(PARK ETHAN)El silencio al otro lado del teléfono fue ensordecedor. Caminé por el pasillo alfombrado, buscando la habitación 1022. La encontré al final del pasillo. Saqué la llave electrónica y abrí la puerta. Entré a la habitación y cerré la puerta tras de mí, antes de continuar la conversación.—La espero a las cinco, Matilde. Y le aconsejo que no llegue tarde.—Tú no me vas a condicionar a mí, maldito insolente —espetó con desprecio—. Es imposible que tengas alguna prueba. ¡No es posible! ¡No existe ninguna prueba!—Si estuviera tan segura de eso, no me estaría llamando, ¿no cree? —repliqué, con un tono de voz que intentaba mantener firme, aunque por dentro me temblaban las manos. El enfrentamiento me estaba pasando factura. «Nunca me he enfrentado a un mayor de esta manera», pensé. «Mucho menos a la madre de Ariana»—. Tiene una hora para llegar, Matilde. Si usted no viene, daré la orden para que divulguen todo lo que tengo en mi poder a nivel internacional. ¿Se imagina qué dirán
(PARK ETHAN)El suave aviso de la puerta abriéndose me sacó de mi concentración. Cerré la carpeta de golpe con todos los documentos perfectamente ordenados, dejandola sobre la mesa de centro. Me levanté lentamente, sintiendo un leve mareo por la repentina acción. Volví mi mirada hacia la puerta abierta, donde la figura imponente de Matilde se recortaba contra la luz del pasillo. Su rostro era una máscara de frialdad, sin rastro alguno de la amabilidad que solía mostrar en público. Su presencia llenó la habitación con una tensión palpable. El encuentro, finalmente, había comenzado.—¿Dónde tienes tus famosas pruebas? —preguntó Matilde, con una altanería que me revolvió el estómago. Su mirada me recorrió con desdén, como si fuera una mota de polvo que debía ser barrida—. ¿Las terminaste de inventar?—Siéntese, así podemos hablar mejor —respondí, intentando mantener la compostura y recordando el consejo de David de tratarla como a un socio de negocios. Señalé uno de los sillones de cuero
(PARK ETHAN)—Ella es feliz, Matilde —repliqué, con la voz firme y el corazón latiendo con fuerza. Su desprecio hacia Sarah me dolía profundamente—. Y eso es lo único que importa. Su felicidad. No lo que usted considere adecuado o correcto para ella. No lo que la sociedad dicte. Su felicidad.—No, por supuesto que no, ella es feliz siendo modelo, ella es feliz en Los Ángeles —espetó Matilde, con la voz cargada de desprecio—. Fueron ustedes quienes le metieron ideas en la cabeza, quienes la envenenaron con sus mentiras y la separaron de mí, de su verdadera familia.—Matilde —dije, tratando de mantener la calma, aunque su desprecio me quemaba por dentro—. Fue idea de Ariana todo lo que hoy tengo con ella, fue su decisión venir a Corea, fue su decisión casarse conmigo, fue su decisión amarme a mí y a Sarah. Usted no puede controlar sus sentimientos, no puede controlar su vida.—¡Porque tú estás aquí, maldito seas! —gritó Matilde, con la cara roja de furia. De repente, su mano se alzó y m
(PARK ETHAN)—Haz lo que quieras —espetó Matilde, con una mirada desafiante—. Aunque lo divulgues, nunca me vas a separar de mi hija. Nuestro vínculo es demasiado fuerte.—Usted ya se está encargando de eso —respondí, con un tono de voz cargado de reproche. Señalé su vientre con la mirada, recordando que Ariana estaba a punto de dar a luz—. En menos de un mes va a nacer su nieto. ¿Dónde está usted para ella? ¿Dónde ha estado durante todo su embarazo? Es su hija, Matilde. En lugar de pelear conmigo, de planear más formas de cómo separarnos y obtener el control sobre ella, debería estar con ella en las citas médicas, acompañándola en este proceso tan importante. Debería estar presente.Hice una pausa, respirando hondo para calmar la creciente indignación que sentía.—Aún no es tarde —continué, con un tono más suave, pero igual de firme—. No la voy a alejar de ella. Pero tampoco voy a permitir que siga lastimándola. Así que medite lo que va a elegir con mucho cuidado, Matilde. Haga lo co
