No podía creer lo que estaba viendo, frente a mí estaba un enorme globo aerostático, y lo mejor, es que mi nombre estaba escrito en letras muy enormes, estaba tan sorprendida que por un momento olvidé todo lo que me había pasado, a mi abuelo, mi primo, todo desapareció en segundos.
— ¿Te gusta? —me pregunta Bastian abrazándome de la cintura por detrás.
—Es increíble, yo… me has dejado sin habla.
—De eso se trata Crys —Bastian suelta una pequeña carcajada.
Aquel hombre se acerca al globo y comienza a preparar todo, Bastian me toma de la mano y ambos nos subimos, el hombre prende una especie de mecha enorme y comenzamos a el
Bastian se encontraba en mi habitación mientras me daba una buena ducha, mi abuelo y mi primo estaban abajo hablando con Brandon y con mi madre, quien seguía pareciendo muy incómoda con la presencia de su padre, y la entendía bien. Cuando termino, salgo con un pijama que consistía en un pantalón negro, una blusa de manga larga escotada blanca, estaba a punto de entrar a mi habitación cuando me detuve, me di la media vuelta y me acerqué a la puerta de Milan, toqué dos veces hasta que abrió.—Crys, ¿sucede algo? —Me dice con voz ronca tallándose los ojos, parecía que recién estaba despierto— si es por la cena con tu abuelo, no tengo intención de bajar, a penas lo conozco y ya lo odio, Saskia está con Erick en su casa, y Tony salió con una chica al cine.
La alarma del despertador no había sonado y me había levantado tarde, la voz de mi madre a lo lejos retumba en mi cabeza y hace que abra los ojos, se supone que hoy iré de compras con Bastian, necesitaba un buen vestido para la noche que nos esperaba, me levanto con una enorme sonrisa al ver mi anillo de compromiso en mi mano, por primera vez desde hace mucho tiempo era feliz, ya no había ningún obstáculo entre Bastian y yo, o al menos eso pensaba, anoche Bastian me había ayudado a superar mi miedo, me hizo suya, y me iba a casar con él, pareciera que las cosas estaban tomando su curso.Me levanto y me doy una buena ducha, necesitaba prepararme bien para todo lo que estaba a punto de suceder, Saskia me había comentado que invitaría a todos mis amigos, cosa que le agradecí enormemente, ahora que ya todo estaba bi
La mente no deja de darme vueltas sobre lo mismo, era mi culpa, solo mía, de nadie más, no podía creer que todo hubiera ocurrido tan rápido. Solo estaba segura de que me sentía fatal.El blanco reluciente de la sala de espera del hospital, hacía que me doliera la cabeza, mi madre estaba dormida en el sillón frente a mí, Bastian estaba a mi lado tomando mi mano con fuerza, mientras que Milan estaba del otro lado, recargado en una de las paredes, observándonos.—Es mi culpa —susurro.—No lo es Crys, nosotros no sabíamos lo que iba a ocurrir —me dice Bastian en tono bajo.—Yo si lo sabía, quiero decir que mi primo me había di
Lo que más odiaba en el mundo eran los funerales, no me gustaban, la mayoría de las personas solo se dedicaban a dar pésames falsos, era gente morbosa, me coloco los aretes en forma de espiral que me regaló Milan para un cumpleaños. Mi vestido negro estaba bien planchado, abajo estaba todos mis amigos esperándome, mi madre y Christopher me habían comentado que después del funeral, y cuando esto terminara, llevaríamos las cenizas del abuelo a Alemania, en donde estaba viviendo los últimos años.Yo me negaba, pero mi primo me dijo que era la última voluntad de él, y que mi presencia era importante, ya que enseguida leerían el testamento. Suelto un enorme suspiro cuando escucho que alguien entra a mi habitación, se trata de Milan, quien cierra la puerta detrás de él.
Sentir los labios de otra persona que no fuera Bastian seguía siendo un tanto extraño, cuando reacciono a los pocos segundos, le doy un ligero empujón a aquel chico y lo observo con asombro.— ¡Crystalle, ha sido un placer conocerte! —me grita con entusiasmo.No entendía nada, pero me alegraba saber que Bastian no hubiera visto nada de lo que acababa de pasar.— ¿Quién eres tú? —frunzo el ceño.—Soy tú… —aquel chico que seguramente era un año o dos, menor que yo, comienza a hacer cuentas de una manera un tanto extraña— ¡lo tengo! Soy tú tío.
El salón en donde se llevaba a cabo la cena era enorme, y más lujoso que las habitaciones, todo estaba adornado con el color dorado y el plateado, el rojo predominaba más, noté que mi madre se sentaba con cierta familiaridad al lado de la mesa principal, se le veía incómoda, al parecer delante de cada mesa había una tarjeta con nuestro nombre, ese era el asiento que nos pertenecía.Bastian no me soltó de la mano, pero entonces vi que su tarjeta estaba hasta al final de todos, realmente su asiento estaba alejado de mí, Bastian frunció el ceño al ver como todos ya estaban sentados, y solo faltaba un lugar por ocupar, el principal, mi primo estaba al lado del asiento de Bastian, y con una mirada se comunicó con él, me dio un ligero apretón de manos y me soltó para tomar asiento.
Milan estaba parado frente a mí con cara de pocos amigos, lo conocía perfectamente y sabía que algo no andaba nada bien.—Buenos días —dice sin apartar la mirada de mí.—¿Qué haces aquí? —pregunto poniéndome de pie.—Señorita Crystalle, esos no son modales —comienza a decir el ama de llaves.—¡Exacto prima! —grita con diversión Ramiro— no es manera de hablarle a tu futuro esposo.Aquellas palabras me volvieron muda, ¿lo había escuchado bien? Eso era imposible, volteo a ver a mi madre y ella baja la mirada rápidamente, al tiempo
—¿Qué pasará cuando seamos grandes y no estés a mi lado? —le pregunto a Milan mientras observamos las nubes tumbados en el pasto del parque mientras muestras madres hablan y nos vigilan.—No digas tonterías, siempre voy a estar a tu lado.—Pero en algún momento nos vamos a separar, y seremos como mamá y papá —levanto mi pequeña mano e intento atrapar una nube.—Nunca me separaré de ti, porque me voy a casar contigo —Milan me responde soltando una risita.—¿Lo prometes? —pregunto dudosa.—Lo prometo, juntos por siempre —me afirma con mucha segu