Samantha coloca una rosa roja sobre mi tumba, resaltando sobre las blancas que han dejado mis padres. Acaricia el relieve de mi nombre sobre la lápida y sorbe por la nariz, sonriendo con tristeza.—Lamento no haber en mucho tiempo… —musita, enderezándose en su lugar, sobre la grama—. Solo que el tenerte siempre alrededor me parece mejor que venir a hablarle a una lápida. No sé cuándo aceptaré que esta es la realidad…Se limpia las mejillas y acaricia su vientre. Yo me siento junto a ella y coloco la mano sobre la suya, queriendo tocar a mi hijo.Mi hijo, un varón. Me pregunto si el destino escribe nuestra historia y se ríe de las ironías que interpone en nuestros caminos…—Desearía que las cosas fueran distintas, pero el destino no lo quería de esa forma, ¿no? —continúa—. Yo tengo que confesarte algo, Dyl, y sé que no te va a gustar, lo comprendo a la perfección. Yo todavía lo estoy asimilando, si te soy sincera.Cierro los ojos, esperando lo peor.—Quiero estar con Jeremy, no ahora,
Samantha llega de trabajar y se despide de Jeremy, quien ahora la lleva y la trae. Amanda la recibe, pero alza una ceja ante el rostro preocupado de su hermana menor.― ¿Cómo está todo? ―pregunta la mayor, abrazando a su hermana.―No sé, siento que Jeremy está raro. Lo noto como triste ―admite y suspira―. No sé por qué exactamente, pero es obvio que es por Dylan. Si siente que está mal amarme, prefiero que no tengamos nada o voy a terminar con el corazón roto.―Ugh, hombres ―se queja Amanda―. ¿Es que ninguno de los dos tiene en consideración lo que tú sientes y que estás embarazada? Juro que voy a ahorcar a Jeremy con mis propias manos si sigue de imbécil. ¡Entiendo que Dylan sea su amigo, pero él está muerto! Bajo la mirada al suelo sin poder asimilarlo del todo. ¿Cuándo lo comprenderé? Ya no pertenezco a este mundo, pero me cuesta tanto aceptarlo.Quiero pertenecer aquí, continuar aquí junto a mi prometida y mi hijo.—Es un tema difícil, Amy. Siento que la egoísta soy yo —musita Sam
DYLAN Samantha y Jeremy se trepan al auto de él, con sonrisas decorando sus rostros. No puedo negarlo, él la hace feliz. He visto esa sonrisa en ella por doce años, yo era quien la causaba.Me adentro con ellos y Jeremy me mira por el retrovisor, borrando su sonrisa de inmediato. Sé que no le molesta tenerme cerca, sino que soy la personificación de las inseguridades en su cabeza y eso lo lastima.―Vengo en son de paz, no te preocupes ―hablo y él asiente, aunque sigue tenso―. ¿A dónde vamos?―Boston ―responde y Samantha se tensa en su lugar, mirando a Jeremy―. Sí, viene con nosotros.Ella asiente, no muy convencida, y enciende la radio antes de mirar por la ventana.― ¿Cómo les va como parejita? ―pregunto.―Bastante bien, la verdad ―dice y Samantha lo mira con duda―. Nada importante.―No me excluyan, por favor. Habla ―le pide y él suspira.―Quiere saber cómo va nuestra relación ―admite.―No creo que sea buena idea… ―murmura, encogiéndose en su puesto―… Perdón, me da miedo lo que pued
Esta vez yo estuve en la consulta con Samantha y, por supuesto, con Dylan. Todo salió bien, aunque tiene que tomar algunas pastillas más para terminar de fortalecerse ella. Además de eso, estamos bastante ansiosos porque hoy anunciaremos nuestra relación a su familia. Ahora seremos cien por ciento oficiales.―Solo van a estar mis padres, Amanda y Leonard ―dice para tranquilizarme. Aunque creo que es más para ella estar tranquila―.Estaba pensando que nuestras familias pueden conocerse cuando nazca el bebé. Así tu abuela lo conoce de una vez. ―agrega, acariciando su vientre.―Hablas como si yo fuese el padre del bebé ―le digo mientras manejo por las ajetreadas calles del bebé.― ¿En serio? Lo siento ―se disculpa, avergonzada―. ¿Te molesta?―No, la verdad es que no. Siento que va a ser confuso para él si me llama tío, ¿no? —me burlo y nos reímos, pero su risa se apaga cuando me estaciono frente a su casa. Se le nota bastante nerviosa―. Todo saldrá bien, además es muy probable que ya lo s
