La periodista Susan Cohen tenía fama de conseguir las primicias de los artículos de más impacto del medio a cualquier precio. Aunque en esta ocasión y considerando que había recibido una mano del hijo del magnate, Roger Cole, lo justo sería decir que le estaba saliendo demasiado caro. Era verdad que las conexiones de Roger hijo le habían sido invaluables en muchas ocasiones, pero lo que pedía a cambio en esta en especial, la empezaba a asustar si tomaba en cuenta los sórdidos lugares donde la citaba.—Ya te dije que aceptó, pero no está demasiado emocionado con mi compañía —susurró con nerviosismo la pelirroja, volteando a cada instante para no ser tomada por sorpresa. —Susan, no me importa si lo conviertes en tu amante de turno. Las puertas que he abierto para ti todo este tiempo no han sido un acto de caridad. Te advertí que me deberías favores a cambio y encontrar a la maldita arpía es uno de ellos. Mi padre está impidiendo que sepa su paradero, así que el único rastro que me qued
El nerviosismo de Kassidy era tan evidente, que tuvo que aceptar con bochorno ante el señor Montes que no estaba nada preparada para ese encuentro. Todo su grupo se encontraba a la expectativa y, por si fuera poco, también veían con curiosidad su extraño comportamiento. Incluso aceptó rauda la propuesta de Carlos de que sería mejor verlo después que el resto, en privado. Aceptó entrar a una oficina contigua de vidrios tintados, donde preparaban parte de las bebidas como recibimiento para pequeño grupo del nuevo propietario. Se había enterado por Josh que él no viajaba solo, sino con una periodista. Solo esperaba que quien lo acompañara fuese uno de sus conocidos en la prensa, ver una cara amiga a su lado palearía un poco su cobardía y le daría espacio para sentirse dueña de sí misma. Se encontraba sonriendo junto a una de las chicas que estaban en el recinto cuando notó su figura de perfil. Su corazón se aceleró de tal forma que tuvo que sostenerse de la mesa más cercana. Lo vio so
El aire tibio chocó con ambos rostros cuando salieron a la calle tomados de la mano, pero la sonrisa de Kilian desapareció, pues fue en ese mismo instante en que se dio cuenta de la importancia de ese momento. De esa noche dependía su futuro, si es que había esperanza alguna en soñar en algo como eso. No solo se trataba de usar las palabras adecuadas, era el lugar, la intensidad en que ambos lo desearan y se preguntó si querría pasar la noche con él o se iría en mitad de la misma, dejándole el ego herido como siempre. Dada su situación con Anna, también se preguntó si habría elegido al abogado en su lugar y se respondió al instante al atar cabos. ¡Claro!, era por eso que él la había besado en su cara, infundiéndole valor para partirle el corazón mediante una despedida. Dándole espacio para que se fuera con él y hacerlo en privado. Tanta confianza le tenía...Pero él había llegado con una misión, decidido a que cualquier cosa que ella dijera para huir, él la rebatiría y la convencerí
KilianLas primeras luces de la mañana anunciaban no solo el inicio del día. Para desgracia de ambos, la claridad traía consigo su separación y un futuro cercano demasiado denso para considerarlo una fortuna del todo.La respiración pausada de ella sobre su brazo le provocó paz, plenitud. Cómo deseaba que cada uno de sus amaneceres fuesen así, con su Luna resplandeciendo suavemente a su lado, su Kassy, su amor. —Deja de mirarme —dijo aún con los ojos cerrados—, me pones nerviosa. —No estabas nada nerviosa hace unas horas mientras te saboreaba aquí —susurró tocando su centro y provocando un pequeño sobresalto en ella. —Eres un pervertido. —Sonrió sin abrir los ojos. —Amas a este pervertido —aseguró dándole un lametón en el hombro que terminó en mordida cerca de su oreja. Ella se estremeció y su piel se erizó por completo en respuesta a tenerla solo para él otra vez. —Cierto, te amo. ¿Qué tanto ves? —preguntó despejando su vista en su dirección. —Eso es fácil. Veo tus diminutas p
