—Quiero una Soda de cola y unas papas —me ordena sacando si billetera y dándome dinero.
«Pero que tonto eres hermanito»
—Vale.
—Yo te acompaño —se apunta Jean poniéndose de pie antes de que me pudiera negar.
—Eso me deja más tranquilo —suspira mi hermano— que no escape Jean.
Resoplo y me doy prisa en salir de la sala. Cuando lo hago, Jean me está esperando recargado en una de las paredes del corredor. Decido ignorarlo y comienzo a caminar hasta que él me toma de la mano deteniendo mi andar.
—¿Qué quieres? —
Jean estaba observando todo en primera fila, sintió celos y enojo cuando vio cómo Mich abrazaba a Briseida, desde donde se encontraba escondido no podía escuchar lo que hablaban pero al ver lo que hacía Briseida se dio una idea. No había duda alguna de que estaba enamorado de ella, le gustaba, quería protegerla pero sabía que si permanecía mucho tiempo a su lado entonces las cosas empeorarían, así que no tenía otra opción más que hacer todo lo posible por alejarla de él. Lejos estaban mejor, lejos la protegería pero se negaba a aceptar ese destino del que era prisionera. Claro que quería a Alison pero desde que llegó Briseida a su vida sus sentimientos cambiaron. Y ahora estaba ahí, vigilándola como siempre lo hacía, cuidando de ella detrás de las sombras. —¿No crees qué eso te hace más daño? Una dulce voz que conocía bien lo sacó de
Al día siguiente logró levantarme más temprano de lo habitual, estaba de buen humor, y mientras preparo el desayuno no dejo de pensar en lo que me dijo Mich por la noche. Sonrío como una idiota al sentirme querida, de hecho era la primera vez que un chico no me pide tener sexo con él en la primera cita. Y pese al empeño de Omar y los dos hermanos idiotas, pasé una noche grandiosa. Una de las mejores.—¡El cielo se va a caer! —me grita mi hermano entrando a la cocina, tomando un vaso de leche.—¿Por qué lo dices? —juego al tonto.—Porque te has levantado temprano y estás haciendo el desayuno —apunta mi hermano mayor sorprendido—. Bri, llevo toda una vida viviendo contigo
Cuando llegamos al centro comercial decidí que lo mejor sería comenzar por las tiendas de disfraces, todavía hace tres meses mi madre y yo anduvimos por estos locales buscando un disfraz de pirata para mi pequeño hermano. Todos esos recuerdos me inundan a la hora de repasar mentalmente aquel día.—¿Te sientes bien? —Mich me pregunta tomando mi mano.—Sí, ¿por qué no debería estarlo? —le muestro una de mis falsas sonrisas.—Porque a mí no me engañas Bri, esa no es tu sonrisa verdadera, sé que algo te inquieta y me gustaría saber que es —Mich me muestra una mueca de auténtica intriga.—Prefie
Mich estaba prácticamente colgado fuera de mi ventana recargándose sobre un pedazo de techo y agradecí que ni mi hermano ni Steve se hubiesen dado cuenta, abrí de inmediato la ventana y lo ayudé a entrar sin contar que caería encima de mí.—Pesas mucho —me quejo sintiéndome como un saco de boxeo.—Lo siento Bri, no era mi intención —se disculpa poniéndose de pie.—¿Puedo saber qué hacías colgado ahí? pudiste haberte matado con la caída o al menos de lo que no te hubieras podido salvar es de alguna fractura —escudriño su rostro con detalle.—No me importa nada si se trata de ti, adem&
Me atrevo a decir que no me siento nada bien al ver como Jean y Mich comienzan a pelear en mi habitación. Una vez Anna me había comentado que si dos chicos se peleaban por ti se sentía bien y eso quería decir que eras importante, pero al ver aquella escena comprobé que no me sentí para nada feliz, Mich se defendía y me sorprendió darme cuenta de que ambos eran buenos.—¡Aléjate de ella! —grita Jean dándole un nuevo puñetazo en el rostro a Mich.—¡Tú no eres nadie para impedir que me aleje de Briseida! —responde Mich dándole un golpe en el estómago a Jean obligándolo a arquearse.Ambos sin darse cuenta, se dirigieron hacia el retrato que hace un mo
—No comas ansias princesa, todo a su tiempo —sella mis labios con un beso superficial.Mich y yo nos quedamos hablando un poco más de tiempo sobre los disfraces hasta que decidió que era tiempo de marcharse. Cuando lo hizo, mi hermano me estaba esperando en la cocina, con una malteada y dos panqueques de nuez con amaranto.—Te tardaste demasiado —me dijo con un tono de voz más serena.—Me quedé platicando con Mich sobre el festival de disfraces —respondo tomando asiento frente a él en el pequeño comedor de la cocina, en donde por lo regular desayunábamos.—¿Me puedes explicar por qué Jean reaccionó de ese modo si Mich es tu
Ha pasado una semana desde que Jean se quedó dormido en mi cama después de decirme que estaba en peligro de muerte, desde ese día ha estado distante en la escuela, estaba borracho y como en todo este tiempo no me había pasado nada supuse inmediatamente que se trataba de una nueva jugarreta de él para asustarme y regresar a sus brazos, pero estaba equivocado. Veo mi reflejo en el espejo y me doy los últimos toques, mi disfraz me queda muy bien, iba vestida de princesa y me agradaba. Ojala mis amigas no estuvieran molestas conmigo y hablara con ellas, pero gracias a Mich pasaba la mayor parte del tiempo entretenida a su lado. Veo la hora en mi reloj de mano y me doy cuenta de que son las siete de la noche y Mich no tardará en venir.Me doy un último vistazo y sonrío como una idiota emocionada por volver a pasar tiempo con Mich,
Unos chicos pasan a mi lado y me avientan comentarios coquetos pero decidí ignorarlos, aquel llanto llamaba mi atención considerablemente. Cuando llego a los baños, abro la puerta y para mi sorpresa me encuentro con Alison, llorando, desmaquillada, con el pelo enmarañado y mojado, traía un vestido de bruja hermoso, pero estaba roto de la parte del cuello y la falda estaba destrozada.—¡Alison! —exclamo acercándome a ella—. ¿Qué te ha pasado?Alison levanta la mirada y veo como le tiembla el labio inferior.—Ellas... ellas me destrozaron el vestido, se supone que esta era mi última noche con Jean porque... porque...Alison no puede parar de llo