Con esas palabras pronunciadas por Aiden comenzamos un vicioso ciclo. La propia arena, el mar y luego su cama, fueron partícipes de nuestra conexión. Testigos de nuestra unión física y espiritual. Varias veces.
«Glotona». Mi subconsciente me hace reír pícaramente. Gesto que supongo refleja mi rostro cuando Aiden sale del baño, vistiendo solamente, un bóxer negro. Su escultural torso acapara mis sentidos. Y él lo sabe.
Cuando levanto la mirada, me encuentro con la suya. Él está poniéndose una camisa y me observa tenso, hambriento.
Aún soy consciente de que Aiden debe trabajar; de que saciamos todas nuestras ganas la noche anterior y durante la madrugada. También de que tenemos todo el tiempo del mundo para amarnos. Pero mis deseos no se agotan, al contrario, aumentan con su sola presencia.
—No me mires así —demanda.
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Estoy sonriendo como tonta cuando siento la puerta del frente cerrarse. Supongo que sea Aiden, aunque no lo esperaba tan temprano. Me apresuro a borrar el mensaje y guardar mi teléfono en uno de los bolsillos laterales del vestido. Es improbable que Aiden revise mi teléfono, pero es mejor precaver.Dejo la taza que estaba utilizando en el escurridor luego de fregarla y me encamino en busca de Aiden. Me topo con él justo cuando voy saliendo de la cocina.—Buenas tardes, mi bella dormilona —murmura con tono alegre, mientras me abraza y me besa, primero en la frente, luego en los labios—. ¿Qué tal ha ido tu mañana?Sonrío avergonzada con su pregunta, pues me la he pasado durmiendo.—Buenas tardes, mi bello doctor —respondo, burlona—. Mi día es perfecto ahora que estás aquí —apelo a mi sensualidad, antes de intentar decirle que no he hecho nada en t
Con la intención de amenizar el ambiente, le pido a Aiden que me lleve a casa. Ante la mención de visitar a mi familia le cambia el semblante, sus ojos adquieren un brillo consolador. Regresa a la casa para cambiarse y yo lo espero, cómo no tenía intención de pasar la noche aquí no traje nada conmigo.Diez minutos después vamos entrando a la calle de mi casa. Cuando nos acercamos, vemos un auto parqueado en el frente y Andrea se está bajando, despidiéndose animadamente de quien sea va manejando.Frunzo el ceño, confundida y desconfiada. Miro a Aiden, que me devuelve la mirada, igual de confuso.—Ese no es el auto de Christian, ¿verdad? —pregunta, retórico—No lo creo —respondo, intrigada de quién será el acompañante de Andrea.«Tengo que preguntarle. De esta no se salva».Aiden parquea el auto y me bajo
Voy saliendo de la habitación de Andrea cuando Leo me aborda, misterioso. Por un momento, ruedo los ojos en mi cabeza, un poco cansada de los secretos de mis primos.«Se nota que son hermanos».La situación con Andrea me dejó un mal sabor de boca. No entiendo qué fue lo que pasó realmente. La veo llorando por Christian y de pronto, se pone toda misteriosa cuando le pregunto quién era el chico con el que llegó más temprano. Porque sí, algo en la forma de actuar de ella me confirmó que es un chico.Sus problemas con Christian pasaron a un segundo plano cuando saqué el tema. Si los verdaderos motivos por los que Christian y ella discutieron, tienen que ver con lo que Andie no quiso explicarme, entonces es más grave el problema de lo que yo pensaba. Conociendo el tipo de reacción que manifiestan los hombres cuando se sienten traicionados, no dudo que Christian haya
Me quedo pasmada cuando escucho la confesión de Leo. Nunca pensé que él pudiera tomar semejante decisión.A ver, no me malinterpreten, él es libre de desarrollar su vida como le plazca y donde más le convenga. Pero no esperaba una solución tan drástica a su problema, como lo es esa.Mi familia, exceptuando a mis padres, es muy unida. En las condiciones actuales, la partida de Leo sería un duro golpe para todos, pero en especial, para mi tía, porque Leo es el niño de sus ojos, aunque ya sea un hombre hecho y derecho.—¿Por qué, Leo? ¿Por qué piensas que huir es la solución? —pregunto, afectada.Su rostro muestra todo el dolor que le ocasiona llevar a cabo su decisión. Pero también, expresa la seguridad de que no tiene marcha atrás. Ya lo decidió y, así será.—Maddie, tu mejor que