JEREMY Durante el trayecto a la clínica, Samantha parece absorta en el terror que la recorre. Su piel palidece tres tonos y sus ojos observan con terror su entrepierna.Le hablo, le pregunto cómo se siente, si le duele algo, pero no me escucha. No parece estar presente y me divido en dos para poder prestar atención al camino y estar al tanto de ella.Cuando llego a la clínica, grito por ayuda y la guío hasta el área de emergencias donde una enfermera la ayuda a sentarse sobre una silla de ruedas. La llevan de emergencia para examinarla, me fijo bien que el líquido entre sus piernas no sea sangre de inmediato. Gracias a Dios no lo es, parece como orina, pero no sé exactamente qué sea.Estoy de aquí para allá, esperando saber de ella. Llamo a Amanda y me informa que vendrá de inmediato con Leonard, me pide que no les diga nada a sus padres hasta asegurarnos de que estarán bien.Porque lo estarán. Tienen que estarlo.― ¡Jeremy! ―escucho el llamado de Amy y me uno en un abrazo fuerte y t
SAMANTHAAmanda llega con un bolso lleno de ropa cómoda y con comida. No es que no haya aquí en la clínica, sino que es desabrida y la verdad me la como completa solo porque me aporta los nutrientes que necesita mi bebé.Y por la gelatina, si tengo suerte.Mi hermana me ayuda a sentarme y ajusta la camilla para estar más cómoda. Acaricia mis cabellos y me entrega el envase de comida, junto con los cubiertos.—Aquí tienes: frutas, verduras. Ya sabes, comida sana —habla, dejando reposar el envase sobre mi vientre abultado—. Es una buena mesa improvisada, ¿eh?—Lo es —concuerdo, riéndome un poco—. Por cierto, me dieron vitaminas hace unos minutos, hierro también.—Ambos lo necesitan, no sabes el susto tremendo que nos diste —responde, acariciando mi vientre y luego me mira, alzando una ceja—. ¿Me vas a contar qué sucede con Jeremy? Me parece extraño que no esté aquí con ustedes.―No quiero hablar de eso ahora. Es algo en lo que me enfocaré cuando nazca mi bebé ―comento, desviando la mira
JEREMYLuego de conversar con Mindy, mi cómplice desde hace unos días, hicimos todo lo necesario para que pudiera quedarme con Samantha, en especial porque los médicos consideran que el bebé está por nacer pronto.Samantha no puede ocultar la preocupación que eso le trae, pero está mucho más tranquila con mi presencia. Me encargo de tranquilizarla, distraerla y darle mucho cariño para que esté en su mejor ánimo. He hablado con Amy y con sus padres, pero no sé nada de Dylan.Espero que no desaparezca justo en este momento, cuando su hijo está por llegar al mundo en cualquier instante. Sé que no se lo perdonaría.Son las cinco y media de la mañana., Samantha está plácidamente dormida y yo me he despertado porque tengo ganas de orinar. Cuando vuelvo del baño, la enfermera la ha despertado para hacer un leve chequeo entre sus piernas. Yo aparto la mirada para que no se sienta avergonzada y me acerco a Sam, acariciando sus cabellos.―Iré por el doctor ―habla la enfermera, haciendo que nos
DYLAN Trasladan a Samantha al quirófano y yo estoy muriéndome de anticipación y nervios. Hoy nace mi hijo y podré verlo. ¡Voy a poder verlo!Jeremy se coloca el traje quirúrgico, unos guantes y un tapabocas antes de ingresar. Samantha no para de soltar alaridos de dolor y maldiciones, sudando y jadeando. Inclinan un poco la camilla y coloca las dos piernas, bien abiertas, sobre dos ganchos al final de la misma. Las enfermeras la atienden y ayudan al doctor en todo lo que necesita.―Muy bien, vamos a proceder. ¿Cómo se siente la futura madre? ―pregunta el doctor, sentándose frente a sus piernas.―Como que quiero revivir al padre y matarlo con mis propias manos―gruñe, haciéndome reír.Jeremy me mira reteniendo la carcajada y niega con la cabeza, bastante divertido con la situación.―Cuando sea tu turno, tú sí estarás vivo ―le recuerdo y él suelta una ligera risita.―Bueno, cada vez que yo cuente hasta tres vas a pujar. ¿Me entendiste, Samantha? ―pregunta el doctor.―Sí, sí. Solo sáquen