El viento, tan sutil, tan tranquilo, imperceptible para casi todos la mayoría del tiempo, aquel elemento que regala frescas ventiscas cuando el calor agobia, que refresca los cuerpos y mese con gentileza entre sus brisas los suaves cabellos y corazones de las personas...pero que también es capaz de arrasar con suma violencia y crueldad a los árboles desde su raíz, que azota ciudades y pueblos enteros cuando la madre naturaleza siente que hace falta un recordatorio de su gran poder...nada en este mundo es tan gentil y peligroso como el viento.
Jacob Singh, sentía la furia correr por sus venas, ese sería el día en que finalmente y después de tanto dolor, terminaría con el hombre que lo hizo conocer el infierno al intentar arrebatar de sus brazos a la única mujer que amo y amaría hasta el final de sus días...y se juraba así mismo hacer pagar cada una de las lágrimas que su amada Mad
Madison, observaba el bello lago cristalino desde la ventana de la hermosa cabaña donde se refugiaba junto a Beatrice y los demás, aún no podía creer que Jacob la hubiese hecho a un lado, ella también se sentía perfectamente capaz de pelear junto a él, Eimy la observaba en silencio, la azabache no parecía darse cuenta que no había nada malo en dejarse proteger una vez en su vida, y estaba segura de que su esposo resultaría vencedor. - Dime Eimy...porque Jacob me dejó atrás?, ¿No confía en mí? ...- susurro la hermosa azabache más para sí misma. Eimy la observó con seriedad. - No seas tonta Madi... este estúpido Jacob solo desea protegerte, a ti y a sus hijos, ¿Acaso no lo entiendes? Todos somos conscientes de que eres perfectamente capaz de patear el trasero de O´Brien, esto no se trata solo de ti, es por todos nosotros, merecemos la oportunidad de vivir libremente y sin temor alguno, y aunque no lo entiendas, es cuestión de su propio orgullo, no puedes arreba
Todo tedioso igual que siempre. El agua fresca y limpia de la lujosa piscina brindaba una sensación de alivio para mitigar el sofocante calor de las 3 de la tarde, si, otro día más estaba pasando como el agua que se resbalaba entre sus dedos...de prisa, agotador. Hacía un año había contraído matrimonio con Jacob Singh, un magnate empresario cuyo nombre era bien sabido y temido en cada continente, ella aún tenía 20 años cuando se convirtió en la perfecta y joven esposa de un multimillonario, su matrimonio, arreglado por el hombre que la acogió cuando niña junto a su pequeño hermano, era algo que nunca le agrado del todo, pero, aquel sentimiento de deuda que sentía hacía William White, finalmente le hizo ceder, su querido abuelo los había acogido a ambos cuando una joven Madison tenía apenas 8 años y el pequeño Maddox no rebasaba los tres. Una terrible tragedia en forma de un conductor ebrio les había arrebatado a su madre y había dejado paralítico a su pequeño
El camino hacia la mansión Singh fue algo incómodo para el orgulloso castaño, aquella chica hermosa, sencilla y parlanchina, era nada más y nada menos que su esposa, aquella a la que su padre le había insistido mucho conocer y a la que se había negado por completo, recordaba el momento en que le entregaron los papeles de matrimonio, su padre había hecho muchos planes, ridículos en su mayoría, una gran boda con un enorme pastel de boda, la novia en un delicado y sexy vestido blanco, quizás a la luz de la luna en alguna bella playa privada...se sentía asqueado con la sola idea, no quería una boda, ni si quiera una novia, ¿Para que necesitaba aquello? Podía tener a cualquier mujer que deseara a sus pies, todas caían rendidas, sea por su enorme atractivo o lo grueso de su cartera, todas querían lo mismo, lujos, dinero, la oportunidad de tener sexo con él, las mujeres eran todas iguales, interesadas, frívolas, aburridas...sin embargo, ante la amenaza de su padre sobr