La realidad que me golpea, es agobiante. Veo borrosa la imagen que tengo frente a mí, por culpa de las lágrimas que no quiero derramar.Duele. Duele mucho.Ver a Aiden, riendo como si nada junto a la chica que fue su prometida por años, me provoca un dolor asfixiante.Él dice que ella cambió, que tuvo sus motivos para volverse una perra total con él. Que sus pretensiones siempre han sido guiadas por sus padres, al igual que los suyos. Otro punto en común que tienen.No entiendo cómo, luego de todo el rechazo que le tuvo todo el tiempo que estuvieron comprometidos, puede compartir con ella y olvidar todo lo que su sola presencia provocó en nuestras vidas. Todo de lo que nos vimos privados por su insistencia en cumplir un requisito patentado por sus parientes, cuando solo eran unos niños.Siento mi amor por Aiden correr por mis venas. Lo siento en mi piel. En la punzada ardiente qu
—Mads...por favor.—Aún no, Aiden —interrumpo su intento de explicación, por décima vez consecutiva. Si acepté su compañía, es porque necesito respuestas. Pero todavía estoy intentando convencerme de que escuchar lo que tiene que decir es buena idea.El silencio que nos rodea es incómodo, o al menos así lo siento yo. Aiden hace amago de intervenir en varias ocasiones, pero una mirada de soslayo a mi rostro serio, al parecer, lo hace cambiar de idea.El camino a su casa se hace tan eterno, que cuando llegamos siento alivio de poder salir del espacio tan reducido del auto. La rabia que siento por dentro, confieso, me supera. No soporto las mentiras, por muy pequeñas e insignificantes que sean. Aún más si tienen tanta repercusión.Soy de las que piensa que, con solo un intento de falsear una situación, se pierden varios puntos de confianza.
Llego sonriendo a la casa. Aiden me dejó en la puerta y tuvo que seguir porque iba atrasado para el trabajo. Luego de pasar una tarde horrible el día de ayer, debo confesar que la noche fue espectacular y a la altura de mis más grandes fantasías.Todavía pienso en todo lo que hicimos y se me eriza la piel.Para haber sido nuestra primera discusión, tuvo un buen final. A pesar de que no olvido todo lo que sucedió, diré que fue mejor que sucediera ahora y no en un tiempo. Estela no es santa de mi devoción y ligado al hecho de que intentó molestarme con ese mensaje, enviándolo desde un número desconocido, vuelve aún peor el sentimiento de antipatía. Pero bueno, lo importante es que supimos, Aiden y yo, sobreponernos a la situación y resolverla de una forma muy madura y... excitante.—Uff, ya veo que estuvo buena la reconciliación. Al parecer logr&oa
—5ta y 26, por favor —le pido al taxista.—Enseguida, señorita —responde con entusiasmo el agradable hombre.Sentada en el asiento trasero del taxi pienso en todo lo que viví hasta hace solo unos minutos. Siempre pensé que la amistad que fomentamos Jackson y yo, se quedaría en solo eso, una muy bonita amistad. Pero a él se le ocurre hacerme una confesión y yo, sin dudar, voy dispuesta a aceptar todo lo que me ofrece. Ahora me encuentro en shock. Nunca pensé que pasaría algo así, que existiría esto tan fuerte entre nosotros, al punto de no negar la conexión que existió desde que nos encontramos por primera vez.Llego a la casa y justo me encuentro con Andrea bajando las escaleras. Me mira con los ojos entrecerrados al ver mi semblante confuso. Viene hasta donde estoy y me toma de la mano.—Vamos afuera —farfulla y nos dirigimos a la terra