenlo por seguro, sale de mi corazón.Nunca olvidaré que siempre me tendiste tu mano, siempre me escuchaste.Y me diste palabras de apoyo, palabras que no olvido, ni olvidaré nunca, y yo me sujeté a ti, para toda la vida.Y cargaste conmigo sin tener ninguna obligación, me abriste tu corazón, me tranquilizaste y soportaste mis quejas y amarguras y, sin darme cuenta, te quise y te querré para toda la v
—Violencia.—Drogas.—Paranoia.—Dolor.Pero aquí sigues, aferrada a mí, no me sueltas, no te suelto, aquí sigues, vete, pero no me abandones.No me considero la persona más inteligente del mundo, más bien soy torpe y distraída, pero una cosa sí sé, soy especial, siempre lo he sido para bien o para mal, tengo una especie de aura que te acaba atrapando.Con seis años entendí el funcionamiento de la vida, cuando mi madre se tuvo que ocupar ella sola de sus tres hijas, situación que la marcó bastante con respecto a sus nervios y estrés. Si hay que hablar de la madre perfecta, puedo decir con seguridad que fue la mía y lo será siempre, sin duda.A los siete años comenzó mi dermatofagia —enfermedad que consiste en comerte la piel de manos y pies—.Años más tarde, me acompañó toda mi adolescencia ese complejo de no valer más que una mierda tanto a nivel intelectual como físico.Siendo adulta me creé un mundo de fantasía en d
Carmen amaneció en el suelo sucio y frío de un edificio abandonado. Sentía frío y dolor por todo su cuerpo. No sabía cómo había llegado allí y mucho menos qué había ocurrido. Miró su mano y observó que sostenía un objeto largo y punzante, un cuchillo de cocina, manchado de sangre. No era suya, eso lo tenía claro. Aún estaba fresca y seguía resbalando por el frío acero. Asustada, lo tiró al suelo, se levantó y comenzó a mirar a todos los lados...¿Gritaba, pedía ayuda?.., pero si la ven, con sangre en las manos la pueden detener..., y si había cometido un asesinato..., ¿dónde estaba el cuerpo?Comenzó a llorar. Carmen, una mujer de treinta y cuatro años, marcada por situaciones difíciles a lo largo de su vida, se encuentra ahora en la peor, sin duda.Pasan los minutos y cada vez está más alterada y asustada. De repente, sabe qué hacer. Saca su móvil del bolso y llama a la única persona en la que puede confiar plenamente y sabe que iría con ella hasta el fin del mund
POR MAMÁ... LAS PALABRAS MÁGICAS—Yo también te quiero, Elvi.Una hora antes de que Carmen despertara desorientada y exhausta, Martín salía cansado y soñoliento. Se había tirado toda la noche en la oficina preparando la reunión de mañana. Apenas tenía dos horas para dormir y tendría que volver a la carga, por lo que optó por no coger el coche, cruzar por la avenida Gil, rodear un edificio abandonado y llegar al motel de la esquina.No recuerda bien lo que pasó, solo sentía un enorme dolor en la parte posterior del cráneo y cómo la sangre comenzaba a resbalar por sus ojos, sangre negra y caliente. No le dio tiempo de pensar, ni de actuar, mucho menos le dio tiempo para defenderse y cayó de rodillas al suelo; no pensaba, solo percibía el calor de la sangre. Sus grandes ojos verdes parecían ahora enormes bolas de carbón del negro más oscuro, aún seguía vivo cuando sintió que el acero que tenía clavado en su cabeza se desprendía rápidamente y pasaba en un solo segund