Hace varios días, cuando Valentino, siguiendo el camino de sutiles pistas que había descubierto, fue en la búsqueda de quien él creía que era Carlo Marino, el padre supuestamente muerto de Alessia, pero en un nuevo sitio y con otra familia y organización, se encontró con un panorama bastante diferente al que había creído, y en una situación mucho más comprometida. De hecho, cuando llegó, junto con algunos de sus hombres de mayor confianza y habilidad, encontró al sujeto del que sospechaba en medio de un enfrentamiento con una organización rival menor, pero que parecía fuertemente armada y que este hombre llevaba todas las de perder.No estaba por completo seguro de que realmente, éste se tratara del padre de Alessia. Se hacía llamar Franco Antolini, aunque había cierto parecido de familia, sobre todo con la señora Carmela Marino, que parecía confirmar la teoría del señor Amato. Aún sin tener la certeza, Valentino decidió que lo mejor para él era intervenir activamente en la lucha qu
La nueva vida de Alessia dentro de la mansión Amato era extraña, solitaria y llena de un vacío denso que la hacía sentirse pesada y confusa. Vivía recluida en la casa de Valentino, custodiada de cerca casi como una prisionera, y cada paso, gesto o palabra, se le notificaba debidamente a su captor, por si hacía algo fuera de lo común o sospechoso.Algo que pusiera en riesgo a su pobre abuela.Intentaba alimentarse sólo por su bebé de pocas semanas, para cuidarlo, para ser capaz dentro de poco de sentirlo crecer, a pesar de que ahora todo era demasiado diferente a cómo se lo había imaginado hace apenas unos días.Todo se había vuelto gris y triste, asfixiante.Cada mañana igual a la anterior, cada instante cerca de Valentino igual de incómodo que el resto, cada noche en su cama igual de inquietante.Era por todo eso que, en su mente, se refugiaba en la imagen de ese futuro que podría ser real si lograba salir de su cárcel de oro y plata.Viajaba con el pensamiento a un lugar diferente,
Sólo un par de días más tarde, Alessia tenía un nuevo control de su embarazo, y la oportunidad de, por fin, ver a su querida amiga Celina.Se abrazaron fuertemente, con lágrimas en los ojos, y una tibieza de afecto envolvió de inmediato a la joven embarazada, haciéndola sentirse mejor a pesar de que no lograba detener el suave llanto que se deslizaba por sus mejillas:-Te he extrañado tanto, Celi. Es todo tan horrible… te he necesitado…-¿Qué sucede, Alessia? ¿Por qué estás en la ciudad? ¿Estás con Valentino en su casa? ¿Y tu abuela?Ella respiró tratando de calmarse y buscando las palabras para resumir todo lo que había pasado los últimos días. A poca distancia, dos hombres de Valentino estaban atentos a todo, con expresión neutral.Alessia habló en voz baja:-Valentino… me interceptó en la terminal de autobuses. Aunque al principio no pude evitar ponerme un poco feliz, ya que llegó en el momento preciso en que unos sujetos intentaban abusar de mí, y sujetaban a mi abuela… de pronto
Ver a su amiga con la esperanza de que en algún momento llegara el rescate de la policía, le dio a Alessia un poco más de calma y alegría.El doctor le había indicado que fuera de nuevo para controles dentro de apenas una semana más. Esto era por un lado, porque era la fecha en que tendría listos algunos otros análisis de vitaminas y hormonas que demoraban más tiempo, para realizar adecuadamente la dosificación de sus suplementos, las recetas y prescripciones que ella necesitaba para estar más saludable, y recuperar el ánimo y el apetito. Además, el médico prefería verla más seguido, con el objeto de asegurarse que estuviera bien y monitorearla semanalmente, aunque no fuera habitual en un embarazo saludable. La realidad era que el pobre hombre se sentía algo culpable por haber cedido a las amenazas de Valentino, violando el secreto entre médico y paciente.Aunque no había tenido opción, ya que tenía también su propia familia y no la pondría en riesgo.Pero, al saber que así la joven
