—Aarón, no puedes dejar de ser mi guardaespaldas, te necesito  a mi lado, por favor no me pongas entre la espada y la pared—le suplico—No juegues con mis emociones.

Él sonríe y después me mira con ternura.

—Así me lo pidiera el presidente jamás dejaría de protegerte —besa mis manos.

Suspiro de alivio y solo vuelvo a sonreír.

—Si quiero ser tu novia pero también quiero seguir siendo tu protegida, así que para que mi madre no te corra seremos precavidos y si se llega enterar, pues… que lo haga, para ese entonces tú yo sabremos que hacer, por el momento quiero vivir esto contigo sin importar que pase después, quiero que me hagas tan feliz que me hagas olvidar todo….

Me pongo de pie y me voy a sentar a sus piernas mientras tomo su rostro y lo beso.

Aarón y yo después de comer hemos ido a un museo, al parecer a él también le gusta el arte así que ¿Por qué no acompañarlo?

Entramos al museo y Aarón cada  vez me sorprend