–Traje todo lo que tengo, así podrás elegir el que más te guste o te llame la atención. Oh… –paró en seco, sonrió un poco –, veo que te gustaron las galletas. Bueno, aquí tienes también una toalla, ¿puedes levantarte sola? –Guarda silencio unos segundos –. ¡Pero que tonta! Si hace como cinco minutos corriste y te encerraste en el baño, debo estar hablando mucho, ¿no? –Antes de que pudiera responder –. Lo siento, es que estoy muy nerviosa, nos has pegado un gran susto y… bueno, a mí casi me da un ataque. No digo nada; solo espero a que termine de hablar. Ni los loros hablan tanto como ella. Pobrecilla, debí asustarla y poner su día de cabeza, ha de estar con los nervios de punta. Cuando terminé las galletas me di cuenta de que sin ellas la charla de Macaria me exasperaba de cierta manera, es decir; ¿cómo es posible que pueda hablar tanto sin respirar? Parece una tarea extraordinaria. Examine los envases que ha traído para mí, y me encuentro tomando uno que dice aloe vera y otro con ol
Los siguientes días fueron tranquilos, demasiado, por lo cual me tienen algo inquieta. Descubrí que la madre de Macaria es un amor de persona solo que algo excéntrica, claro, pero un amor al fin y al cabo. Macaria y yo nos llevamos bien al igual que con Michael ¿pero Shane? Es otra historia; nuestras personalidades chocan de vez en cuando, quiero decir: es un chico lindo, divertido, pero serio cuando la situación lo amerita, y al parecer yo soy una situación que lo amerita. Digo, sé que no debe ser fácil tener a una chica con “poderes” por así decirlo y que tenga a un grupo de hombres armados detrás de dicha chica… de hecho si lo pienso bien; no lo culpo ahora por ser tan serio a mi alrededor, pero es demasiado. Su actitud me hace sentir como una bomba de tiempo. “¿Cómo culparlo? Lo empapaste al primer berrinche”, riñe lo que parece ser mi subconsciente. Aprieto los labios en un gesto avergonzado, creo que me pase esa vez. Pero igual me reí por la cara que puso Shane debí tener una
El pequeño pueblo Hypnos Creed es muy lindo y pintoresco a pesar de que es pequeño y alejado de la civilización más cercana. Por lo que sabía estaba en el estado de Oregón, Estados unidos. Al menos no estaba en un país desconocido ni nada por el estilo, debía darle crédito a mi tío por no irnos muy lejos de casa; siempre fue un hombre inteligente pero muy irritante con su ego de superioridad.Yo, en cambio, siempre dijo que era inteligente pero no muy lista.Las calles estaban casi vacías, haciendo de la noche deprimente para mí, no esperaba una fiesta ni nada solo no creí que este lugar fuera tan aburrido. Macaria me explico que el pueblo es un lugar turístico gracias a sus paisajes naturales; pero que siempre parecía apagarse cuando cae la noche y que solo los jóvenes son los que pasean por las calles nocturnas hacia la taberna, el único lugar lo bastante parecido a una discoteca para ellos.Macaria estaciona la camioneta cerca de la estación de buses. Todos bajamos sin ningún contr
Había pasado solo cuarenta y ocho horas desde nuestro encuentro con esa cosa. Todos estábamos tensos y paranoicos. Y no era de para menos, prácticamente nos atacó una criatura sacada de nuestras peores pesadillas o del mismísimo infierno. Macaria no había parado de saltar ni de estremecerse apenas escucha un ruido fuerte, Michael ha intentado de todo para distraerla pero sus intentos fueron en vano y Shane… bueno, ahora estaba más alerta que nunca. Aún recuerdo cuando llegamos a la casa. Todos estábamos pálidos y temblorosos, pero lo suficientemente estables como para darle una excusa a la señora Agatha.–Mis padres llamaron al último minuto. Me podre quedar por más tiempo, incluso, me atrevería a decir, que me quedare durante todo el verano –mentí con la voz más dulce, feliz y convincente que pude evocar. Logrando que me creyese.Macaria apenas pudo soportar la presión. Se lanzó a los brazos de su madre y empezó a llorar y, entre hipidos le preguntó si estaba bien. Agatha nos miró in
