SAMANTHA Me encuentro en mi habitación haciendo las maletas. Desde que Jeremy y yo hablamos ando desanimada. Ya ni siquiera sé si quiero ir a Argentina o que él vaya con nosotros.Podría decirle a Rick que no necesito a Jeremy, pero… ¿A quién engaño? Quiero verlo.“Me hace sentir que quererte está mal”. Esa jodida frase no me abandona. Resuena en mi mente una y otra vez.Lo irónico de la situación es que me duele en el pecho.―Toc, toc ―saluda Amanda, asomando su cabeza en mi habitación―. Otro viaje, ¿eh? Supongo que será el último. Ya avanzado el embarazo se prohíbe viajar en avión.―Sí, solo serán tres días ―musito.― ¿Pasa algo? ―pregunta, sentándose a mi lado.¿Tanto se me nota?, pienso.―No sé si deba hablar esto contigo ―admito, desviando la mirada a la ropa que estoy doblando.― ¿Qué coño? ―pregunta, indignada―. Soy tu hermana, puedes hablarme de lo que sea.―Es sobre Jeremy ―respondo, alzando la vista. Ella se remueve un poco y es su turno de no mirarme―. ¿Ves? No puedo hacer
JEREMYSamantha está de mejor ánimo. Sé que lo que dije estuvo mal y no debí expresarlo, ahora quiero hablar con ella y disculparme.¿Cómo se va sentir mal amarla? Si con solo su sonrisa el día mejora. Soy un imbécil de lo peor.Dylan una vez me preguntó si creía en el destino y yo le dije que sí. Samantha y yo nos cruzamos por algo, ¿no? No solo por él.¿Y si solo te estás excusando con ello…?La reunión con los argentinos termina y Sam se despide de ellos, hablando en un casi perfecto español. Les sonríe a todos y estoy casi seguro de que si aceptaron hacer negocios con Rick es por ella y su amabilidad.Mañana volveremos a Nueva York y este será el fin de los viajes para Sam hasta que dé a luz.―Bueno, chicos. Yo iré a dormir ya. Mañana hay que levantarse temprano ―se queja Rick, levantándose de la mesa.―Buenas noches ―se despide Sam.―Descansa ―le digo, riéndome de su actitud.Él resopla y nos deja solos en el restaurante del hotel. Samantha desvía su mirada hacia el plato, jugand
Amanda es quien me despierta y anuncia que el desayuno está listo. Nos sentamos a comer juntas y trato de sacarle información sobre su nuevo pretendiente, pero solo rueda los ojos y finge tener un cierre en la boca.Luego de comer, busco ropa que me haga sentir bonita y encuentro las prendas que Jeremy me regaló en la revelación de género. Es un vestido holgado, con mangas cortas y volados al final del mismo de color oliva, me calzo unas zapatillas deportivas blancas y me peino, recogiendo mi cabello en una coleta alta.Me realizo un maquillaje sutil y tomo mi cartera, bajando justo cuando tocan el timbre. Abro la puerta y sonrío al ver a Jeremy.— ¡Vaya…! —exclama, mirándome de pies a cabeza y haciéndome sonrojar—. Lo siento, fue una reacción muy cliché, ¿cierto? Es que… sabía que ese color luciría hermoso en ti.—Gracias —respondo, dando una pequeña vuelta para que me vea completa—. ¿Nos vamos?―Sí, por supuesto ―dice, tendiéndome su mano y yo por supuesto la acepto.Nos despedimos
Samantha coloca una rosa roja sobre mi tumba, resaltando sobre las blancas que han dejado mis padres. Acaricia el relieve de mi nombre sobre la lápida y sorbe por la nariz, sonriendo con tristeza.—Lamento no haber en mucho tiempo… —musita, enderezándose en su lugar, sobre la grama—. Solo que el tenerte siempre alrededor me parece mejor que venir a hablarle a una lápida. No sé cuándo aceptaré que esta es la realidad…Se limpia las mejillas y acaricia su vientre. Yo me siento junto a ella y coloco la mano sobre la suya, queriendo tocar a mi hijo.Mi hijo, un varón. Me pregunto si el destino escribe nuestra historia y se ríe de las ironías que interpone en nuestros caminos…—Desearía que las cosas fueran distintas, pero el destino no lo quería de esa forma, ¿no? —continúa—. Yo tengo que confesarte algo, Dyl, y sé que no te va a gustar, lo comprendo a la perfección. Yo todavía lo estoy asimilando, si te soy sincera.Cierro los ojos, esperando lo peor.—Quiero estar con Jeremy, no ahora,
