(ARIANA JÁUREGUI)—Amores, estoy bien —dije, recostando mi cabeza en el pecho de Ethan. Cerré los ojos por un instante, disfrutando de su aroma y de la seguridad que me transmitía—. Solo quiero tomar un baño caliente, comer algo y, disfrutar de la compañía de ustedes y olvidarme de todo lo que pasó con mi mamá. De verdad necesito relajarme.—Está bien —respondió Ethan, con una sonrisa comprensiva. Me tomó suavemente en brazos, levantándome con cuidado. Sentí una oleada de alivio al sentirme liberada del peso de mi cuerpo.—¡Ethan! —exclamé, con una risita sorprendida.—Te llevaré a casa como una reina —dijo él, con una sonrisa traviesa.Sarah nos siguió de cerca, con una sonrisa dulce en los labios. Entramos al edificio y subimos en el ascensor hasta nuestro piso. Una vez dentro del departamento, Ethan me llevó directamente al baño y comenzó a preparar la bañera. Abrió la llave del agua caliente, ajustando la temperatura hasta que estuvo perfecta. Añadió unas sales de baño con aroma a
(PARK ETHAN) Un mes había pasado desde la tensa confrontación de Ariana con su madre. Un mes de constante vigilancia, de llamadas y mensajes para asegurarnos de que Ariana estuviera bien, de pasar más tiempo en casa de lo habitual para ofrecerle nuestro apoyo. Las noches habían sido largas, llenas de preocupación por su bienestar. Afortunadamente, ella se había mantenido firme en su decisión de cortar lazos con Matilde, y aunque la tensión persistía, los ataques directos habían cesado, al menos por ahora.Hoy, finalmente, tenía una cita con el detective privado. La necesidad de respuestas me quemaba por dentro. Necesitaba saber quién había orquestado todo este caos, quién había filtrado el contrato que me unía a Ariana en una farsa, y quién seguía esparciendo rumores maliciosos que intentaban dañar nuestra imagen. La incertidumbre me mantenía en un estado de alerta constante, y la idea de que alguien estuviera intent
(PARK ETHAN)—También descubrimos que ella estuvo detrás de la filtración de los documentos de su matrimonio —añadió el detective antes de que me fuera, una última revelación que me detuvo en seco. Me giré para mirarlo, con el ceño fruncido—. Parece que su objetivo era dañar la imagen pública de la señorita Jáuregui y, por extensión, la suya. Quería desacreditarlos, hacerles quedar como unos mentirosos, como personas que se habían casado por conveniencia.«Quería destruirnos», pensé, con un escalofrío recorriéndome la espalda. La magnitud de la traición de Matilde me dejó sin palabras. No solo había filtrado el contrato, una farsa que yo mismo había aceptado, sino que también había expuesto nuestro matrimonio, un compromiso real y sincero, al escrutinio público. «Ella no solo me atacó a mí, atacó a Ariana, atacó nuestra relación, atacó a nuestra familia», pensé, apretando los puños con rabia. La necesidad de confrontarla se convirtió en una urgencia. Tenía que ponerle un alto a esta l
(PARK ETHAN)El silencio al otro lado del teléfono fue ensordecedor. Caminé por el pasillo alfombrado, buscando la habitación 1022. La encontré al final del pasillo. Saqué la llave electrónica y abrí la puerta. Entré a la habitación y cerré la puerta tras de mí, antes de continuar la conversación.—La espero a las cinco, Matilde. Y le aconsejo que no llegue tarde.—Tú no me vas a condicionar a mí, maldito insolente —espetó con desprecio—. Es imposible que tengas alguna prueba. ¡No es posible! ¡No existe ninguna prueba!—Si estuviera tan segura de eso, no me estaría llamando, ¿no cree? —repliqué, con un tono de voz que intentaba mantener firme, aunque por dentro me temblaban las manos. El enfrentamiento me estaba pasando factura. «Nunca me he enfrentado a un mayor de esta manera», pensé. «Mucho menos a la madre de Ariana»—. Tiene una hora para llegar, Matilde. Si usted no viene, daré la orden para que divulguen todo lo que tengo en mi poder a nivel internacional. ¿Se imagina qué dirán
