Como cada martes, Kassidy entró a su oficina esperando encontrarse con su flor favorita. Desde que regresó a la ciudad tres años atrás, recibía un tulipán blanco a la semana. Asumía que era un detalle de parte de Roger padre; un hombre muy dado a esas muestras de afecto hacia las personas que estimaba.Pero lo que se encontró sobre el escritorio fue un enorme arreglo de muchos tulipanes amarillos y en el centro, uno blanco, su favorito. Todos ellos dentro de una base cuadrada de cristal. Se acercó sobrecogida y tomó la tarjeta con bordes dorados que posaba entre las flores y leyó: “Al conocerte, iluminaste mi mundo y tu sonrisa que es tan difícil de obtener, hizo brillar mis días de juventud y otra vez, mi noche de ayer. Gracias por eso. La dinámica cambió. A partir de este martes te invito a conocer el impacto que causaste en mi vida desde entonces. Estas flores son una muestra de lo que hay en mi corazón para ti”.K.F. No supo cómo actuar, qué decir o pensar en ese instante. Kil
Kilian Por la tarde, ambos asistieron a la clínica puntuales y se hicieron los exámenes correspondientes. Se burlaron el uno del otro por el pavor que ambos sentían con las inyecciones, pero salieron airosos mostrándose las paletas que obtuvieron en el laboratorio por haber sido valientes ante la diversión del médico y las enfermeras que les siguieron el juego y no pararon de reír con ellos. Salieron a la espera de los resultados en los próximos días e informados sobre volver en unos meses y repetir algunos exámenes más. Según el médico, para ciertas enfermedades cualquier resultado podría ser inexacto y al volver se aseguraban de que eso no ocurriera con ellos. Ambos recibieron el mensaje de Candace avisándoles que ya estaban esperándoles en su departamento para la reunión que él propuso y se dirigieron allá en el auto de Kassidy. Al llegar, subieron el ascensor en silencio, igual que desde que tomaron la carretera. Pero sus miradas exponían lo que sus bocas no articulaban. Kil
KilianEsperar. Kilian empezaba a odiar esa palabra y ahora parecía formar parte de su día a día y eso lo hacía sentir a punto de enloquecer. El avance en la investigación del detective, la audiencia de Kassidy y aclarar lo que tenían porque una vez más lo estaba evadiendo. Además, la recuperación de Anna que no mostraba cambio alguno y, por si fuera poco, cerrar el negocio pendiente.Una fuerte exhalación salió de sus pulmones. Allí, sentado en esa habitación de hospital, sus pensamientos lo turbaban. Pero lo preocupaba más la reunión que tuvo con Luca, el guardia de seguridad de Roger padre. Este hombre de pocas palabras le demostró que el hijo de su jefe no estaba implicado en lo sucedido, aunque fue amable al ofrecerle ayuda para encontrar al verdadero culpable.Observó a Anna tendida en la cama mientras pensaba en lo que dijo el último médico que la visitó quien le explicó que por el tipo de accidente que tuvo y cuanto más prolongado fuese su estado comatoso, más improbable sería
Llegaron a casa de Kilian y al pasar por la puerta principal, Kassidy chocó con unas maletas enormes situadas a unos pasos de la entrada. Sintió de inmediato el rígido y veloz agarre en su cintura que impidió su caída y al notar que no aflojaba, levantó la vista en su dirección notando su ceño fruncido. Sin darle tiempo a preguntar nada, una pelirroja despampanante se abalanzó sobre él ignorándola por completo, sujetando su rostro para besarlo y con el impulso, provocó que este la soltara sin remedio, haciéndolo retroceder un paso. —Kill, mi cielo… —Saludó la mujer emocionada y aunque Kilian giró el rostro. Su beso se estampó en la comisura de sus labios, haciéndola reír de manera escandalosa.Kilian la tomó por los hombros alejándola de él y alargó la mano hacia Kassidy, aferrándose a su pequeña cintura para luego saludar con tono gélido al hombre que se encontraba de pie frente a ellos en el salón.—Hola, padre.El ambiente estaba tenso debido a los visitantes y ninguna de las muj
