Un nuevo día del juicio comenzó, al igual que el día anterior los periodistas se agolpaban por todo el lugar, sin embargo, Elizabeth noto algo diferente, personas, para ser más específicos, mujeres con niños también se mezclaban entre ellos, con alguna que otra pancarta, donde dejaban en claro que le creían y por supuesto la apoyaban.
— La verdad se sabrá. — aseguro Mateo y cuando estaba a punto de descender, un Ferrari negro se les coloco en frente, no se necesitaba ser un genio para saber a quien pertenecía, tanto la marca, como el color eran los favoritos del Don de Chicago.
— ¡Señor Constantini! — gritaron los periodistas y se olvidaron por completo de Mateo, pues entre un empresario loco de amor y el jefe de la mafia de Chicago no había comparación.
— ¿No teme que sea apresado? — grito uno de los periodist
Era el tercer día, el más importante quizás, si todo salía bien, no solo se terminaría los testigos y alegatos, también tendrían una sentencia, aun así, la sorpresa fue grande para Elizabeth, ya que al llegar al juzgado, ya no había solo un grupo de mujeres y niños mostrándole su apoyo, ahora las personas comunes eran aun mayor que la cantidad de medios, sin contar que Mateo había estado recibiendo llamadas de diversos empresarios, mostrando su apoyo y ofreciendo su ayuda, aunque no la necesitaba, de igual modo les agradecía, solo quedaba por rezar de que el jurado pensara de igual forma que esas personas.En esta ocasión, nadie llego para impedir que la prensa hablara con Elizabeth, pues por primera vez desde que todo había salido a la luz, estas personas la veían como lo que era, la víctima de un animal, no, un monstruo, pues ni los animales harían lo que Mariano había hecho.Con el estomago hecho un nudo, escucho a su madre mentir sin sentido, ni escrúpulos, mientras que Enrique se
Alfonso se apresuro a caminar por uno de los largos pasillos, no era un hombre estúpido, o al menos eso pensaba, ya en los días pasado había usado aquella salida lateral para ir y venir a gusto, y ahora lo que necesitaba era marcharse de aquel lugar, aunque él no estuviera siendo juzgado, sabia que la prensa lo seguiría luego de lo que su esposa había dicho, no pudo evitar apretar sus molares ante el odio que sentía, “maldita puta” grito en su mente, pero ya se ocuparía de ella, por ahora lo único que le importaba era llegar al hotel y tomar el dinero que aun les quedaba de las donaciones recibidas, huiría, regresaría a su país, sin importarle lo que sucediera ni con Patricia, ni la estúpida de Teresa.Abrió la puerta que daba al callejón con fuerza, pero no alcanzo a ver la luz del sol, pues un golpe en medio del rostro lo desmayo.— Ten cuidado hijo, lo quiero vivo. — la voz dulce de Candy se esparció por el lugar.— Lo siento mamá, creo que aún estoy demasiado eufórico. — rebatió S
Es curioso como el tiempo varía según la vida que cada uno lleve, si eres feliz o si eres desgraciado, todo depende de cómo te sientas e incluso el tiempo parece pasar de manera diferente.La familia de Mateo no se sorprendió en lo más mínimo, cuando el más frio de todos ellos anunció su matrimonio, aunque claro que para la prensa era todo siempre diferente.“A menos de un mes del divorcio, cenicienta dará el sí”Ya no le molestaba lo que ellos dijeran, aunque si le daba risa, en los cuentos, las princesas al menos tenían madres que las amaban.— ¿En qué piensas? — la voz de Felipe era de felicidad pura.— En lo maravilloso que eres y en lo feliz que siempre te ves. — no se atrevería a cuestionar nada ni se pondría a imaginar universos alternos, ella no tenía una buena madre, ni un buen padre, y tampoco los necesitaba, se regañó mentalmente.— ¿Cómo no estar feliz? Después de tanto tiempo, al fin todos mis hermanos estarán casados, y lo mejor que es exceptuando la boda de Eros y Zafir
El destino puede ser cruel, para algunos, para otros, simplemente justo.— Trombosis venosa profunda, pero no es motivo de alarma, aunque es peligroso cuando los coágulos se encuentran en las venas profundas de las piernas porque pueden dividirse en fragmentos y llegar hasta los pulmones, provocando una embolia pulmonar. Algo que por suerte no sucedió, con la medicación que aplicamos, tanto Delfina como el bebé estarán bien. — explicó con calma el doctor. — Suerte que tu madre se dio cuenta que eso no era normal, el tiempo es lo más valioso en ciertas circunstancias y lamento no haber sido claro en la ultima consulta. — se excusó viendo los ojos llorosos de la joven y la misma muerte ir por él en la mirada de Baltazar.— Te voy a matar. — susurro Baltazar, sus dedos no habían dejado de jalar un arma imaginaria, mientras su corazón latía de forma frenética, nunca había sentido tanto miedo como cuando vio la cantidad de doctores que llegaron a la sala a atender a Delfina, la manera en l
