La noche era fría, Madison veía el viento mecer con gentileza las copas de los árboles, el insomnio la había atrapado una noche más, la ciudad se veía vacía, tan sola, tan muerta, que era inimaginable pensar que por las mañanas y las tardes esas mismas calles vacías se encontraban protagonizando un desfile de personas con atuendos de mil colores, odiaba sentir esa soledad, le hacía recordar, y no quería hacerlo, no le gustaba estar sola, en medio de la noche y el silencio, porque aquello arrastraba memorias una y otra vez...la hacía imaginar él hubiera, y sabía que aquello no existía, que no tuvo más opciones que las que hubo en aquellos momentos de angustia, pero el anhelo le hacía imaginar que sí, sentía su corazón latir despacio, pasmoso, entonces una sola mirada hacia su ventana cambio todo, de pronto, sentía que el corazón le
Miedo...aquella respuesta inmediata hacia aquello que desconocemos o sabemos que nos puede lastimar. La helada brisa hacia volar algunos de sus cabellos haciendo que estos comenzarán a hacer cosquillas en su mejilla y nariz, el viento que se colaba por la ventana no era gentil, se estaba moviendo a gran velocidad, ¿Dónde estaba? ¿Que había ocurrido? - ¿Estás bien Madison? - Ella conocía esa voz, era Jason. De pronto, las imágenes estallaban una tras otra en su memoria, Kyle la había tomado por el cuello haciéndole daño, aquel hombre se había colado por su ventana para amenazarla, recordó el sonido de sus muebles rompiéndose, los gritos de aquel rubio rebotando en sus oídos y su propia desesperación intentando respirar, Kyle la había encontrado...y Jason había llegado a salvarla. Tocando la piel sensible y lastimada de su cuello, sintió el dolor que esto le producía, aquello no había sido un sueño, ocurrió en realidad...abrazándose a s
La vista de las hermosas praderas le recordaban a los hermosos prados élficos de las muchas historias que leía cuando aún era una niña, el paisaje sublime, casi sobre natural que regalaba la vista del atardecer siendo devorado por el manto de la noche lograba conmover sus emociones comprometidas, sentimientos encontrados que la abrumaban y las mil contradicciones que taladraban su cabeza con pensamientos diversos y dispersos no la tenían en su mejor estado de ánimo, Kyle había vuelto, y se sentía como aquel atardecer siendo opacado por las tinieblas...parecía que estaba siendo devorada por la adversidad del temido regreso de quién marco su vida para siempre. Jacob, observaba la mirada triste y perdida de la hermosa azabache que, desde el balcón, contemplaba sus tierras con un aire de desánimo y melancolía, se preguntaba mil veces como era que ella se había involucrado con alguien tan ruin como lo era Kyle O´Brien...era hermosa, tanto como para tentar al mismo demonio si así
El molesto sonido del gis chocando una y otra vez sobre la pizarra era más intolerable de lo normal aquella mañana, el silencio sepulcral en el aula hacía que aquel irritante golpeteo sonará como una sinfonía mal dirigida que lastimaba sus oídos, Madison quería salir de corriendo de allí para esconderse debajo de cualquier roca, incluso la mansión Singh no sonaba tan mal como guarida improvisaba para armar su trinchera, quería taparse los oídos, gritar en voz alta o simplemente desvanecerse en la nada, cualquier cosa, suponía, era mejor que estar justo allí en ese preciso instante. El aula de nuevo estaba en total silencio, y el cielo fuera del recinto estaba tan gris como si presagiara la tormenta que se avecinaba, acechándola, jugueteando con ella como si de una presa se tratará, O´Brien la miraba desde su fino escritorio preparándose para presentarse ante su nueva clase. - Buenos días jóvenes estudiantes, es un placer para mí presentarme ante ustedes hoy
Madison se miraba al espejo intentando no reírse, recordando la generosa invitación a un gran baile de Jason, se reía para si misma. - ¿Un baile? - pregunto Madison mientras ponía una sabrosa albóndiga de pulpo en su boca. Jacob la veía con alguna vena ocasional saltada, no era posible que su esposa tuviera tan pésimos modales...aun así adoraba ver sus mejillas hincharse por la comida. - Si, será la presentación de un importante líder - respondió Jacob. - No tengo un gran vestido, y no sé qué tipo de ropa llevan a esos eventos pomposos...- respondió la azabache. - No debes preocuparte por el atuendo, yo te enviaré algo - dijo el apuesto castaño decidiendo probar aquello que comía su esposa con tantas ganas. - Supongo que iré contigo, tú me salvaste de Kyle, que sea mi manera de darte las gracias - respondió la azabache. ¿En qué lío se había metido? El vestido era ridículo y
