Alessia lo observó con expresión vacía.Estaba perdida en sus pensamientos, nublada. No le respondió.Él sabía perfectamente la respuesta y las palabras no querían salir de ella.Estaba demasiado abrumada y hundida en esa noche de su alma, con el corazón pesado, casi detenido. El pobre médico, espantado por la desesperación, le explicaba al señor Amato que él no iba a hacer nada, ni permitir que ella hiciera nada en ese estado de salud mental, que ella estaba inestable, que no la maltratara por esto, y que debería hacer una interconsulta con un psiquiatra para ayudar a la joven, que se encontraba profundamente deprimida.Valentino ni lo miró. Sólo se limitó a tomar a Alessia en brazos y llevarla de nuevo a casa.No había creído que todo podía llegar tan lejos.Frente a él, la Alessia testaruda y combativa, que le respondía a todo, no era visible en lo absoluto.Si aún existía, estaba encapsulada detrás de esa tristeza agobiante que lo ocupaba todo.Y era por si culpa.Porque Valenti
El interior de Valentino era como un laberinto donde cientos de conflictos convergían a la vez. No era sencillo estar en su lugar, pero aún así vivir de ese modo era lo que sabía hacer mejor.Y, para qué mentirse, con frecuencia lo disfrutaba.Era un hombre que había vivido demasiado en poco tiempo, que se había endurecido indefectiblemente a través de la experiencia.Había aprendido a defenderse, a moverse en el fango del crimen organizado, a asesinar a sangre fría, con sus manos si no había otra arma disponible, y a intimidar tan sólo con el acero de sus ojos.Valentino había forjado con cuidado y sin pausa su reputación de dios del infierno.Era ese miedo al inapelable "Hades" el que proporcionaba seguridad a los suyos, el que, poco a poco, lo iba transformando en un ser intocable.O casi intocable.Porque aún para él, el submundo puede ser demasiado peligroso.Tenía dones únicos que había sabido aprovechar muy bien: una altura y un físico trabajado e imponente, la capacidad de des
Cuando Valentino llegó en persona a la ciudad en que vivía Franco Antolini, con una prueba decisiva en su poder, para finalmente obtener sus respuestas para Alessia, y con los días contados, el panorama frente a él no podía ser peor.Temió que el tiempo que le había pedido a ella no sería suficiente para resolverlo todo, y volvería a decepcionarla.Porque, aprovechando la debilidad del líder de "Lobo Blanco" la facción dirigida por Antolini, la organización rival a sus hombres, se disponía a terminar lo que habían iniciado semanas atrás: liquidarlos a todos y convertirse en el brazo más poderoso de la mafia en la región, a pesar de haber sido inferiores durante años.Se disponían a realizar un ataque coordinado, apagando cualquier oposición a su supremacía.Pero ellos, en su ignorancia del panorama a su alrededor, no habían contado con la presencia del imponente "Hades" y las fuerzas más disciplinadas y letales de "Terra Inferno". Valentino, con gran cantidad de sus mejores hombres,
En la casa del señor Amato, el tiempo pasó lento y lleno de ansiedad. Alessia intentaba contener su impaciencia, pero era difícil mantenerse distraída y ocupada en el encierro en que estaba.Sería diferente si pudiera pasear, si Celina la visitara, si su mente se dispersara menos y pudiera leer o estudiar. Quiso aprender a tejer con algunas revistas, pero era imposible con el nerviosismo que tenía.Valentino le había hecho una promesa.Y, con todos sus defectos, él nunca incumplía una promesa.Ponía toda su fe en que todo saldría bien, y que cada dolor que había sufrido no era en vano, que todo tenía una explicación y el hombre que amaba siempre había estado allí, detrás de esa coraza de rabia que le permitía seguir vivo.Que fuera un líder mafioso, seguía siendo un problema, el dolor de perderlo en algún enfrentamiento sería demasiado. Su vida de peligros y de sangre era mucho para ella.Pero… si de verdad sus padres habían sido parte de ese mundo, que se los había llevado, tal vez
