Las olas rompen en la orilla, justo frente a mí. El agua salpica mis pies y la arena se adhiere a mis dedos desnudos. El calor, que incide sobre mi cuerpo, se siente por unos segundos menos asfixiante.
Espero, mientras miro el horizonte. Mis gafas de sol y un sombrero sencillo de playa, son el complemento perfecto para este día. El calor me hace sudar, mucho más, al estar en contacto directo con el sol. Los nervios no me han dejado estar tranquila.
Intenté mantenerme sentada a la sombra, pero la ansiedad me pudo y decidí matar el tiempo viendo el vaivén constante del mar.
—Maddie...
Dejo de respirar. El corazón me va a mil, lo siento justo en mi boca, el estómago se me retuerce y las piernas me tiemblan. Todavía siento el agua chocar en mis pies descalzos, pero ya no la noto fría. Todo dejó de sentirse a mi alrededor. Solo puedo verlo a él. Y sentir cada partí
Ahora mismo no entiendo nada.Aiden está arrodillado frente a mí, abrazado a mi cintura. Su frente apoyada en mis muslos y sus labios, rozan suavemente mi piel. Todo pasó muy rápido. Algo hizo clic en su cabeza, en sus memorias. Algo que lo hizo caer a mis pies, sin previo aviso.Todavía siento la humedad en mis mejillas y mis manos tiemblan. Pero, ahora, lo hacen por un motivo totalmente diferente. ¿Lo toco? ¿Seré capaz de acariciarlo? ¿Él lo aceptará? Las ganas de sentirlo me atormentan. Me decido en un segundo y, con mucho cuidado, poco a poco, deposito mi mano sobre su cabeza. El tacto de su cabello en mi mano se siente familiar. Se siente bien. Correcto.Él levanta su cabeza y conecta su mirada con la mía. Nos quedamos así unos minutos, solo se siente a nuestro alrededor el ruido de la naturaleza.—Ya no más, Maddie. Por favor —pide y
Llego a la casa con ánimos renovados. Con una lista inmensa de cosas por hacer, temas por resolver.Mi encuentro con Aiden fue mucho mejor de lo que imaginé en un principio. Ahora me culpo por haber siquiera pensado lo peor de él. Verlo sufrir ante mi verdad, recibir de él un apoyo inmerecido, no era lo que esperaba, teniendo en cuenta que decidió irse cuando supo de Aarón. Pero sus razones fueron totalmente justificadas.No era su momento.El papel desempeñado por Michael, la euforia de Aarón al verlo, lo hizo comprender que sus derechos debían esperar. No lo hizo por lastimar, ni porque no entendiera la situación, solo se alejó, para pensar, analizar y determinar el papel que representaría en toda esta historia. Que por supuesto, sería la de asumir su rol de padre.Pero tiempo al tiempo, confesó, luego de hablar sobre la forma de aclararle a Aar&oa
Aarón duerme plácidamente, pero yo no puedo hacerlo. Me desvelé y ahora no puedo conciliar el sueño. Lo único que hago es pensar, pensar y pensar en todo lo que sucede. En todo lo que me dijo él, justo después de depositar a nuestro hijo en su cama.—Gracias, Mads. Aunque el destino no nos haya unido de la forma que siempre deseé —susurra, mientras toma mi mano y delinea la alianza que aún llevo en el dedo anular—. Me has dado lo mejor y más maravilloso que alguna vez soñé tener. No te tengo como quiero, pero me conformo con un pedacito de ti. De nosotros. Repito sus palabras una y otra vez. Intento entender su verdadero significado, porque estoy muy confundida.Él está comprometido. Según tengo entendido, Estela puede estar embarazada. Por lo tanto, no tengo claro qué quiso decir.Cansada de mi desvelo, me levanto, c