Los paisajes verdes y reconfortantes de siempre parecían perderse mientras se alejaba poco a poco de la hermosa mansión Singh , las ideas revoloteaban como mariposas en su mente, todo parecía marchar bien, Madison había recibido las llaves de su nuevo apartamento que estaría cerca de la universidad y esa mañana se dirigía a revisar que todo estuviera en orden con la mudanza, los recuerdos de su vida en soledad siendo la esposa de un fantasma finalmente quedaría atrás, era libre de prepararse para el futuro que siempre soñó...y quizás enamorarse, o quizás no...la refrescante brisa matutina golpeaba con suavidad su hermoso rostro sonriente, su auto finalmente estaba listo y parecía no haber problemas de ningún tipo, todo marchaba bien, había llamado a su querida amiga Stefany quien la ayudaría a acomodar las cajas de mudanza que seguramente ya habían llegado y
El insoportable calor del verano parecía robar la vitalidad de la juventud, las calles, vacías de día y atiborradas de noche, dejaban claro que la gente decidía escapar del sofoco que las altas temperaturas les provocaba cuando el manto de la noche lo cubría todo, la cafetería, sin embargo, recibía clientes sedientos y hambrientos durante todo el día desde la apertura hasta el cierre, bebidas frías y sabrosos helados de mil sabores y colores eran los predilectos de los muchos jóvenes que diariamente llegaban en busca de algún manjar que les ayudará a refrescarse.- ¡Que tenga un buen día señor! - decía Eimy despidiendo al último cliente de esa tarde.Ese día, la hermosa pelirroja con la aprobación de Madison, se había decidido a cerrar temprano, dentro de dos días comenzarían las clases en la universidad y Madison esta
Madison recorría apresurada los pasillos, aquello era excitante, era el primer día del último semestre de su universidad, al graduarse finalmente sería médico, entonces encontraría la manera de hacer que Maddox volviera a caminar, aquello era su prioridad, nada más importaba, y este era finalmente el paso cúspide que debía dar para lograr todo aquello que desde muy joven se había propuesto.Perdida en sus pensamientos no se percató del joven pelinegro que caminaba igualmente distraído con su vista fija en su celular, maldiciendo por lo bajo haber sido despertado por Adam, apenas había alcanzado a dormir un par de horas debido a que su perfecto hermano mayor había pasado la noche en vela armando un alboroto en sus habitaciones, había tenido que colocarse algodones en los oídos debido al molesto ruido que hacía al caminar de un lado a otro sin parar, era un mal
Un par de meses habían transcurrido desde que el semestre había comenzado, el calor sofocante finalmente había dejado de atormentar a las masas para dar paso a los frescos vientos otoñales que arrastraban tras de sí las hojas secas de las copas de los árboles, Madison había comenzado sus prácticas en el hospital del sagrado corazón, su profesor y reconocido médico Lionel Connor, dueño del hospital, amablemente le había ofrecido realizar sus prácticas allí desde el tórrido primer día al comienzo del nuevo semestre, sus amigos aún se mantenían alertas ante la amenaza que la perseguía, Manuel, su guardaespaldas, se había vuelto un buen amigo, y aunque Jason no había estado muy conforme con la presencia del hombre, no le había vuelto a mencionar algo al respecto, tampoco le pregunto la razón por la cual el guardaespaldas la esta
La noche era fría, Madison veía el viento mecer con gentileza las copas de los árboles, el insomnio la había atrapado una noche más, la ciudad se veía vacía, tan sola, tan muerta, que era inimaginable pensar que por las mañanas y las tardes esas mismas calles vacías se encontraban protagonizando un desfile de personas con atuendos de mil colores, odiaba sentir esa soledad, le hacía recordar, y no quería hacerlo, no le gustaba estar sola, en medio de la noche y el silencio, porque aquello arrastraba memorias una y otra vez...la hacía imaginar él hubiera, y sabía que aquello no existía, que no tuvo más opciones que las que hubo en aquellos momentos de angustia, pero el anhelo le hacía imaginar que sí, sentía su corazón latir despacio, pasmoso, entonces una sola mirada hacia su ventana cambio todo, de pronto, sentía que el corazón le