Kaylee observó a Dante mientras él mantenía su rostro completamente cubierto con el retal de tela que ella le había entregado. El rostro de Kaylee se mostraba lleno de felicidad, emoción y ansiedad. Había pasado toda la noche buscando un lugar en el que ambos pudieran pasarla bien.
Estaba cansada, no lo podía negar pero todo ese cansancio le importaba un carajo. Pasaría el mejor fin de semana junto a la persona que amaba y eso era completamente suficiente. Lo único que quería Kaylee era que él pudiera pasar un momento agradable, que pudiera dejar las cosas del pasado en el pasado para poder disfrutar de su viaje.
— ¿Prometes que no me vas a asesinar?— preguntó Dante mientras toqueteaba el interior del auto. — preciosa mi auto es nuevo...
— ¡No lo voy a chocar!— dijo ella entre sonrisas. Dante asintió y dejó caer su rostro s
Dante guardó su teléfono cuando se percató que Kaylee salía de la habitación. Su rostro era como un espejo, demostraba por completo lo deprimida que estaba.Los ojos de Dante la siguieron por toda la sala del lugar donde habían decidido quedarse. La observó tirarse en el sofá y la escuchó suspirar con fuerza.—Oye… podemos ver películas y pedir un poco de pizza.—Quería salir—dijo ella para luego voltear a verlo y soltar el gran sollozo que había estado ahogando. Dante se mordisqueó la lengua y se acercó a ella.—Kay… ¿No se te hace que estás muy sensible?— le preguntó justo cuando se sentaba a su lado y le acariciaba el largo cabello oscuro.— ¿Sensible?— le preguntó ella, antes de reír y negar con suavidad. — supongo que me esforc
Dante observó el camino mientras ella caminaba pacíficamente por el lugar. Desde que se había enterado que ella estaba embarazada, su comportamiento se había convertido totalmenteen una totalmente protectora.Veía cada una de las posibilidades en las cuales ella pudiera salir herida y de ese modo evitaba que ella saliera herida. Kaylee estaba bien pero él estaba completamente sobre protector.—Creo que es una mala idea que vayamos a montar caballos, te puede tiraruncaballo y no quiero que salgas lastimada— dijo Dante.— ¿Qué?— preguntó ella.Había esperado por días para poder salir, la torment
Dante clavó la mirada en el hermoso anillo de matrimonio que había colocado años atrás en ella. Lo había conseguido, se había salido con la suya una vez más y había logrado que se casaran al día siguiente de pedir su mano.Nunca se arrepentiría de las decisiones que había tomado dese que se había casado con Kaylee.Había sacrificado tantas cosas en su vida para poder ser feliz, para poder crear la familia que siempre había deseado.Llevaba años sin saber de sus padres y aunque a veces le pesaba, sabía que era lo mejor para su hija y Kaylee.La sociedad lunar la había dejado atrás. Era un lugar que él había tomado para ser fuerte, para tener poder y mostrar lo que él era sin que nadie pudiera molestarlo. Pero, ya no necesitaba de ese lugar. La tenía a ella y no importaba nada m&aac
La mujer se arrastró por el suelo mientras el dolor la atacaba.Él la observó arrastrarse con un perfecto traje de cuero rojo con una gran cantidad de plumas que marcaban ciertas curvas de su cuerpo. Dante se sentó en el sillón de terciopelo azul y se pasó una mano por la mandíbula mientras que con la otra mano jugueteaba con el látigo de cuero. Suspiró y finalmente sonrió.— Vuelve a hacerlo —ordenó.— si no lo haces bien no estarás en el show de la bienvenida.La mujer lo obedeció rápidamente y sonrió viéndolo. Meneó su cintura al ritmo de la musica, de manera completamente provocativa y soltó una pequeña risa coqueta sin dejar de menear su cuerpo al ritmo de la musica.La sonrisa de la mujer se borró por completo cuando sintió el ardor sobre su piel a causa del incomodo material de cue
El silencio invadió la habitación cuando Kaylee escuchó las opciones que él le proponía, observó los ojos oscuros del chico frente a ella y suspiró mientras le venía a la mente todo lo que su madre le había dicho en el transcurso de su vida.Si accedía a sus deseos terminaría pecando y la echarían de casa. Tomar dinero de un hombre era un pecado.Dante frunció el ceño y acarició la pequeña cintura de la chica pelirroja, subió sus manos lentamente y chasqueó la lengua antes de atrapar con su mirada la timida mirada de Kaylee.Un pequeño jadeo escurridizo salió de los labios de ella, él la miró fijamente a los ojos, demostrandole que no pensaba irse de ese lugar hasta que ella hici
Los pasillos del edificio se encontraban en completo silencio, mientras que los pasos del joven y apuesto chico causaban un fuerte eco sobre el lugar.Se pasó la mano por la barbilla y dio vuelta en un pequeño corredor del edificio mientras pensaba en la frustración que le había provocado la inocente pelirroja.—Buenas noches, señor Black. — dijo una mujer con corsé plateado de encaje. Dante se detuvo un momento para observarla y clavó la mirada en su antifaz, era nueva y lo sabía por el color de su antifaz.—Eres nueva —dijo él.—Me han asignado a usted, por tres días.— ¿Te han dicho las reglas?— preguntó él mientras escaneaba el curveado cuerpo de la mujer. Ella suspiró y negó suavemente.—Me han dicho que usted me las explicaría.Dante asintió y abrió la puert
Kaylee se posó las manos sobre la cadera, camino dando vueltas por su habitación y recordó las palabras del chico, prometiéndole miles de cosas.Jadeó nerviosamente y suspiro antes de intentar relajar su cuerpo. Se colocó la larga falda que su padre solía obligarla a usar, solo para esconder sus largas y torneadas piernas.Su padre la esperaba abajo, la llevarían a su cita con la psicóloga, una vez más.Estaba nerviosa, a pesar de que mantenía su cuerpo intacto. Pero, había estado a punto de entregar todo y sentía que la psicóloga podría olfatear las ganas que tenía por perder la marca que al parecer tenía en la frente.Se agachó y tomo su bolso para poder esconder el regalo de Dante en un lugar seguro. Si su madre lo encontraba, estaría perdida y probablemente terminaría en el convento.Metió
El salón de clases se mantenía en silencio mientras el anciano frente a la clase explicaba el nuevo tema. Kaylee se mantenía al fondo de la clase, como siempre solía hacerlo.Dante se movió incomodo en su asiento y tomó su celular a escondidas. Comenzó a escribir un mensaje de texto y finalmente el celular de Kaylee sonó en medio del silencio de la clase.Dante palideció y volteó a verla.— ¿Quien tiene su celular encendido?— preguntó el anciano. Dante colocó ambas manos sobre la mesa de su asiento y se levantó.— ¿Quien ha sido?—preguntó Dante, mirando a su alrededor.Dante observó a la clase y observó al profesor.—Parece que solo ha sido una equivocación... ¿Podemos retomar la clase? Estamos cerca de los exámenes— pidió con amabilidad.El