Después de disfrutar de un par de horas entre bromas y recordando anécdotas vergonzosas de cada uno el postre fue degustado entre risas y después de un rato, Candace y Mary se despidieron, la primera tenía un compromiso con una clienta y la segunda se ofreció a ir al hospital en lugar de Kilian para cubrir la noche de desvelo que tuvo.Kassidy le entregó sus llaves a Mary para que al regresar, trajera su auto del hospital y no tuviera que esperar a alguien que fuera por ella.Las dos mujeres salieron divertidas lanzándose miradas cómplices hacia el auto de Candace, pero ellos decidieron ignorarlas. Cuando la puerta se cerró, Kilian intentó lanzarse sobre Kassidy. Con agilidad, lo esquivó, poniéndose de pie y proponiéndole mirar una película. Lo único que él quería en ese momento era verla bajo su cuerpo, pero tuvo que contenerse y cedió a cuanta idea se le ocurrió. Hasta jugaron una partida de Scrabble, después de ayudarle a preparar unas galletas de chocolate. Estaba resignado a
KassidyKassidy al fin reaccionó y corrió escaleras arriba para tomar los zapatos y el bolso que había dejado en la habitación. Cientos de momentos compartidos con la única mujer que se comportó siempre como una madre con ella, cruzaron por su cabeza y su angustia incrementó vertiginosamente. Se precipitó cerrando de un portazo y saliendo a la calle a esperar el taxi.Los nervios la hicieron caminar sin darse cuenta del tiempo, hasta que el sonido incesante de una bocina la sorprendió. Giró para mirar con curiosidad al conductor que salía del auto un tanto indeciso. Este le dio la dirección de la casa y su destino para confirmar si ella era su cliente y Kassidy asintió y se apresuró a entrar, pidiendo que la llevara lo más rápido posible.El trayecto se hacía interminable y el hombre no dejaba de observarla por el retrovisor, hasta que preguntó inquieto:—¿Se encuentra bien, señorita? Ya estamos cerca. —La miró una vez más y al no obtener respuesta agregó—: Lo lamento si le parezco e
Kilian salió de la habitación y de inmediato cambió su expresión al borrar la sonrisa y sintió que la tensión volvía a su cuerpo. Tenía que reiterarle sobre las medidas de seguridad al hombre que estaba en la entrada del pasillo, aun sabiendo que no era necesario, pero el hacerlo, le brindaba un poco del control y tranquilidad perdida en su vida últimamente. Cuando dio un par de pasos por el pasillo, un enfermero chocó con fuerza contra su hombro. Kilian era de contextura delgada, pero con un cuerpo sólido, lo que impidió que se moviera. Sin embargo, el otro retrocedió un poco debido al impacto. El uniformado continuó caminando como si nada y él no logró ni mirarlo a la cara, porque al voltear con curiosidad por su reacción ya había desaparecido. Kilian retomó su camino, pensando si fue él quien no se fijó por dónde iba y que debió pedir disculpas, pero se le olvidó de inmediato al llegar a la sala de espera, porque su padre y el detective lo esperaban junto a tres hombres más. Él
KassidyUno de los elementos de seguridad de George Fox, el padre de Kilian, viajaba como copiloto en el auto cuando recibió una llamada. Al colgar, habló en alemán con el conductor. En ese momento, Kassidy maldijo por no haber pulido un poco más su dominio en el idioma, pero por lo poco que comprendió se trataba de un cambio de planes, uno de los objetivos estaba muerto y algo sobre una cámara. Ninguna de esas frases era más tranquilizadora que la otra. El temor se apoderó de ella a tal grado que las manos le temblaran y porque se considerara una mujer débil, pero esa situación la superaba y se empezaba a complicar cada vez más. Ni en sus peores pesadillas habría imaginado que el separarse de Roger se convertiría en algo tan tormentoso y menos, que incluiría muertes o persecuciones. Todo parecía demasiado irreal, sin embargo, al observar a los corpulentos hombres que las escoltaban y atisbar las armas que portaban, se dio cuenta de que sí estaba ocurriendo y se estaba llevando consi