El canto de las aves anunciaba el comienzo de un nuevo día, la fría mañana daba paso a las múltiples obligaciones por realizar, Madison recogía sus libros y cuadernos, para, metódicamente colocarlos dentro de su mochila, su mirada parecía fija, pero estaba perdida en la nada, Eimy la observaba, estaba perdida entre sus muchos pensamientos, ¿Y cómo no estarlo? Habían pasado ya demasiadas cosas en muy poco tiempo, y lo peor, es que estaba segura de que ese solo era el comienzo. Habían transcurrido solo dos días desde aquel baile al que acompaño a Jason, había intentado hablar con su abuelo sobre su inmenso parecido con el heredero Chadburn, pero este solo le había dicho que no sabía nada al respecto, Beatrice y Carson habían prometido conseguir algo de información sobre el misterioso jovencito que compartía tantas similitudes con ella, pero no habían descubierto gran cosa, tan solo pudo saber que el chico era hijo de un hombre llamado Jerome Chadburn, un sujeto que había sido
El sonido de la puerta abriéndose lo fastidio aún más de lo que ya se sentía, el enorme rascacielos de los Singh, solemne, alzado sobre las nubes y que le regalaba aquella vista que solo hacía pensar en Madison una y otra vez...pero, era momento de ver de nuevo a su padre, volteando su mirada hacia la presencia que acababa de entrar no se inmuto, cabello castaño sujetado en una cola alta, fiera mirada de oro, piel ligeramente morena, rasgos apuestos pero marcados, una presencia temible y poderosa, un tanto mal alto que el...este era Jericho Singh, patriarca de su familia...su padre. - Veo que has acudido rápido a mi llamado Jacob, cuéntame, ¿Como esta tu linda esposa? - pregunto con tono amigable pero firme el viejo patriarca. - Deja tus tonterías y dime de una vez para que me has llamado - exigió Jacob. Un suspiro de resignación se escapó de los labios del viejo y apuesto castaño. - Cualquiera podría pensar que la linda Madison podría qui
Recuerdo, que sus ojos son celestes, como el color del cielo...iguales a los tuyos...su cabello es negro como la noche...igual al tuyo...su rostro es hermoso, como lo es el tuyo...y un día ella volverá a nosotros.El golpeteo constante y molesto que hacían las gotas de lluvia que chocaban en su ventana comenzaba a sacarlo de quicio, el rugir de los fuertes vientos azotaba con ferocidad los viejos ventanales de sus aposentos, formas abstractas, indefinidas, se dibujaban en los cristales con el agresivo resbalar del agua constante sobre ellos...el fuego en la chimenea danzaba violentamente estallando en mil colores de tonalidades rojizas que destellaban en cada dirección de su habitación demasiado intensas y hermosas...era una fría madrugada, el viento de la tormenta clamaba su ira y asolaba con furia las copas de los árboles, una furia tan temible que obligaba a los majestuosos y orgullosos ébanos de sus jardines
Lujos, era todo cuanto lo rodeaba en aquella esplendorosa habitación, sábanas de la más fina seda se deslizaban acariciando su cuerpo regalándole sensaciones placenteras...tan suaves....como recordaba era la cremosa piel de porcelana de Madison...la oscuridad, acentuaba más la soledad que sentía invadir una vez más su alma, aún con el ardiente cuerpo que dormía a su lado por esa noche, estaba solo...los relámpagos brillaban iluminando en ocasiones los oscuros rincones de su alcoba, tanta opulencia, tanto esplendor...todo aquello era suyo, incluyendo a la bella durmiente que sabía, estaba allí por la misma razón que cada mujer de ocasión. Levantándose de la comodidad que ofrecía su cama, Kyle camino hasta el balcón de sus aposentos, abriendo el ventanal para sentir la helada lluvia caer sobre su cuerpo. Tantos años habían pasado desde entonces, tantos fracasos experimentados hasta ahora...pero el triunfo había valido cada uno de ellos, el sabor del poder era adictivo,