A la mañana siguiente, el desayuno fue un encuentro bastante singular, entre las preguntas de Santino, las miradas de Valentino a su hijo, y la conversación entre Alessia y su padre.-¿Es tu papá, Ale?-Sí, Santino.-Entonces es mi abuelito…Ale sonrió, mientras Carlo la miraba sin entender nada.-No… ya sabes que no soy tu mamá…El niño sonrió.-Pero lo serás… ¿Verdad?Allí es cuando las miradas de Valentino recorrían los rostros de ambos mientras contenía una sonrisa.-Mejor desayuna tranquilo, Santi.-¿Y por qué tu papá no vivía contigo?Ella suspiró.-Porque hubo un problema que nos separó muchos años, y creí que no estaba vivo. Tu papá lo encontró…-¿De verdad? Es que mi papá es ovni… ofni… ompimpot…Alessia no logró contener la risa.-¿Omnipotente? Santino asintió.-Eso…-¿De dónde sacas siempre esas palabras tan complicadas, Santi?-De la escuela, mami… Mi papá es el mejor… ¿O no?Ella miró a Valentino, que la observaba con ese fuego azul que la invadía por completo hasta derr
Los buenos tiempos hacían maravillas en la vida de ambos, a pesar de las dudas de Alessia.Pasaban tiempo juntos, se conocían mejor, y de un modo diferente a ese mes idílico en el que la pasión los había dominado.Ella comprendía cada vez más sus matices y cambios de personalidad, a veces repentinos.Era como si varios seres habitaran un mismo cuerpo y Valentino pudiera intercambiarlos a voluntad.Podía ser el temible Hades.Podía ser el padre responsable y permisivo de Santino. Podía ser el hombre que la amaba más que a su vida.Y ella iba descubriendo cómo se combinaban, cómo detectarlos en el brillo de sus ojos misteriosos.Él también aprendía más sobre ella y la fortaleza que por años le habían dado su orgullo e independencia. De no ser por ese orgullo, una joven sola, sin familia, hermosa y con pocas perspectivas de futuro, podría haber caído en una oscuridad y un mundo del que sería difícil salir.Sin esa tozuda dignidad, nunca la habría conocido.En esa independencia indomabl
Las semanas siguientes, a pesar de que transcurrieron con notable calma, fueron decisivas en todo sentido para quienes habitaban la mansión Amato.Valentino se fue recuperando físicamente con cierta velocidad, gracias a la presteza y habilidad con la que Alessia había actuado, y junto con él, se recuperó también parte de la fuerza de su poder en contra de los enemigos que lo habían emboscado.Sus contrincantes habían pagado un alto precio por tratar de asesinarlo a sangre fría dentro de sus propios dominios y sus fuerzas, por lo tanto, habían disminuido considerablemente. Debido a este proceder, no le resultó difícil al señor Amato derrotarlos, poco a poco, con precisión quirúrgica, tomando a todos por sorpresa gracias a su propio error: habían dispersado, para crear el caos, el rumor de que Hades había muerto, y muchos lo creyeron real, amigos y enemigos.Y se confiaron.Para cuando se dieron cuenta que el dios del infierno había sobrevivido, fue tarde para ellos.No tuvo piedad con
Llegaron al hospital como una exhalación.Los nervios de Valentino estaban a flor de piel, al punto que su expresión era temible.Tanto, como para que nadie se atreviera a hablarle mientras caminaba nerviosamente por el pasillo de la sala de espera, listo para irrumpir abruptamente en la habitación de dónde ya lo habían echado un par de veces, en la que Alessia daba a luz, un poco antes de la fecha prevista.Eso lo estaba enloqueciendo.A causa de lo singular que había sido su embarazo, el médico y su equipo habían estado ocupados monitoreando a la pequeña, intentando retrasar el parto.Pero la hija de Valentino y Alessia era tan imprevisible como lo era su singular padre, y su nacimiento al fin era inminente.Por eso, cuando el señor Amato aferró al doctor de las solapas de su guardapolvo, amenazando con incinerar el lugar hasta los cimientos si algo malo les ocurría a su mujer e hija… el padre primerizo se había ganado un boleto sin retorno… al pasillo.A pesar de su terquedad, no s