(PARK ETHAN)—Bien, ahora que estamos todos —dije, con los ojos puestos en cada uno—, repasemos los puntos clave. Necesitamos tener claro qué vamos a exigir y cómo vamos a presentar nuestra propuesta al director Kim.Min-ho asintió y comenzó a repasar la lista que habíamos elaborado, explicando cada punto con detalle y respondiendo a las preguntas que surgían. La atmósfera en la sala se volvió más enfocada, más profesional. Ya no éramos solo amigos reunidos en la oficina de uno de ellos, éramos un equipo, un grupo unido por un mismo sueño, listo para dar un gran paso hacia el futuro.Una vez que tuvimos un borrador claro de nuestros términos, Min-ho se encargó de contactar a la secretaria del director Kim para agendar una reunión. Afortunadamente, nos dieron una cita para esa misma noche.Nos dirigimos a la empresa, que no estaba demasiado lejos de la oficina de Min-jun, un edificio moderno y elegante que ahora se sentía más un hogar. Subimos en el ascensor hasta la planta donde se en
(PARK ETHAN)—Sarah ya tiene las fotos perfectas para eso —dijo Ji-woo, con una sonrisa—. Las que nos tomó en su estudio son increíbles.—Y no olvidemos el nuevo álbum —añadió Tae-yang—. Tenemos que terminar de pulir las últimas canciones y definir la fecha de lanzamiento.—Tenemos mucho trabajo por delante —dije, con una sonrisa—. Pero estoy seguro de que lo vamos a lograr. Somos Chromatic, y vamos a demostrarle al mundo de lo que somos capaces.La energía en el estudio era contagiosa. Nos pusimos manos a la obra, trabajando juntos, compartiendo ideas, riendo y soñando con el futuro. Sabíamos que este era el comienzo de algo grande. Algo que habíamos construido con nuestras propias manos, con nuestro propio esfuerzo, con nuestro propio talento. Éramos Chromatic, y estábamos listos para seguir conquistando el mundo.Un mes después de la tensa reunión con Matilde en el hotel, la vida había tomado un nuevo rumbo, aunque no exento de cierta incomodidad. Mi ultimátum, aunque me costó un g
(PARK ETHAN)Subimos al escenario con el corazón latiendo a mil por hora. La ovación del público fue ensordecedora, una ola de energía que nos envolvió desde el primer instante. Comenzamos el concierto con una de nuestras nuevas canciones, la energía fluyendo entre nosotros y la audiencia. La música nos poseía, nos transportaba a otra dimensión.A medida que avanzaba el concierto, sentía una felicidad inmensa. Estábamos ahí, en nuestro escenario, presentando nuestra música al mundo, como artistas independientes. Todo el esfuerzo, las dificultades, las tensiones con Matilde, todo parecía haber valido la pena.Pero en medio de la euforia, una pequeña parte de mi mente estaba con Ariana. Sabía que estaba muy cerca de la fecha de parto y, aunque Sarah me había asegurado que se sentía bien y que ambas estaban disfrutando del concierto desde un área VIP especialmente acondicionada para ellas, no podía evitar cierta inquietud. Las había visto antes de subir al escenario, radiantes y emociona
(PARK ETHAN)—La doctora Lee ya los está esperando —nos informó una de las enfermeras, con una sonrisa tranquilizadora.Llevamos a Ariana rápidamente a la sala de partos, Sarah y yo siguiéndola de cerca, con el corazón latiendo al ritmo de un tambor enloquecido. La doctora Lee, la obstetra de Ariana, ya nos estaba esperando. Era una profesional experimentada, con una expresión serena que, a pesar del caos a nuestro alrededor, nos transmitió calma desde el primer momento. Noté las miradas de sorpresa del personal médico al verme aparecer vestido con la ropa brillante que llevaba en el concierto, con restos de maquillaje y bañado en sudor por la adrenalina y la carrera. Me sentí un poco fuera de lugar, pero mi única preocupación era Ariana.—Tranquilos, todo va a salir bien —nos dijo la doctora Lee con una sonrisa tranquilizadora mientras examinaba a Ariana—. El bebé está listo para nacer.El trabajo de parto de Ariana fue intenso, una montaña rusa de emociones y esfuerzo físico. Sarah