El plan de Alessia, al ceder ante la voluntad de Valentino y mostrarse mejor de ánimo, comenzó a funcionar al poco tiempo.Empezaban a lograr una convivencia más tranquila, que, si bien todavía no podría ser perfecta, al menos estaba libre de miradas de rencor o de reproche.Su vientre crecía con la lentitud propia de las primeras semanas, con el transcurso de cada día, y la conexión con su pequeño retoño comenzó a aumentar también a medida que Ale se sentía feliz y en paz en medio de su encierro.Las náuseas matinales se volvieron menos frecuentes y la esperanza de una mejora comenzó a crecer en el pecho de Alessia.Luego de esa singular primera noche que durmieron abrazados, por un impulso de ella, se siguieron otras más, en las que Alessia se mostraba más cariñosa y cercana y eso había motivado a Valentino a tomar la decisión de dar un nuevo paso que colaboraría en su acercamiento.No deseaba aflojar demasiado las reglas estrictas que le había impuesto a la joven, ya que el embaraz
Valentino había sobrevivido en su mundo de violencia y de conflicto, gracias a una personalidad fría y, por supuesto, cruel.Era la única manera de permanecer en la mafia, y, más aún, de convertirse en su líder.Podría existir, desde afuera, una imagen idealizada de este universo complejo y de esta red donde se tejían los destinos de muchas personas.Pero no era un mundo agradable y feliz.Sin embargo, cuando conoció a Alessia, sintió que para él había una esperanza, un camino diferente, una luz en su futuro.A pesar de esa fe, todo se complicó casi de inmediato, por designios del destino. Era la hija de ex miembros de la organización, luego la usaron para hacerle daño, y cuando por fin parecía que podrían ser felices juntos, ella descubrió que le había ocultado información importante. Una información cuya certeza se le escapaba.Un hombre diferente a él, habría sabido cómo resolver todo de una manera menos dramática. Pero él era Valentino Amato, "Hades", y en su vida no había grises
Alessia lo observó con expresión vacía.Estaba perdida en sus pensamientos, nublada. No le respondió.Él sabía perfectamente la respuesta y las palabras no querían salir de ella.Estaba demasiado abrumada y hundida en esa noche de su alma, con el corazón pesado, casi detenido. El pobre médico, espantado por la desesperación, le explicaba al señor Amato que él no iba a hacer nada, ni permitir que ella hiciera nada en ese estado de salud mental, que ella estaba inestable, que no la maltratara por esto, y que debería hacer una interconsulta con un psiquiatra para ayudar a la joven, que se encontraba profundamente deprimida.Valentino ni lo miró. Sólo se limitó a tomar a Alessia en brazos y llevarla de nuevo a casa.No había creído que todo podía llegar tan lejos.Frente a él, la Alessia testaruda y combativa, que le respondía a todo, no era visible en lo absoluto.Si aún existía, estaba encapsulada detrás de esa tristeza agobiante que lo ocupaba todo.Y era por si culpa.Porque Valenti
El interior de Valentino era como un laberinto donde cientos de conflictos convergían a la vez. No era sencillo estar en su lugar, pero aún así vivir de ese modo era lo que sabía hacer mejor.Y, para qué mentirse, con frecuencia lo disfrutaba.Era un hombre que había vivido demasiado en poco tiempo, que se había endurecido indefectiblemente a través de la experiencia.Había aprendido a defenderse, a moverse en el fango del crimen organizado, a asesinar a sangre fría, con sus manos si no había otra arma disponible, y a intimidar tan sólo con el acero de sus ojos.Valentino había forjado con cuidado y sin pausa su reputación de dios del infierno.Era ese miedo al inapelable "Hades" el que proporcionaba seguridad a los suyos, el que, poco a poco, lo iba transformando en un ser intocable.O casi intocable.Porque aún para él, el submundo puede ser demasiado peligroso.Tenía dones únicos que había sabido aprovechar muy bien: una altura y un físico trabajado e imponente, la capacidad de des