Samantha llega de trabajar y se despide de Jeremy, quien ahora la lleva y la trae. Amanda la recibe, pero alza una ceja ante el rostro preocupado de su hermana menor.― ¿Cómo está todo? ―pregunta la mayor, abrazando a su hermana.―No sé, siento que Jeremy está raro. Lo noto como triste ―admite y suspira―. No sé por qué exactamente, pero es obvio que es por Dylan. Si siente que está mal amarme, prefiero que no tengamos nada o voy a terminar con el corazón roto.―Ugh, hombres ―se queja Amanda―. ¿Es que ninguno de los dos tiene en consideración lo que tú sientes y que estás embarazada? Juro que voy a ahorcar a Jeremy con mis propias manos si sigue de imbécil. ¡Entiendo que Dylan sea su amigo, pero él está muerto! Bajo la mirada al suelo sin poder asimilarlo del todo. ¿Cuándo lo comprenderé? Ya no pertenezco a este mundo, pero me cuesta tanto aceptarlo.Quiero pertenecer aquí, continuar aquí junto a mi prometida y mi hijo.—Es un tema difícil, Amy. Siento que la egoísta soy yo —musita Sam
DYLAN Samantha y Jeremy se trepan al auto de él, con sonrisas decorando sus rostros. No puedo negarlo, él la hace feliz. He visto esa sonrisa en ella por doce años, yo era quien la causaba.Me adentro con ellos y Jeremy me mira por el retrovisor, borrando su sonrisa de inmediato. Sé que no le molesta tenerme cerca, sino que soy la personificación de las inseguridades en su cabeza y eso lo lastima.―Vengo en son de paz, no te preocupes ―hablo y él asiente, aunque sigue tenso―. ¿A dónde vamos?―Boston ―responde y Samantha se tensa en su lugar, mirando a Jeremy―. Sí, viene con nosotros.Ella asiente, no muy convencida, y enciende la radio antes de mirar por la ventana.― ¿Cómo les va como parejita? ―pregunto.―Bastante bien, la verdad ―dice y Samantha lo mira con duda―. Nada importante.―No me excluyan, por favor. Habla ―le pide y él suspira.―Quiere saber cómo va nuestra relación ―admite.―No creo que sea buena idea… ―murmura, encogiéndose en su puesto―… Perdón, me da miedo lo que pued
Esta vez yo estuve en la consulta con Samantha y, por supuesto, con Dylan. Todo salió bien, aunque tiene que tomar algunas pastillas más para terminar de fortalecerse ella. Además de eso, estamos bastante ansiosos porque hoy anunciaremos nuestra relación a su familia. Ahora seremos cien por ciento oficiales.―Solo van a estar mis padres, Amanda y Leonard ―dice para tranquilizarme. Aunque creo que es más para ella estar tranquila―.Estaba pensando que nuestras familias pueden conocerse cuando nazca el bebé. Así tu abuela lo conoce de una vez. ―agrega, acariciando su vientre.―Hablas como si yo fuese el padre del bebé ―le digo mientras manejo por las ajetreadas calles del bebé.― ¿En serio? Lo siento ―se disculpa, avergonzada―. ¿Te molesta?―No, la verdad es que no. Siento que va a ser confuso para él si me llama tío, ¿no? —me burlo y nos reímos, pero su risa se apaga cuando me estaciono frente a su casa. Se le nota bastante nerviosa―. Todo saldrá bien, además es muy probable que ya lo s
JEREMY Durante el trayecto a la clínica, Samantha parece absorta en el terror que la recorre. Su piel palidece tres tonos y sus ojos observan con terror su entrepierna.Le hablo, le pregunto cómo se siente, si le duele algo, pero no me escucha. No parece estar presente y me divido en dos para poder prestar atención al camino y estar al tanto de ella.Cuando llego a la clínica, grito por ayuda y la guío hasta el área de emergencias donde una enfermera la ayuda a sentarse sobre una silla de ruedas. La llevan de emergencia para examinarla, me fijo bien que el líquido entre sus piernas no sea sangre de inmediato. Gracias a Dios no lo es, parece como orina, pero no sé exactamente qué sea.Estoy de aquí para allá, esperando saber de ella. Llamo a Amanda y me informa que vendrá de inmediato con Leonard, me pide que no les diga nada a sus padres hasta asegurarnos de que estarán bien.Porque lo estarán. Tienen que estarlo.― ¡Jeremy! ―escucho el llamado de Amy y me uno en un abrazo fuerte y t