(PARK ETHAN)El suave aviso de la puerta abriéndose me sacó de mi concentración. Cerré la carpeta de golpe con todos los documentos perfectamente ordenados, dejandola sobre la mesa de centro. Me levanté lentamente, sintiendo un leve mareo por la repentina acción. Volví mi mirada hacia la puerta abierta, donde la figura imponente de Matilde se recortaba contra la luz del pasillo. Su rostro era una máscara de frialdad, sin rastro alguno de la amabilidad que solía mostrar en público. Su presencia llenó la habitación con una tensión palpable. El encuentro, finalmente, había comenzado.—¿Dónde tienes tus famosas pruebas? —preguntó Matilde, con una altanería que me revolvió el estómago. Su mirada me recorrió con desdén, como si fuera una mota de polvo que debía ser barrida—. ¿Las terminaste de inventar?—Siéntese, así podemos hablar mejor —respondí, intentando mantener la compostura y recordando el consejo de David de tratarla como a un socio de negocios. Señalé uno de los sillones de cuero
(PARK ETHAN)—Ella es feliz, Matilde —repliqué, con la voz firme y el corazón latiendo con fuerza. Su desprecio hacia Sarah me dolía profundamente—. Y eso es lo único que importa. Su felicidad. No lo que usted considere adecuado o correcto para ella. No lo que la sociedad dicte. Su felicidad.—No, por supuesto que no, ella es feliz siendo modelo, ella es feliz en Los Ángeles —espetó Matilde, con la voz cargada de desprecio—. Fueron ustedes quienes le metieron ideas en la cabeza, quienes la envenenaron con sus mentiras y la separaron de mí, de su verdadera familia.—Matilde —dije, tratando de mantener la calma, aunque su desprecio me quemaba por dentro—. Fue idea de Ariana todo lo que hoy tengo con ella, fue su decisión venir a Corea, fue su decisión casarse conmigo, fue su decisión amarme a mí y a Sarah. Usted no puede controlar sus sentimientos, no puede controlar su vida.—¡Porque tú estás aquí, maldito seas! —gritó Matilde, con la cara roja de furia. De repente, su mano se alzó y m
(PARK ETHAN)—Haz lo que quieras —espetó Matilde, con una mirada desafiante—. Aunque lo divulgues, nunca me vas a separar de mi hija. Nuestro vínculo es demasiado fuerte.—Usted ya se está encargando de eso —respondí, con un tono de voz cargado de reproche. Señalé su vientre con la mirada, recordando que Ariana estaba a punto de dar a luz—. En menos de un mes va a nacer su nieto. ¿Dónde está usted para ella? ¿Dónde ha estado durante todo su embarazo? Es su hija, Matilde. En lugar de pelear conmigo, de planear más formas de cómo separarnos y obtener el control sobre ella, debería estar con ella en las citas médicas, acompañándola en este proceso tan importante. Debería estar presente.Hice una pausa, respirando hondo para calmar la creciente indignación que sentía.—Aún no es tarde —continué, con un tono más suave, pero igual de firme—. No la voy a alejar de ella. Pero tampoco voy a permitir que siga lastimándola. Así que medite lo que va a elegir con mucho cuidado, Matilde. Haga lo co
(PARK ETHAN)—Bien, ahora que estamos todos —dije, con los ojos puestos en cada uno—, repasemos los puntos clave. Necesitamos tener claro qué vamos a exigir y cómo vamos a presentar nuestra propuesta al director Kim.Min-ho asintió y comenzó a repasar la lista que habíamos elaborado, explicando cada punto con detalle y respondiendo a las preguntas que surgían. La atmósfera en la sala se volvió más enfocada, más profesional. Ya no éramos solo amigos reunidos en la oficina de uno de ellos, éramos un equipo, un grupo unido por un mismo sueño, listo para dar un gran paso hacia el futuro.Una vez que tuvimos un borrador claro de nuestros términos, Min-ho se encargó de contactar a la secretaria del director Kim para agendar una reunión. Afortunadamente, nos dieron una cita para esa misma noche.Nos dirigimos a la empresa, que no estaba demasiado lejos de la oficina de Min-jun, un edificio moderno y elegante que ahora se sentía más un hogar. Subimos en el ascensor hasta la planta donde se en