Si existiera el premio a la más tonta. A la más confiada. O a la más idiota de la faz de la tierra, sin duda lo ganaría con todos los honores. Quizás esté siendo muy dura conmigo misma, pero me es difícil pensarlo de otra forma cuando acabo de seguir una melodía cual niña persiguiendo una mariposa. ¿En que estaba pensado? Claro, en nada. Estaba tan embelesada que no pensé en nada más que seguir esa preciosa melodía.La idea de atacar a la persona extraña a mis espaldas me tentó, pero sé que no debo hacerlo, no debo revelar mi verdadera naturaleza a si a la ligera. Sería demasiado imprudente. Lo cual es irónico. Soy la reina de la imprudencia.– ¿Estas sorda, acaso? Te pregunte quien eres.Su voz estaba teñida de impaciencia.Mis dedos hormigueaban, ansiosos por usar mi poder contra él, pero aprieto mis manos y me obligo a calmarme. ¿Cómo era que decía Macaria? Ah sí, inhala y exhala.–No, no estoy sorda –digo aun dándole la espalda –. Es solo que no me gusta hablar con extraños.–No e
ShaneAdmito que estos días fueron muy movidos e intensos. Pensar que mi madre nos envió aquí para alejarnos del divorcio y estar tranquilos es algo irónico, puesto que, casi morimos. Y no, no es broma. Mientras mi hermano este bien por mi está bien. Conocer a Nereida es algo completamente alucinante, ¿una chica con poderes? Ridículo, pero muy real. Además; admito que esto me intriga un poco y quiero saber el desenlace final de todo esto, pese a estar en una situación que claramente podría ser peligrosa y mortal para nosotros no puedo dejarla a su suerte por mucho que lo quiera, sin contar que Macaria y Michael se negaran seguramente a dejar de ayudarla.Suspiro.Nereida se encontraba practicando su puntería. Esta mejorado. Aunque no quiera sonar presumido, pero es gracias a mi instrucción que lo está logrando.–Oye, amargado –vuelco mi mirada oscura en la chica cuya sonrisa sigue siendo burlona pese a su pasado –. ¿Acaso estas prestando atención? ¡Te perdiste el gran tiro que hice! ¡
Conocer a las amigas de Macaria fue de lo más interesante. Admito que, dada mi poca experiencia a la hora de socializar, pude manejar la situación mejor de lo que Macaria y yo creíamos. Quizás porque molestaba a los guardias, o porque antes del encierro inhumano por parte de Joshua, tenía niñeras que me cuidaban hasta que cumplí los dieciséis. Quizá no tenga sentido, pero para mí si lo tiene.Al terminar con los batidos y las anécdotas (aunque claro, no dije mi verdadera situación), fuimos hacia un pequeño centro comercial.Decir que no estaba emocionada por mi primera salida de chicas sería una mentira.Una de las chicas jadeó. Creo que se trata de Cecile, la rubia del grupo, empezó a zarandear a Macaria con insistencia mientras soltaba balbuceos emocionados. Las otras dos chicas, las gemelas Scarleth y Wanda, observaron a su amiga con gesto interrogante, incluyéndome. Deje de observar un collar bonito para prestarles atención.– ¿Qué pasa, Cecile? –preguntó Wanda o Scarleth (no se d
Los rostros incrédulos, consternados y desconfiados de los hermanos Makris no se hicieron esperar. De hecho, hasta yo no me lo creería en primera instancia, pero esa es mi historia; y sí, sé que suena surrealista sacada de una mala imitación de un libro o novela fantástica con un dejo de modernidad. Eros buscó la mirada de Macaria como si buscara su verificación a mi historia, mi amiga asiente lentamente, confirmando mis palabras. Ambos hermanos compartieron una mirada. No sé lo que significa, pero esperaba que me creyese. –Si es cierto lo que dices –empezó Maximiliano, el más diplomático de los dos –. Entonces, ¿por qué nos atacaste? –No los conozco. Respondí. Así sin más. –Díganme, ¿ustedes en mi lugar no hubieran hecho lo mismo? ¿Disparar y luego preguntar? Además, ustedes no son gente común ¿quiénes son, y que clase de gente son? –proseguí. Ambos hermanos compartieron una mirada. Maximiliano movió la cabeza ligeramente, Eros apretó los labios, inconforme. Mientras esto pasaba