—Uhmm, creo que esto no —comento, dudosa, mientras me veo al espejo.Estoy intentando decidir qué me pondré para ir a la feria. No es un evento muy formal, de hecho, no lo es para nada, pero quiero acertar con la elección de vestuario.Me atacan los nervios cuando pienso en lo que me espera. Aiden, a pesar de haber sido invitado por la abuela para acompañarnos, me preguntó si quería asistir junto a él y Aarón. Mi respuesta fue, en un momento de desentendimiento, que iríamos todos. Aiden solo sonrió y con esa hermosa expresión, me puse colorada. Me miró con un brillo especial en los ojos y sin perder su gracioso descaro, me aclaró lo que quiso decir.—Te estoy invitando, Mads. Tú, yo y Aarón. Solos. —Al mencionar la última palabra, su voz adquirió un tono diferente, masculino, grave y profundo.De má
Caminar de nuevo de su mano se siente como estar flotando sobre una nube. Estos años extrañé tanto su tacto, su calor, que estar así me parece un sueño. A nuestro paso, todo se pierde; las personas, los negocios. Solo existimos él y yo.Luego de nuestro beso y de la declaración de Aiden, decidimos que todo fluyera. Esta vez, disfrutaremos de cada segundo. No es que no lo hayamos hecho antes, es que, después del tiempo transcurrido, debemos ser cuidadosos e ir a nuestro tiempo.Un paso en falso esta vez, no solo nos dañaría a los dos. Aarón ahora está de por medio.—¿Te gustaría ir a otro lado? —pregunta Aiden, de repente.En un primer momento pienso que no quiere exponerse, a fin de cuentas, medio pueblo sabe que él está comprometido. Dudo, solo por unos segundos, pero él lo nota. Sonríe. Contrario a la reacción
Es verdad, sin ti, nunca será vida.Reproduzco la confirmación de Aiden ante mi declaración, una y otra vez, mientras su mano me dirige hacia la casa. Estar aquí, de vuelta, me hace recordar aquella vez que me entregué nuevamente a él. Aquella noche donde la luna, el mar y su cama, fueron testigos de la profundidad de nuestros sentimientos.«¿Es normal que sienta nervios?», me pregunto interiormente, al notar que todo dentro de mí tiembla con anticipación. No debería reaccionar así, él conoce mi cuerpo, lo que me gusta, lo que debe hacer para que yo explote de placer a su alrededor. Siempre he sido suya y nada cambiará eso a estas alturas.Llegamos a la entrada y él se detiene, rebusca en sus bolsillos para tomar las llaves y abrir. Cuando lo hace, entramos e inmediatamente, me quedo impactada al ver lo que me espera.La oscuridad nos rod
Dos meses después...—Mamá, mamá —grita Aarón, cuando me ve llegar—. Mira lo que estamos haciendo papá y yo.Corre emocionado hasta llegar donde estoy. Yo lo recibo con un abrazo enorme, pero Aarón no dura mucho entre mis brazos, tan ansioso de lo que lleva trabajando con su padre desde temprano en la mañana.—Es una casa del árbol. Mira mamá. Mira —sigue gritando, sin parar a respirar siquiera. Me jala del brazo para que lo acompañe.Yo voy de su mano, sonriendo. Miro hacia donde está Aiden y se me hace agua la boca. Está sin camisa y su escultural cuerpo brilla con el sudor provocado por el trabajo duro. A nuestro pequeño se le ocurrió que quería una casa del árbol que fuera su lugar secreto, su fuerte o su castillo, depende de la dinámica del día. Y pues, a su padre se le ocurri&oac
Tres meses después...—Estás hermosa —declara Andrea, con voz emocionada, cuando termina de arreglar el bajo de mi vestido.Yo aún no me decido a mirarme en el espejo. Me siento bien, cómoda, pero los nervios son tan intensos que me hacen temblar.—Estás increíble —secunda Mary—. De seguro Aiden no podrá quitarte los ojos de encima —continúa, dándome ánimos.La miro y en su expresión se manifiesta un poco de anhelo. Su vida no es tan fácil de sobrellevar, tiene muchos problemas y necesidades, pero independientemente de ellos, decidió que no podía negar la invitación. Estos últimos tiempos hemos formado una bonita amistad, por lo que fue algo natural pedirle que fuera, en conjunto con Andrea, mi madrina de bodas.—Vamos, ya casi es hora —apura Andrea con una sonrisa conocedor