—Creo que no podremos hacer mucho si no te quitas la ropa, pero lo haré por ti si eso quieres —suelto una pequeña risita.
—Ni hablar —dice Mich apresuradamente quitándose la ropa.
Su cuerpo era perfecto, delgado pero musculoso. Sus ojos brillaban y su respiración comenzaba a acelerarse haciendo muy notoria su erección. Me quito el sostén dejando mi cuerpo al descubierto y Mich se acerca a mí, me besa y yo rodeó su cuello con mis manos. Agradecí mentalmente que aquel sitio estuviera rodeado de pasto, mismo que sentí en mi espalda cuando me acostó y se colocó encima de mí. Nuestras lenguas jugaban mientras nuestros cuerpos se moldeaban perfectamente.
—Eres tan hermosa.
Ver como aquellos chicos se marchan en su carro a toda velocidad, veo a Mich tirado en el suelo y corro hacia él. El alma se me cae a los pies cuando me doy cuenta de que le han dado un balazo, me pongo de rodillas y escucho como Jean llama a una ambulancia. Mich escupe sangre y toma mi mano con fuerza.—Bri...—No hables, todo estará bien, la ambulancia viene en camino, solo tienes que esperar y resistir un poco más —comienzo a llorar.—Eso... eso parece dialogo de película...—No hables tonto... no te esfuerces, todo estará bien.—Bri, antes de que me vaya tienes que saber que esta ha sido la mejor noche de mi v
—¿Qué se supone que haga ahora? te has ido y no sé a dónde tengo que ir, tú eras mi brújula, sin ti estoy... perdida...Es imposible seguir hablando, el dolor me ataca en lo más profundo. Saco las dos hojas que escribí y con ojos llorosos comienzo a leerla en voz alta.—Siento mucho no poder estar presente en tu funeral, pero no quiero tener ese recuerdo de ti, prefiero que sea tu sonrisa la que me arrulle como una niña pequeña por las noches, quiero que el recuerdo de tus ojos sean la luz que ilumine mi camino cuando esté perdida, aunque para ser honesta en estos momentos no me sirve de gran ayuda. He grabado en mi piel las hermosas palabras que me dijiste anoche, nadie podrá ocupar tu lugar, te has ido, me arrebataron tu amor la misma noche
Han pasado un poco más de dos semanas desde que Mich se fue de mi vida, a veces no dejo de tener el cuestionamiento constante de por qué suceden de este modo las cosas. Quisiera creer que hay una deidad poderosa y que él está con ella, pero en el fondo sé que no tengo ni la mínima intención de rezarle a alguien que no existe a mí ver. Mi hermano Omar no me dirige mucho la palabra, de hecho hace dos noches mientras bajaba sigilosamente a la cocina por un vaso de leche, lo escuché hablar por teléfono, aun cerrando los ojos puedo escuchar claramente y revivir aquel momento.—Te lo digo en serio, ya no sé qué hacer.Cuando me asomé por uno de los costados del umbral, pude admirar que mi hermano mayor estaba de espaldas hacia mí, observand
—Creo que paso —suspiro—. Prefiero encontrarme a alguien nuevo.—¡Esa es mi amiga! —aplaude Anna y vemos las dos como Marissa nos ignora manteniéndose ocupada en retocar su maquillaje.Justo cuando estábamos por abrir la boca, sonó la campana que marcaba la primera hora de clases y como rayo guardó sus cosas.—Bien, las veré después, tengo...algo que hacer —nos dice Marissa tratando de ocultar su nerviosismo.Anna y yo nos miramos y al querer alguna de las dos abrir la boca para cuestionar su extraño comportamiento, Marissa ya se había ido.—Esta sí que está loc
—Jamás pensé que te volvería a ver… rojiza —dice un hombre robusto, al cuál conozco muy bien, está con mal aliento y mal humor—. ¿Se puede saber qué es lo que te trae por estos rumbos sin tus amigas?—No vengo a tomar el té contigo y a contarte mi vida, quiero dos paquetes enormes, ya sabes a lo que me refiero —suspiro con impaciencia—. Para hoy.—Tan mandona como siempre —resopla el tipo dándose la media vuelta—. No se pongan demasiado cómodos, enseguida vuelvo y quiero mi dinero.El hombre regordete que me repugnaba tanto se gira y desaparece de mi campo de visión.—Briseida… creo que
No dije nada, ambos no volvimos a cruzar miradas o palabras en lo que duró el resto del camino. Cuando llegamos, estaciona su carro y bajamos, la noche ya había caído y la gente llegaba en sus vehículos para ver el partido de béisbol. Fui consiente de que los ojos de Jean buscaban con impaciencia y desesperación a Alison sin tener resultado positivo alguno.—¿Estás seguro de que estará aquí? —le preguntó mientras observo como unos chicos me miran de forma indecente.—Sí, completamente.—Pues no la veo por ninguna parte…—¡Ahí está! —exclama con emoción—. ¡Alison!
Un dolor horrible golpea todo mi cerebro y me obligo a cerrar los ojos con más fuerza. Solo quiero dormir por siempre y no despertar jamás, pero la idea de abandonar la tierra y dejar solo a mi hermano mayor me aterra, lo acepto, soy una maldita cobarde. Siento como un cosquilleo recorre cada espacio de mi piel e intento abrir los ojos poco a poco cuando comienzo a sentir frío y una brisa golpear mi rostro. Lo primero que logró distinguir es el techo completamente blanco, quiero preguntar en dónde mierdas estoy pero el pánico me invade al notar que no puedo hablar, es como si mi voz se hubiera desvanecido, lentamente me incorporo manteniendo la calma he intentando recordar lo que pasó, mientras lo hago me doy cuenta de que estoy en el suelo, toda la habitación es blanca y hasta mi vestimenta, la cual consiste en un vestido blanco.R
Han pasado nueve días desde que Jean perdió la cabeza y me contó una serie de estupideces con la intención de volverme loca o de sacarme de mis casillas. Nueve días en los que no podía estar siquiera con las perras de mis amigas porque a cada momento regresaba a mí el recuerdo de la última plática que tuvimos él y yo en mi habitación, después de haber quedado como vegetal por unos días. Nueve jodidos días en los que la escuela me parecía un lugar enorme para alguien tan pequeña como yo. Prácticamente me había convertido en un zombi que iba a la escuela pero que se excluía del mundo real e intentaba con todas mis fuerzas no encontrarme con Jean, y cuando lo hacía simplemente corría y me alejaba de él. Mi casa se convirtió en un infierno, Steve y Jean pasaban la mayor parte del tiem