La mente de Mateo era un caos, en la que un sector insultaba a Baltazar por ser tan irresponsable por solo desaparecer cuando Delfi ya estaba en fecha de parto, y otro sector buscaba frenéticamente con la mirada a Elizabeth, pero pronto se desconectó de todo ello, en el mismo instante que Delfina estaba siendo llevada a una habitación y esta lo llamo.— Papá, no me dejes sola.En los ojos color chocolate de la joven, Teo pudo ver que no fue un error, la forma en que lo llamo, Delfina lo veía igual que lo hacia Nazareno, Bautista, y todos, Delfina lo veía con el amor que solo se le puede tener a un buen padre.— No te dejare, aquí esta papá. — aseguro tomando su mano y dejando que la joven enterrara sus uñas en su palma. — Ponle algo para que ya no le duela. — exigió con voz potente, pero aun así sin gritar, sabia que debía mantener la calma, ahora era el lugar seguro de Delfina no podía fallar.— Eso tratamos de hacer, por favor, salga a si le colocamos la anestesia…— No dejare a mi
Ares y Aurora correteaban por el jardín, siempre detrás de Candela, la joven huérfana disfrutaba de pasar el tiempo con esos niños, quizás en el fondo los sentía un poco como familia, pues en esos diez años los había visto crecer, mientras Tiara y Emilia conspiraban con Marisol.— No puedo creer lo que dices, te pareces a Aurora y eso que ella es una niña. — se quejó Emilia, viendo mal a Marisol.— Tu nunca entiendes nada Emilia. — rebatió Tiara abanicándose con las carpetas informativas para las diversas universidades que Mateo les había dado a las jóvenes.— Yo lo único que entiendo es que ustedes viven en una nube y un día alguien las bajara y no de la mejor manera. — Emilia nunca había dejado de ser sencilla y precavida, sin embargo, Tiara se había convertido en toda una diva y junto a ella la joven que diez años atrás conoció en el hospital.— ¿Por qué siempre eres así? Arruinas la diversión. — se quejó una muy rubia Tiara.— ¿Por qué soy así? Mejor dime ¿Por qué eres así tu? ¿Po
Observo el plano y los detalles saltan a simple vista, muerdo mi labio tratando de buscar las palabras adecuadas para explicarle a Mariano sus errores y que esto no termine mal.— Cariño. — lo llamo con un leve temblor en mi voz, y trago grueso cuando este gira y clava sus ojos en mí.— Odio cuando me llamas cariño. — refuta al tiempo que con pasos lentos llega a mi lado. — Porque solo me llamas así cuando crees que eres más lista que yo. — un impulso casi dormido en mí me incita a gritarle que no pienso que soy más inteligente que él, lo soy, si ese no fuera el caso, mi querido esposo no me pediría que revise sus planos antes de entregarlos.— Eso no es así… — comienzo a decir al recordar que mi valentía solo me provoca dolor.— Claro que no, tu eres una estúpida, un ser inservible, que para lo único que sirve es para cuidar a los niños, a no, espera, tampoco sirves para eso ¿verdad? — mis ojos pican ante sus dichos, el dolor tan conocido llega a mi pecho, y hago mis ejercicios de re
Mateo:Gracias al cristal que remplaza la pared frontal de mi oficina, puedo ver todo lo que pasa en este sector, aunque no son muchos los empleados que comparten mi piso, a decir verdad, tampoco me interesa lo que ellos hacen, solo una persona es el centro de mi mundo, siempre lo fue, la había perdido, me la habían arrebatado y yo solo lo permití, pero el tiempo y la suerte la puso nuevamente frente a mí y yo me encargué de mantenerla allí, a solo unos metros de distancia.Observó cómo sus labios atrapan la punta de la pluma, y mi pene crece de solo imaginarla haciendo con él lo que hace con esa bendita pluma, como a veces la aleja de sus labios, pero aun así su lengua la sigue tocando, me remuevo en el sillón, y no puedo evitar que un suspiro pesado salga de mí, ¿Cuántas noches la imagine dormida a mi lado? ¿Cuántos años desperdicie buscando a una mujer con su mismo color de cabello, sus mismos ojos? ¿y para qué? Todo fue inútil, porque ella es única.Mis ojos bajan para apreciar su