—No comas ansias princesa, todo a su tiempo —sella mis labios con un beso superficial.
Mich y yo nos quedamos hablando un poco más de tiempo sobre los disfraces hasta que decidió que era tiempo de marcharse. Cuando lo hizo, mi hermano me estaba esperando en la cocina, con una malteada y dos panqueques de nuez con amaranto.
—Te tardaste demasiado —me dijo con un tono de voz más serena.
—Me quedé platicando con Mich sobre el festival de disfraces —respondo tomando asiento frente a él en el pequeño comedor de la cocina, en donde por lo regular desayunábamos.
—¿Me puedes explicar por qué Jean reaccionó de ese modo si Mich es tu
Ha pasado una semana desde que Jean se quedó dormido en mi cama después de decirme que estaba en peligro de muerte, desde ese día ha estado distante en la escuela, estaba borracho y como en todo este tiempo no me había pasado nada supuse inmediatamente que se trataba de una nueva jugarreta de él para asustarme y regresar a sus brazos, pero estaba equivocado. Veo mi reflejo en el espejo y me doy los últimos toques, mi disfraz me queda muy bien, iba vestida de princesa y me agradaba. Ojala mis amigas no estuvieran molestas conmigo y hablara con ellas, pero gracias a Mich pasaba la mayor parte del tiempo entretenida a su lado. Veo la hora en mi reloj de mano y me doy cuenta de que son las siete de la noche y Mich no tardará en venir.Me doy un último vistazo y sonrío como una idiota emocionada por volver a pasar tiempo con Mich,
Unos chicos pasan a mi lado y me avientan comentarios coquetos pero decidí ignorarlos, aquel llanto llamaba mi atención considerablemente. Cuando llego a los baños, abro la puerta y para mi sorpresa me encuentro con Alison, llorando, desmaquillada, con el pelo enmarañado y mojado, traía un vestido de bruja hermoso, pero estaba roto de la parte del cuello y la falda estaba destrozada.—¡Alison! —exclamo acercándome a ella—. ¿Qué te ha pasado?Alison levanta la mirada y veo como le tiembla el labio inferior.—Ellas... ellas me destrozaron el vestido, se supone que esta era mi última noche con Jean porque... porque...Alison no puede parar de llo
Jean no estaba seguro de lo que iba a ocurrir, intentó decirle, advertirle a Briseida sobre lo que le había dicho su abuela. Ya era tiempo de que ella se enterara de la verdad, pese a las objeciones que pusiera aquella anciana ya no podía estar alejado de ella, ¡la amaba! y encontraría una manera para salvarla, no iba a perderla, no la dejaría a la deriva. Después de que se marchara Alison tenía planeado escupir la verdad de todo, tenía la esperanza de que lo perdonara y lograra entenderlo.Mientras bailaba con Alison, no dejaba de pensar en Briseida y de buscarla con la mirada ¿en dónde demonios de había metido?—Briseida ha hecho esto por mí —le dice Alison en un susurro colgando sus brazos sobre sus hombros.
No dejo de pensar en Jean, cuando me gritó y sabiendo que haría todo por arruinar mi encuentro con Mich, me puse a la defensiva pero ahora, estando tranquila dentro del auto, el recuerdo del rostro lleno de terror que puso Jean, inunda mis pensamientos. Trago saliva y me asomo por la ventana, nos estamos adentrando demasiado deprisa al bosque.—Estás muy seria.La voz de Mich me saca de mis pensamientos profundos. Me giro y observo que está feliz, y eso termina por borrar todo tipo de secuelas que la tristeza ha dejado en mí estos últimos minutos.—No lo estoy —susurro.—Es por Jean, ¿cierto?Su pregunta flota e
—Creo que no podremos hacer mucho si no te quitas la ropa, pero lo haré por ti si eso quieres —suelto una pequeña risita.—Ni hablar —dice Mich apresuradamente quitándose la ropa.Su cuerpo era perfecto, delgado pero musculoso. Sus ojos brillaban y su respiración comenzaba a acelerarse haciendo muy notoria su erección. Me quito el sostén dejando mi cuerpo al descubierto y Mich se acerca a mí, me besa y yo rodeó su cuello con mis manos. Agradecí mentalmente que aquel sitio estuviera rodeado de pasto, mismo que sentí en mi espalda cuando me acostó y se colocó encima de mí. Nuestras lenguas jugaban mientras nuestros cuerpos se moldeaban perfectamente.—Eres tan hermosa.
Ver como aquellos chicos se marchan en su carro a toda velocidad, veo a Mich tirado en el suelo y corro hacia él. El alma se me cae a los pies cuando me doy cuenta de que le han dado un balazo, me pongo de rodillas y escucho como Jean llama a una ambulancia. Mich escupe sangre y toma mi mano con fuerza.—Bri...—No hables, todo estará bien, la ambulancia viene en camino, solo tienes que esperar y resistir un poco más —comienzo a llorar.—Eso... eso parece dialogo de película...—No hables tonto... no te esfuerces, todo estará bien.—Bri, antes de que me vaya tienes que saber que esta ha sido la mejor noche de mi v
—¿Qué se supone que haga ahora? te has ido y no sé a dónde tengo que ir, tú eras mi brújula, sin ti estoy... perdida...Es imposible seguir hablando, el dolor me ataca en lo más profundo. Saco las dos hojas que escribí y con ojos llorosos comienzo a leerla en voz alta.—Siento mucho no poder estar presente en tu funeral, pero no quiero tener ese recuerdo de ti, prefiero que sea tu sonrisa la que me arrulle como una niña pequeña por las noches, quiero que el recuerdo de tus ojos sean la luz que ilumine mi camino cuando esté perdida, aunque para ser honesta en estos momentos no me sirve de gran ayuda. He grabado en mi piel las hermosas palabras que me dijiste anoche, nadie podrá ocupar tu lugar, te has ido, me arrebataron tu amor la misma noche
Han pasado un poco más de dos semanas desde que Mich se fue de mi vida, a veces no dejo de tener el cuestionamiento constante de por qué suceden de este modo las cosas. Quisiera creer que hay una deidad poderosa y que él está con ella, pero en el fondo sé que no tengo ni la mínima intención de rezarle a alguien que no existe a mí ver. Mi hermano Omar no me dirige mucho la palabra, de hecho hace dos noches mientras bajaba sigilosamente a la cocina por un vaso de leche, lo escuché hablar por teléfono, aun cerrando los ojos puedo escuchar claramente y revivir aquel momento.—Te lo digo en serio, ya no sé qué hacer.Cuando me asomé por uno de los costados del umbral, pude admirar que mi hermano mayor estaba de espaldas hacia mí, observand