KilianTres semanas habían transcurrido desde su despedida con Kassidy. Si era sincero, no le agradaba ni un poco saber que trabajaba con su amigo, el abogado conquistador «odio las etiquetas», pero sabía que no podía hacer nada al respecto. Al menos hablaban casi a diario y eso mantenía un ambiente de cierta normalidad entre ambos.Todo iba viento en popa con su más reciente adquisición; el personal antiguo se había mantenido en sus posiciones y se mostraba de acuerdo con los cambios y apoyándolos de manera responsable, lo que se traduciría en cifras favorables dentro de poco, si seguían a ese ritmo. A media tarde del viernes siguiente, recibió la llamada que aceleró su corazón. En el hospital le esperaba justo lo que había deseado por tanto tiempo. Candace y Mary ya aguardaban eufóricas su llegada en la sala de espera, porque Anna por fin estaba consciente y él aún seguía sin poder creerlo. Cuando las vio no pudo evitar abrazarlas al sentir que parte de la constante preocupación q
KassidyKassidy lo escuchó con calma hasta altas horas de la noche, sin atreverse a expresar sus verdaderas emociones, porque quién era ella para decir la frases que tenía en la punta de la lengua y hacerle daño con ellas. Era evidente que él estaba sufriendo y no sabía cómo consolarlo sin que se notara falsa si decía que era terrible que Anna no deseara hacer lo que él quería, cuando en realidad se sentía eufórica, pensando que la modelo los libraría de semejante responsabilidad. Sabía que ante los ojos de muchos e incluso ante sí misma, parecía la peor de las mujeres, pero era lo que sentía y por eso decidió que era mejor seguir guardando silencio y escucharlo, porque quizás lo único que necesita era eso y no a alguien que vertiera su opinión, sin estar en sus zapatos.—Luna, ¿me escuchas?—Sí, sigo aquí.—¿Te estoy aburriendo?—No, no es eso —mintió con un nudo en la garganta—, solo estoy cansada y el calor aquí en Honduras hace que entres en un gran sopor a esta hora.—Lo siento
KilianEn pocos días, todo se había convertido en una situación llena de preocupantes aristas, porque el estado de salud de Anna había dado un drástico giro y debía estar en constante supervisión. Su cuerpo no estaba respondiendo como esperaban y ahora todo pendía de un hilo. Sin embargo, su actitud ante estas medidas también empeoró sustancialmente cuando se le comunicó que debían acordar con urgencia la fecha de su intervención, debido al deterioro que seguían sufriendo algunos de sus órganos. Sin embargo, ella continuaba posponiendo su respuesta y con ello poniendo no solo al bebé en riesgo, sino a ella misma. Kilian discutió con ella por enésima vez sobre los términos del acuerdo matrimonial y no cedió ni un ápice ante su descabellada propuesta de abortar este bebé y tener otro una vez casados, cuando el nacimiento de ese bebé era la única razón por la que estaban hablando de casarse. Le parecía irreal verse envuelto en semejante locura, pero una vez que hizo lo que Kassidy le h
Kilian Una numerosa cantidad de personas asistieron a la ceremonia en honor a Anna, en contraste con quienes estuvieron con ella en el hospital. Era irónico el poder de convocatoria que ejercían en la sociedad un par de cámaras extras y el prometedor espacio proporcionado en las portadas de las revistas y los periódicos.Sobre todo, el histrionismo de muchos otros que lloraron inconsolables frente a su fotografía en la iglesia y que alargaron el cortejo fúnebre hasta hacerlo parecer interminable en aquel momento, lo que nos llevó muchas horas despedirnos de todos al final. Sus restos fueron enviados hasta las manos de su madre, quien no se molestó en llamar ni una sola vez para preguntar por el estado de su nieto. Algo que a Kilian no le importó, pero que resentía en nombre del bebé, por ser su único pariente biológico aparte del padre irresponsable que tenía.Él continuaba en el hospital, creciendo y ganando peso con el paso de los días. La enfermera de su madre se convirtió en la